La alerta antiterrorista obligará a revisar la seguridad en el Alcázar
Patrimonio
No hay controles a los vehículos de proveedores, que a veces circulan por el interior con el monumento abierto al público
Sólo hay escáneres y tornos en la Puerta del León
La alerta antiterrorista obligará al Ayuntamiento de Sevilla a revisar los protocolos de seguridad del Real Alcázar. Este monumento ha sido uno de los primeros en el que se han tomado algunas medidas para proteger la cola de turistas con macetones para evitar el paso de vehículos, y tratando de reducirla al máximo ampliando el aforo y potenciando la venta de entradas por internet. El año pasado, además, se firmó un nuevo contrato de videovigilancia en el recinto, que costó más de dos millones de euros.
Sin embargo, existen importantes carencias de seguridad que han de ser revisadas y subsanadas a corto plazo. Sólo hay tornos y escáneres en la Puerta del León, la más importante y por la que entran los visitantes al monumento, pero no la única. En el resto de puertas no hay estas medidas de seguridad. Son varias. Una de ellas es la de la Alcoba, por la que entran las visitas de los colegios, que suponen miles de personas al mes.
Otra es la del Patio de Banderas, que es el acceso para las visitas oficiales y protocolarias, para los invitados a los eventos que se celebran en el Alcázar fuera del horario de visitas, y también para la plantilla del Patronato, así como para los investigadores acreditados. Los invitados han de acceder con una acreditación y teóricamente presentando su documentación, pero no hay ningún escáner ni se pasa ninguna otra medida de seguridad. Además, estas visitas suelen realizarse cuando el monumento está cerrado al público y, por tanto, hay una drástica reducción del personal de vigilancia.
La mayoría de los proveedores de productos y materiales entran al recinto por otra puerta. Generalmente lo hacen con camiones y furgonetas en las que transportan gasolina, albero y productos químicos como abonos y herbicidas. Para estos vehículos no hay controles de seguridad de ningún tipo ni nadie revisa el interior de los mismos. Tampoco hay un horario establecido para esta entrada de material, por lo que a veces se pueden ver camiones circulando por el interior de la ciudadela con cientos de personas visitando el monumento.
En el Alcázar trabajan en torno a una veintena de vigilantes de seguridad de una empresa privada, pero no hay un director de seguridad que coordine todas las actividades relacionadas con esta materia. Es el único de los tres monumentos de Sevilla considerados Patrimonio de la Humanidad que no tiene director de Seguridad. Cuando el Alcázar cierra sus puertas al público hay una merma importante del personal encargado de la vigilancia.
Tras los atentados de Barcelona y Cambrils, una de las medidas que se han tomado para evitar la aglomeración de turistas en la Puerta del León es ampliar el aforo del monumento de 750 a 1.000 personas. Ahora bien, no hay un sistema de conteo para el control real de personas en el interior del recinto. Los vigilantes suelen calcular a ojo hasta que consideran que se ha llegado al tope y avisan al personal de la puerta para que corte el acceso durante unos minutos, hasta que vayan saliendo visitantes.
Tampoco ayuda demasiado el hecho de que cada día se realicen más eventos en el interior del Alcázar en horario público de visitas. Esto supone, por un lado, el cierre de salas a los visitantes, pero también conlleva el montaje de escenarios, conexiones eléctricas y circulación de vehículos, con cientos de personas visitando el monumento, que recibe más de 7.000 visitas diarias y por el que anualmente pasan más de un millón y medio de personas.
El Ayuntamiento ha intentado solucionar alguno de estos problemas reformando la entrada por la Puerta del León, pero se ha visto obligado a paralizar la obra tras el informe negativo de Icomos, el órgano asesor de la Unesco. Esta entidad considera que la intervención municipal resulta "incompatible" con la declaración del monumento como Patrimonio de la Humanidad, y además supone un empeoramiento de las condiciones de espera para los visitantes.
Fuentes municipales admitieron que, ante la nueva situación actual de amenaza terrorista, el Ayuntamiento debe revisar los protocolos de seguridad en el Real Alcázar, aunque negaron que el monumento no esté protegido. La última revisión del plan de autoprotección, según el Consistorio, fue el 24 de abril, y al día siguiente se realizó un simulacro. La semana anterior, el 18 de abril, los trabajadores hicieron cursos de formación.
No hay dispositivo sanitario para las asistencias
En el Alcázar no hay ningún tipo de personal sanitario ni dispositivo médico. Cuando se han llamado a las ambulancias, éstas suelen tardar una media hora por la dificultad que tienen estos vehículos para llegar y acceder al recinto. Es habitual que haya resbalones y caídas, sobre todo en invierno o los días de lluvia, cuando se forman charcos en el albero o se cae alguna rama por efecto del viento. En verano el problema es por el calor, ya que los turistas tienen que hacer cola al sol, si bien con la nueva disposición con macetones, la cola está pegada a la muralla y tiene más sombra. En cualquier caso, se registran con cierta asiduidad casos de golpes de calor, sin que haya nadie en el recinto para prestar asistencia.
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