Dos años del crimen de Palomares: "La ausencia parece cada día más grande"
María del Carmen Jiménez, la madre de la víctima, lamenta que el caso contra el mayor de edad siga estancado y sin fecha de juicio
Critica el doble enjuiciamiento, que supondrá para la familia y amigos tener que revivir de nuevo el asesinato
Los veinte años que no cumplió Jesús, asesinado en Palomares la noche de Halloween
María del Carmen Jiménez Cifuentes, Mamen, recibe a este periódico en su casa de Palomares del Río, de la que apenas sale y en cuya puerta asesinaron a su hijo mayor, Jesús Rosado Jiménez, con 18 años recién cumplidos, la madrugada del 1 de noviembre de 2022. Este viernes se cumplen dos años de uno de los crímenes más brutales y sin sentido de la historia negra sevillana. Jesús fue abordado aquella noche de Halloween por al menos cinco personas, cuatro de ellas menores y un joven que ya había alcanzado la mayoría de edad. Recibió dos puñaladas, una de las cuales resultó mortal de necesidad al atravesarle el corazón, y numerosos golpes asestados con una barra de hierro. Uno de los menores ha sido ya condenado a nueve años de cárcel por el asesinato. Queda el juicio al mayor de edad, para el que todavía no hay ni fecha señalada. La espera acrecienta el dolor de la familia.
"Yo estoy igual que el primer día. Realmente parece mentira que hayan pasado dos años. No soy consciente de ese paso del tiempo y cada vez tengo menos energía. Al haber un proceso abierto a nivel judicial, afronto peor la ausencia de Jesús, porque constantemente tengo que seguir luchando para que se le haga esa Justicia de la que hemos hablado tantas veces durante este tiempo. Esa lucha resta mucha energía, pero hay que seguir sacándola. Llegada esta fecha, una está un poco más débil, impotente, frustrada... Veo que no responden muy bien las expectativas a nivel judicial. La ausencia parece cada día más grande, no aminora", explica, y rompe a llorar. "Me emociono con muy poco", se disculpa.
El juzgado de Coria del Río mantiene abierto el caso sin que haya novedades destacables desde hace mucho tiempo. Hay un estancamiento en esta Justicia a dos velocidades que parece que les ha tocado sufrir. Por un lado, un menor ya condenado y con la sentencia confirmada por la Audiencia Provincia. Por otro, un imputado que tenía 18 años en el momento de los hechos que aún no se sabe cuándo se sentará en el banquillo de los acusados ante un jurado popular. A los dos se les considera coautores del crimen. Entre un juicio y otro pasarán, con casi toda seguridad, casi dos años. Como sucedió con el caso de Marta del Castillo, el asesinato de Jesús Rosado Jiménez tendrá también dos juicios, uno en la jurisdicción de menores y otro en la ordinaria de mayores. La madre de la víctima espera que, a diferencia del de la adolescente asesinada en 2009, no haya dos sentencias diferentes, con dos relatos de los hechos no sólo distintos sino en ocasiones contradictorios.
"La instrucción está abierta, el caso está pendiente de que se forme un jurado popular. Esto me crea mucha intranquilidad. Estamos solicitando pruebas, presentando recursos... pero no hay respuesta por parte del juzgado de Coria. No sabemos si es porque tiene muchos expedientes acumulados. Una nueva juez ha entrado en el juzgado este verano, ya van cinco jueces en estos dos años. No tenemos fecha de juicio y esto nos genera inquietud", apunta María del Carmen.
Por ahora, el caso contra el mayor de edad, apodado el Kirro, es el único que está planteado, pero la familia pretende luego tratar de imputar de alguna forma a los otros tres individuos, que a día de hoy sólo son testigos de los hechos. "Según mis abogadas, hay que ver cómo va a desarrollarse el juicio del mayor. La Audiencia Provincial se pronunció ante el recurso de la sentencia del menor y lo dijo bien claro: 'tan culpable es el activo como el pasivo'. Sabemos que son cinco porque cinco son los que se ven en la cámara y ellos mismos han admitido que estaban allí. La mayoría numérica hace mella en ese tipo de asesinato, con esa violencia. No es lo mismo dos personas que cinco, aunque no intervinieran físicamente las cinco. Hay una intervención pasiva, una falta del deber de socorro, una premeditación porque todos sabían a lo que iban".
