La apertura de un tablao flamenco desplazará a los turistas a la Cartuja
La empresa El Palacio Andaluz se traslada desde María Auxiliadora al antiguo pabellón de Cruzcampo en la -Expo para ampliar su negocio
La oferta de ocio y cultura se amplía en la Cartuja con la apertura, prevista antes de un mes, de un tablao flamenco en el que fue el antiguo pabellón de Cruzcampo en la Expo del 92. El edificio ha sido propiedad de Heineken hasta finales del año pasado, cuando se firmó la escritura de compra por parte de la empresa sevillana El Palacio Andaluz, que ya gestiona un local similar para espectáculos con música y baile en directo en la Ronda histórica, en concreto, en María Auxiliadora, desde hace 27 años. La operación se cifró en dos millones de euros.
El traslado permitirá a Salvador Carrasco, director general de la empresa, ampliar su negocio, pues el teatro que se está montando dentro del pabellón, que no tiene protección y admite la reforma, tendrá un aforo para 800 personas, algo superior al actual. Por el Palacio Andaluz hay algunos días de lleno total durantela temporada más alta. El tablao tiene capacidad para mil personas en los dos pases que se organizan cada día.
La apertura, prevista para finales de este trimestre, acercará al turismo a la isla, un territorio que habitualmente queda fuera de las rutas y diversifica una oferta que, originariamente, se pensó para el mundo de la ciencia y la tecnología. La situación del negocio es privilegiada porque conecta con rapidez y comodidad con el centro de Sevilla, a través del puente de la Barqueta, y facilita los accesos pues en esta zona no existen los problemas de carga y descarga de autobuses que desde hace ya algunos años se registran en la Ronda Histórica.
Un espectáculo de calidad con lleno diario
Cualquiera que pase una tarde por la ronda histórica y vea la oleada de turistas que entran a partir de las 19:00 en El Palacio Andaluz pensará que se trata de un show para güiris con la calidad justa. No es así. El espectáculo tiene un nivel más que aceptable, igual que el resto de servicios, y permite al visitante hacer un recorrido por los distintos palos del flamenco, incluendo pinceladas de ballet clásico español y la ópera Carmen de Bizet. Pocos evitan salir de la sala con entusiasmo, contagiados del compás de la veintena de artistas flamencos que participan en un número que se prolonga durante hora y media. Las entradas oscilan entre los 40 y 80 euros, precios publicados en su web, pues se ofrece la posibilidad de cenar (tapas o a la carta) o simplemente tomar una consumición. No obstante, los precios son una estimación, pues se negocian con los touroperadores. La venta en taquilla es testimonial. El elenco cuenta con bailaores reconocidos como Emilio Ramírez ‘El Duende’, director artístico, Antonio Vázquez o primeras bailaoras como María Damaro, entre otros. Como cantaores figuran, entre otros, José Luis Vega ‘Maera’ o Farina. La actuación fue elegida por Televisión Española para la promocionar el flamenco.
En el antiguo pabellón los trabajos de adecuación avanzan a gran ritmo. El rótulo que anuncia la naturaleza del negocio ya está instalado: La Catedral del flamenco. “Tenemos que exportar al mundo entero que el flamenco es de Sevilla, no de Madrid o Barcelona”, comenta Salvador Carrasco, convencido de que su negocio contribuye a vender la marca Sevilla y lamentando la ventaja y competencia que en este terreno llevan otras grandes capitales.
El auge del turismo ha animado a este empresario, que también gestiona los cruceros del río desde hace 38 años, a ampliar el tablao donde el 100% de los clientes son visitantes, la mayoría extranjeros, aunque también turistas nacionales de Madrid y Cataluña, Valencia o el País Vasco.La temporada más baja es la que se iniciará ahora, entre noviembre y febrero, aunque en enero ya experimentan un repunte por la llegada de muchos asiáticos que hacen coincidir sus viajes con la nuevo Año chino.
El edificio que se está reformando cuanta con un total de 5.400 metros cuadrados divididos en varios espacios. El mayor es el que ocupa el teatro, con palcos para situar las mesas para los comensales y que permite observar desde cualquier punto los pies de los bailaores, gran foco de atención del espectáculo. Pero también hoy otros dos niveles que serán ocupados con otras actividades. El empresario negocia la apertura de una tienda-museo y un restaurante y se reserva un gran espacio diáfano para la celebración de eventos privados, una zona conectada también con el teatro.
También hay otros rincones: uno expositivo, donde se recrea una caseta de feria y un museo con trajes, instrumentos y todo tipo de abalorios, y otro para impartir pequeñas clases para los turistas que quieran profundizar un poco más en este arte. El museo incluye también una pequeña zona reuniones vip con espacio para unos 30 comensales y un rincón para dar durante el evento pinceladas flamencas al toque o al cante.
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