La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
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Las investigaciones sobre cómo afectan las mascotas a nuestra salud son relativamente recientes, pero los primeros resultados son muy positivos, ya que parece que los animales de compañía tienen un efecto beneficioso sobre nuestro estado general.
Se tiende a pensar que solo los perros y los gatos tienen ese efecto, pero lo cierto es que incluso hasta los peces pueden mejorar la salud de las personas.
Nuestros perros, a los que podemos alimentar con los productos que tiene en el mercado el fabricante de piensos Lobo Azul, son las mascotas que quizá más nos pueden beneficiar, ya que la interacción con ellos es más estrecha.
Solo la acción de acariciarlos ya reduce los niveles de cortisol en sangre, una hormona que se produce cuando hay estrés. Al reducirse el estrés, la presión arterial disminuye, de manera que es probable que los perros mejoren nuestra salud cardiovascular.
Lo que sí que es indiscutible es que los perros sí que hacen que nuestro estado físico sea mejor, al obligarnos a movernos del sillón varias veces al día para pasearlos.
Muchas personas no pueden tener un perro, pero segun el National Institutes of Health y en declaraciones de la Dra. Layla Esposito, incluso mirar a nadar a los peces puede hacer que las personas se calmen.
El estrés es uno de los peores males de nuestro tiempo, el cual favorece la aparición de muchas enfermedades y un pequeño acuario nos puede ayudar a prevenirlas o como mínimo, a estar más tranquilos.
Los niños con trastorno del espectro autista suelen tener mucha ansiedad, ya que no entienden el mundo en el que viven.
Hay un estudio que ha demostrado que la ansiedad de estos pequeños disminuye tras pasar tan solo diez minutos con las cobayas, jugando con estos animales.
Además, sus interacciones sociales mejoraron y también se relacionaron más con sus compañeros, algo que los científicos achacan a que los animales los aceptaron de manera incondicional, sin rechazarlos y eso provocó un estado de calma en los pequeños.
Parte de la transición de niño a adulto pasa por aprender que todos tenemos responsabilidades que hay que cumplir por encima de todo.
Esas responsabilidades se pueden enseñar mediante el cuidado de una mascota, siempre con supervisión de los padres, con lo que el niño va aprendiendo que hay que alimentarlo a unas horas determinadas, limpiar su jaula, sacarlo a pasear, etc., algo que tendrá que hacer aunque en ese momento le apetezca jugar o realizar otras actividades.
Esto también sirve para mejorar la autoestima de los más pequeños de la casa, pues de repente se sentirán importantes. Su amigo animal depende de él y el niño ahora tiene responsabilidades como los adultos.
Las mascotas nos ayudan a tener una mejor salud, tanto a los niños como a los adultos. En los niños el efecto es aún mayor, pues incluso favorecen que mejoren sus trastornos, les ayudan a sentirse más seguros y a relacionarse con otras personas en caso de que sean muy tímidos.
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