Se refiere la madre de Jesús a la intimidación que lograron ejercer cinco personas contra su hijo solo, al que habían seguido antes durante un trayecto de unos diez minutos. Si le hubieran atacado dos personas se habrían incrementado las posibilidades de defensa de la víctima, un joven deportista que practicaba remo y estaba en buena forma física. Podría haber huido o haber llegado a su casa antes de que lo apuñalaran. Sin embargo, habiendo un grupo de cinco rodeándole, sólo con cortarle el paso ya ejercieron una acción decisiva para abortar la huida. Por mucho que sólo dos participaran en la agresión a puñaladas y con la barra de hierro, el papel de los otros tres debería investigarse de alguna forma, aunque sólo fuera como presuntos autores de un delito de omisión del deber de socorro, pues se marcharon dejando a la víctima agonizando en la puerta de su casa.
Recuerda además María del Carmen que casi todos estos menores tenían antecedentes. "Uno de ellos era el dueño de las armas, a otro le habían incautado un cuchillo a las dos de la mañana en Coria". El asesinato de Jesús fue una hora y media después, a las tres y media de la mañana. "Tengo que seguir luchando porque de alguna manera se les pueda imputar a los cinco, a los dos principales como coautores y a los otros tres como colaboradores necesarios", insiste. "Eran menores en el umbral de la mayoría de edad. Igual que mi hijo acababa de cumplir los 18 años un mes y medio antes, el 12 de septiembre. Hay unos límites legales, pero no hablamos de menores de 14 años, sino de personas que son plenamente conscientes de sus actos y las consecuencias de los mismos. No pueden estar como si esa noche no hubiera sucedido nada. En esa lucha estamos. Primero vendrá el juicio del mayor, pero queremos seguir luchando para que todos y cada uno de ellos tengan sus consecuencias legales".
La madre de la víctima también tiene palabras críticas contra el doble enjuiciamiento del caso. "Nos perjudica, sobre todo a mi hijo, que tiene que volver a testificar. También a sus amigos o a las personas que auxiliaron a Jesús. Vamos a tener que revivir, porque eso es revivir de nuevo todo lo que sucedió aquella madrugada del 1 de noviembre de 2022. No son palabras, son sentimientos e imágenes. Yo respondo por mí, pero estoy preocupada por el resto. Son chicos jóvenes que intentan rehacer su vida de cierta manera y van a volver a tener que pasar otra vez por eso. Pero, claro, en mis manos no está el poderlo evitar".
En su opinión, este doble enjuiciamiento debería plantearse de otra forma, "que no tengamos que pasar por este doble proceso cuando es tan evidente lo que ha sucedido y cómo ha sucedido". "Van a pasar más de dos años entre un juicio y otro. Y no se sabe muy bien cómo va a quedar todo y eso me crea mucha inquietud. Confío en la Justicia, pero cuando hablamos de procesos de adultos no puedo evitar no tener esa inquietud". Del juicio espera que el acusado no quede impune, pues "hay muchas pruebas que indican que su participación fue activa". "Fue coautor de un delito de asesinato con alevosía y premeditación, con tentativa de robo también, porque aunque no le llegaron a robar nada argumentan eso".
Uno de los que tendrá que declarar otra vez es su hijo Ángel, que se había encontrado pocos minutos antes con Jesús y los dos se habían cruzado con la pandilla que luego agredió a este último. Jesús fue a buscar a su hermano a un parque de Palomares porque no llevaba las llaves de su casa y no quería despertar a su madre. Había estado en Sevilla, donde tenía previsto ir a una fiesta de Halloween que se había suspendido tras no superar una inspección de la Policía Local. Se quedó en la capital y regresó en el último metro. Se bajó en la parada final, en Ciudad Expo, desde donde volvió a Palomares caminando por la carretera. Una vez allí, quedó con su hermano para coger las llaves de éste. Tras el encuentro, regresó solo a su casa. En el camino fue perseguido por la pandilla hasta la puerta de su vivienda, en la calle Federico Moreno Torroba, en la urbanización La Mampela. Fue apuñalado y golpeado salvajemente en apenas tres minutos. La madre se despertó al oír una moto de dos chicos que se encontraron con su hijo moribundo tirado en la calle. Poco después llegó el hermano, entonces menor de edad, y se encontró con la terrible escena.
