Los Alba y los Cambridge: Seis nombres y un deseo
Moda y tendencias
Lady Aguacatte, la madrina de la futura duquesa de Alba, es una hostelera de éxito
Spiderman, un anhelo confesado de Kate Middleton
Una de mis curiosidades siempre ha sido conocer el significado que guardan los números. El 7 ha sido el de la perfección, de lo completo, de ahí su alta presencia en cuestiones religiosas, como los siete dones del Espíritu Santo. Y el 6 el del amor, la comprensión y la responsabilidad (esto último lo acabo de consultar antes de escribir las presentes líneas en Wikipedia, ya saben, la enciclopedia popular). Ustedes se preguntarán que a qué viene tanto interés por la numerología, pues tiene una sencilla explicación: los seis nombres que recibió el pasado 29 de mayo en las aguas bautismales la que será en un futuro próxima duquesa de Alba y, por tanto, mujer que suceda a la recordada doña Cayetana en ostentar el título nobiliario.
La primogénita de los duques de Huéscar, con nueve meses, se llama –apunten la retahíla– Rosario Matilde Sofía Cayetana Dolores Teresa Fitz-James Stuart Palazuelo. Es decir, tiene suficientes días en el calendario para celebrar sus diversas onomásticas. Será la cuarta duquesa de Alba. La primera fue María Teresa Álvarez de Toledo y Haro, allá por el siglo XVII. Le siguió, una centuria después, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva, mecenas y musa de Goya, una aristócrata de gran (y polémica) personalidad, como lo fue quien en el siglo XX llevó este título: María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, la añorada duquesa de Alba, quien contrajo tres veces matrimonio.
Su último esposo, Alfonso Díez, también estuvo invitado a este bautizo, en el que ejerció de madrina uno de los rostros que se han hecho más populares en la jet set madrileña: Blanca Barrera-Cuadra, más conocida en aquellos confines como Lady Aguacatte.
El motivo de este apodo no es otro que una de las especialidades que han hecho famosa a la empresa de catering de la que está al cargo, hasta el punto de darle nombre: el rollo de aguacate, ese fruto tan de moda pero que a mí, la verdad sea dicha, se me sigue atragantando cada vez que lo incluyen en las recepciones que ahora andan escasas con la pandemia. Pues esta joven se ha convertido en una hostelera de referencia entre lo más granado de Madrid (expresión en peligro de extinción) a cuenta de sus habilidades, no tanto culinarias (llegó a confesar en una entrevista que no sabe cocinar), como de diseño a la hora de presentar los diversos manjares. Con el título de arquitecta de Interiores, se encarga de personalizar las bandejas donde se sirven las más variopintas viandas para saciar el apetito de los invitados a las distintas celebraciones que confían en su servicio. Entre los clientes que han llamado a su empresa para tales eventos se encuentran Astrid Klisans, Sara Carbonero y Carlos Baute.
Pues la afamada emprendedora, que ejerció de madrina por la gran amistad que le une con Sofía Palazuelo, acudió a la celebración con un conjunto que no pasó desapercibido:un dos piezas con escote cuadrado, mangas abullonadas y falda de vuelo de corte midi. Lo más llamativo resultó el tejido, estampado en tonos dorados y verdes, con dibujos de palmeras y, atención, la mascarilla pandémica a juego. Una indumentaria de lo más comentada, junto con la que lució Bárbara Mirján, actual pareja de Cayetano Martínez de Irujo, quien no pudo asistir al estar aún recuperándose de su última intervención quirúrgica.
Mirján optó por un vestido confeccionado con la técnica de mantón de manila (no confundir con el famoso destrozo realreal). Tampoco pasaron desapercibidos los modelos de Tana Rivera y su madre, Eugenia Martínez de Irujo, quien ya debería acuñar el lema: “¡No sin mis plataformas!”. En fin, recurriremos al tópico de que el libro de los gustos está en blanco.
Y es que en esto de las preferencias a la hora de la indumentaria todo está por escribir. Que se lo digan a la duquesa de Cambridge, mi admiradísima Kate, que confesó hace escasos días, en una videoconferencia con los ganadores de un concurso benéfico, que le gustaría ver a su marido, rey de Inglaterra algún día (bastante lejano por la longevidad de la actual monarca), vestido de Spiderman. Sí, como lo leen, de hombre araña, aunque dudó luego de que su cónyuge, una vez vestido con ese tejido pegado a la piel que deja poco lugar a la imaginación, se mostrara tan ágil “para hacer acrobacias”. Ya pueden ustedes soltar la imaginación y aventurarse a pensar dónde ha podido corroborar esa falta de facultades...
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