Amparo Díaz Ramos: “La violencia de género ha evolucionado a ciberviolencia"
La Ley Orgánica Integral contra la violencia de género cumple 20 años con luces y sombras
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La Ley Orgánica Integral contra la violencia de género cumple 20 años con luces y sombras
Amparo Díaz Ramos es una de las abogadas más activas en la lucha contra la violencia de género. Entre los reconocimientos recibidos están elpremio Meridiana y la Medalla de la Ciudad.
–La Ley Integral 1/2004 de violencia de género cumple 20 años.
–La ley tenía una vocación transformadora de la sociedad, haciéndola igualitaria a partir de cambiar el propio sistema e intervenir en la prevención, protección de las víctimas y en la persecución del crimen. Al final, ni esa ley ni otras dieron una definición descriptiva de la violencia psicológica, que también existe. Ha dependido del desarrollo que ha ido haciendo la jurisprudencia, pero los juzgados que intervienen en primer momento no tienen por qué aplicar la doctrina del Supremo. Además con el colapso de los tribunales, el de los servicios y el avance del negacionismo de la violencia, ha habido un retroceso a la hora de visualizar la violencia de género psicológica.
–La violencia física es fácil de detectar, ¿y la psicológica?
–Se ejerce utilizando mensajes atemorizantes, ofensivos, pero también con conductas más sutiles como estrategias para aislar o promover el aislamiento de la víctima, separarla de su familia, y amistades o controlando su forma de vestir.Son tácticas sutiles.Al sistema judicial le cuesta mucho ver lo que no sea físico. Es fundamental que en las denuncias se recoja de manera detallada no solo la situación de violencia a lo largo del tiempo, sino también el impacto que ha tenido en las víctimas, la mujer los hijos y las hijas e incluso en su entorno más extendido, para que se pueda valorar la gravedad y llegar a penas e indemnizaciones acordes a lo que ha padecido la víctima.
–¿Ha cambiado la sensibilidad de los tribunales hacia los temas de violencia contra las mujeres desde la Ley Integral?
–La norma fijó tribunales y servicios forenses especializados y aumentó las competencias de los servicios de atención a las víctima pero en la práctica, están infradotados y la especialización profunda no está garantizada. Tampoco en los turnos de oficio de los Colegios de abogadas y abogados. La formación recibida es anecdótica comparado con lo que se necesita. Apenas se habla sobre el impacto psicológico en la víctima, en la memoria, sobre las necesidades de los menores. Nos encontramos con tribunales que consideran que circunstancias señaladas por la herramienta Valórame de la Junta de Andalucíacomo indicadores de negligencia o maltrato hacia los menores son normales y no les dan importancia.
–¿Se utilizan los hijos como arma para el maltrato psicológico?
–Pensamos en violencia vicaria como el asesinato de los hijos e hijas, pero hay muchísimo más. También existe a través de la falta de cuidado de los hijos y de las hijas. No dejarla hablar con ellos cuando están con el otro progenitor, no dejar que hable con ellos o romper las normas que han existido hasta la separación con los menores, son otras formas de maltrato a las mujeres. También se utilizan mucho los dispositivos electrónicos , tanto porque se controla a las madres a través los controles parentales, como porque interrogan a los hijos a través del whatsapp para conseguir información sobre dónde está la mujer, qué lo que está haciendo. Incluso he tenido casos en los que se dirige a los hijos para que se confronten y peleen con la madre cuando la madre les intenta poner límites. El problema es que los tribunales que están colapsados. Algunos comprenden que los hijos no pueden estar en esta situación y otros sin embargo, le dicen a la madre es que se olviden de cómo están los hijos mientras están con el padre, que suponen una dejación de obligaciones tanto de la madre como del Tribunal. Cuando el sistema está colapsado, es muy difícil que se profundice y se tiende o a quitarle importancia y decir que no se quejen de cómo están los menores con el otro progenitor o a decir que los dos instrumentalizan a los menores.
–¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a la violencia de género?
–En la actualidad la violencia de género, ha evolucionado mayoritariamente a ciber violencia de género. Desde que entramos en la mensajería instantánea y las redes sociales, ha habido un retroceso enorme en relación a la igualdad. Internet está difundiendo la cosificación extrema de la mujer y de las niñas. Se ha incorporado en el proceso de socialización de las niñas el convertirse en un objeto sexual de los niños y de los hombres adultos. Está totalmente interiorizado. El porno no solo llega a los menores a través de las páginas de contenido para adultas, sino de las redes sociales de los propios menores. Una herramienta que presenta una sexualidad miserable donde la otra persona no tiene ningún valor como ser humano. Las niñas y las mujeres están absolutamente cosificadas de una manera extrema y eso es lo que se está difundiendo. Esa es la educación sexual que están recibiendo los niños y las niñas. Tenemos en la actualidad agresores sexuales de 11 años y niñas de 9, 10 y 11 años víctimas de violencia sexual de niños próximos a su edad es entre menores y además están grabando.
–La Fiscalía ha advertido del aumento de agresiones sexuales entre menores.
–Por un lado hay situaciones en las que se presiona a las niñas diciéndoles que no son capaces o les tienen miedo a sus padres y a tus madres. Intentan convencerlas de que tener relaciones sexuales que todavía no están preparadas ni desean tener relaciones sexuales completas y se están grabando y en ocasiones, se están difundiendo es parte del proceso ordinario de empoderarse . Otras veces no es que haya presión es que hay directamente una agresión sexual utilizando violencia, entonces la situación es verdaderamente muy grave.Con niños agresores menores de 14 años nos encontramos con que no se puede aplicar la ley de responsabilidad penal del menor. El sistema no estápreparado para intervenir.El tratamiento que se les recomientda depende de que el agresor esté de acuerdo en recibirlo y sus padres también.Hay que plantearse que, a lo mejor, ese menor está en una situación de riesgo, porque su padre y su madre no pueden intervenir eficazmente respecto de él. En la práctica nos encontramos con muchas víctimas que están abandonando su entorno, mientras que ellos se mantienen igual. La segunda victimización es enorme y durísima. Ellas pueden tener una crisis de reputación a través de internet y hay que planificar acciones para compensar esa crisis y el riesgo de suicidios.
–¿Qué características tiene esa ciberviolencia de género?
–El cibercrimen ha supuesto una evolución de todos los delitos, pero en el caso de los sexuales es una herramienta especialmente útil para los delitos machistas contra las mujeres y tiene unas consecuencias y un gran impacto. Si una mujer es estafada por el método de la estafa romántica, además de la merma económica tiene un alto riesgo de que sufra una crisis de reputación porque hay una cultura machista que va a facilitar los ataques en cascada contra ella. Esto no sucede con otros delitos.
–Como ha pasado con las mujeres que denunciaron a Errejón en redes sociales.
–Creo que es muy importante que cualquier mujer que considere que ha sufrido un delito acude a los servicios especializados y también si esta es una situación de riesgo o si está lo suficientemente fuerte que presente una denuncia.Desvelar estos temas a través de las redes sociales, puede suponer el riesgo de que las víctimas reciban ataques. Es importante que piensen que hay otros canales que están quizás más acordes y preparados para este tipo de denuncias.
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