La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia que conduce a la primavera morena en Sevilla
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, dice ahora no arrepentirse en absoluto de la decisión tomada al suprimir los veladores en el entorno de la procesión Magna y de los diferentes traslados y regresos de las hermandades participantes a sus respectivos templos. Aunque ayer, 9 de diciembre, en declaraciones a la Ser aseguró que hubiera tomado otras medidas con respecto a la hostelería si hubiera conocido las cifras reales de asistentes a la procesión.
José Luis Sanz ha insistido en que las decisiones se toman "en base a las previsiones que hay en ese momento". En concreto, el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, explicó en rueda de prensa días antes del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que en una superficie similar al Real de la Feria estimaban que se concentrarían un millón de personas. Una cantidad equivalente a tres Domingos de Ramos sin lluvia.
Sanz ha insistido en que las medidas restrictivas para los hosteleros fue una decisión personal. "Yo fui el que tomó la decisión con las previsiones que había encima de la mesa. Después se vio que no se cumplieron. La decisión habría sido otra, pero las decisiones se toman en base a una serie de previsiones" y ha matizado sus declaraciones anteriores: "No me arrepiento en absoluto de esa decisión».
El millón de personas esperado por las autoridades procedían de la Policía Nacional, y también de la Policía Local, "no hay que echarle la culpa a nadie" y fue esa cifra la que se barajó en el Cecop:"Estamos hablando de un acto que no tenía precedentes en la ciudad de Sevilla, no de organizar un Domingo de Ramos. Es un acontecimiento que no había ocurrido nunca en la ciudad. Era una fecha complicada, en un puente complicado, que es cuando la ciudad recibe más visitantes", aseguró el alcalde.
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