"En la declaración del juicio del menor, mi hijo se quedó como cuando te quitan una losa de encima. Salió aliviado. Porque eso genera mucha angustia. Pero el día a día es muy duro. Hay muchas cosas, situaciones y personas que le hacen recordar lo que le sucedió a su hermano. Se encuentra en la facultad con amigos comunes... Va haciendo sus cosas poco a poco. Igual que el pequeño, que tiene 14 años, hace fotos o habla con los amigos y recuerda mucho a Jesús y lo tiene muy presente. Estaban los tres muy unidos, siempre lo estarán aunque ya no en forma presencial por parte de Jesús. Y yo intento estar lo mejor posible por ellos, pero, claro, una no es la misma. No puedo", explica.
Agradece que el Ayuntamiento de Palomares haya suspendido por segundo año consecutivo las fiestas oficiales de Halloween en la localidad, en señal de respeto por la familia del joven asesinado. "Este pueblo tiene gente muy buena. Muy buenos vecinos. Todos nos han arropado desde un principio. Y la parte institucional, que es el Ayuntamiento, empezando por el alcalde y siguiendo por todas las personas que forman parte de él, siempre ha sido muy solidaria. En cualquier cosa nos muestran apoyo y respeto. Las primeras Navidades, que llegaron al mes y poco del asesinato, hicieron un cartel para la Cabalgata de los Reyes Magos y organizaron un concurso. La persona que lo ganó puso un sombrero de mosquetero junto a los tres Reyes Magos y a los pies del pesebre. Y era porque yo siempre hablaba de mis tres mosqueteros. Me dieron el póster de recuerdo. Cuando se ha publicado un bando institucional para no celebrar este día, todos los vecinos lo han apoyado. Para mí supone un pequeño reconfortamiento".
A Jesús lo recuerda siempre con una sonrisa. "Siempre que pienso en mi hijo pienso en una sonrisa. En una luz que brilla mucho, en la música, que le gustaba mucho, en abrazos y en besos... Pienso sobre todo en su apoyo. porque era una persona que apoyaba mucho a sus amigos y a su familia. Era muy cercano. Tenía un brillo en la mirada, que dejaba huella por donde iba. En eso pienso todos los días".
Además de su proceso judicial, otra lucha en la que está inmersa la familia de Jesús Rosado Jiménez es la del cambio de la Ley del Menor. Para ello tienen una cuenta en Instagram (@justicia_para_jesus), desde la que se pueden recoger firmas para solicitar una reforma de esta ley. "Sé que es muy difícil. El otro día hablaba con una amiga sobre la posibilidad de hacer una manifestación cuando se aproxime el juicio. Y nos preguntábamos quiénes iban a ir. Pues los mismos que han venido siempre. O menos. Hasta que no le toca a uno de cerca, la gente no reacciona. Quizás a través de las redes sociales se puede conseguir más. Sé que es muy difícil, pero nada es imposible. Otras cosas se han modificado por iniciativa popular".
María del Carmen quiere que el asesinato de su hijo se conozca, no sólo en Sevilla sino en el resto de España. Hace unos días recibió una carta anónima de una señora de Madrid, que había leído una entrevista que había publicado un periódico de tirada nacional. "No sabía lo que le habían hecho a Jesús, y la mujer me mostró su apoyo y su cariño. Eso es lo que yo pretendo. Que se sepa, que se conozca lo suficiente para que cuando llegue el juicio con jurado sepan quién es Jesús, qué le han hecho y cómo se le han hecho, cómo le han robado la vida".
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