Tres años de cárcel y una condena de por vida

"Piqué se hace un Farruquito". Así titulaba un medio nacional una noticia sobre un problema de tráfico que ha tenido el jugador del Barcelona. Es una prueba más de que el artista sevillano aún está en la mente de la sociedad española. Juan Manuel Fernández, más conocido como Farruquito, fue condenado un 5 de septiembre de 2006 a tres años de cárcel y a una multa de 73.000 euros por homicidio imprudente contra la seguridad del tráfico, omisión de socorro e inducción a simular un delito. El bailaor, que conducía un BMW 530D sin permiso de conducir ni seguro, atropelló el 30 de septiembre de 2003 a Benjamín Olalla y entró en la cárcel el 16 de enero de 2007. Esos años que pasaron entre el accidente y el ingreso en prisión destruyeron parece que para siempre su imagen pública. En 2005 contrajo matrimonio en una multitudinaria boda con Rosario Alcántara.

Desde esos años hasta hoy la figura del artista flamenco ha sido criticada y motivo de bromas relacionadas con la seguridad vial o la imprudencia al volante. Farruquito cumplió dos años en la cárcel y pasó en libertad condicional el tercero, quedando en paz con la justicia el 12 de enero de 2010. A pesar del cumplimiento de la condena, parte de la sociedad española aún muestra su rechazo hacia él. Un fenómeno decreciente pero todavía presente. El trágico suceso se produjo cuando Farruquito estaba en el mejor momento de su carrera artística, la cual se vio interrumpida y afectada por este caso. Japón, uno de los destinos más atractivos para los artistas flamencos, aún mantiene su prohibición al bailaor por su "error", como él ha manifestado en numerosas ocasiones.

Farruquito, que volvió a los escenarios en 2008 y estará presente en la Bienal, se ha pronunciado en contadas ocasiones sobre este asunto. Concedió una íntima entrevista al periodista Jesús Quintero donde explicó cómo vivió aquellos meses antes de entrar en prisión. En aquella charla opinó que le perjudicó "ser joven, famoso y gitano" y que se sentía "culpable de no haber afrontado las cosas desde el principio". También criticó que "los medios de comunicación son los que más han condenado". Aunque finalizó la entrevista con una reflexión que dista mucho de la imagen que tiene una parte importante de la opinión pública: "la peor condena es la de uno mismo".