Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
El aeropuerto de Sevilla lleva meses siendo de nuevo el escenario de una nueva batalla de la guerra del taxi en la capital andaluza, ese conflicto endémico que ningún gobierno municipal, sea del color político que sea, es capaz de solucionar. El control de la parada del aeropuerto es clave en este litigio y, por el momento, sigue en manos de un grupo de taxistas que no dudan en utilizar la fuerza y las amenazas contra sus compañeros.
Fuentes del sector han explicado a este periódico que en las últimas semanas han vuelto los sabotajes y ataques a taxistas por el simple hecho de querer trabajar en el aeropuerto de San Pablo, sin pertenecer a la asociación que ostenta el monopolio sobre la parada del aeródromo. Han vuelto las ruedas pinchadas y las amenazas tras un periodo de relativa calma, que coincidió con los años de mayor presión policial y judicial sobre el grupo de taxistas que controla el aeropuerto. La mayoría de las causas contra los taxistas del aeropuerto se han archivado, por uno u otro motivo, y esto parece haber reactivado las tensiones dentro del gremio.
El asunto viene de largo. A pesar de que hay una sentencia del TSJA de hace ya veinte años, el Ayuntamiento de Sevilla nunca ha querido aplicar un turno rotatorio que permita a todos los taxistas de la ciudad rendir en el aeropuerto. La parada de la terminal de llegadas está en manos de un grupo de taxistas, prácticamente todos agrupados en torno a la Asociación Hispalense Solidaridad del Taxi, cuyos dirigentes han estado imputados en diferentes causas en los juzgados. En el año 2017 fueron detenidos una treintena de profesionales por amenazas y coacciones, tanto a sus compañeros como a los trabajadores de empresas de Vehículos de Transporte Concertado (VTC).
Estos taxistas imponen de facto un férreo control sobre los taxistas que pueden prestar servicio en ella. Durante años se han repetido en el aeródromo los lanzamientos de huevos, ataques a la pintura de los vehículos con ácido o decapante o pinchazos de neumáticos para impedir el trabajo de sus compañeros. Hubo un tiempo en que los taxistas tenían muy complicado incluso ir a recoger clientes concertados previamente que venían de un viaje.
La parada del aeropuerto es sin duda la más rentable de todas las que hay en la ciudad, pues está vigente en ella una tarifa única para todos los desplazamientos que vayan desde la terminal hasta cualquier punto del término municipal de Sevilla, independientemente de la distancia que se recorra. A día de hoy, esa tarifa es de 24,98 euros los días laborables y de 27,84 euros las noches, fines de semana y festivos. Los precios subirán el año que viene en torno al 3%.
En los últimos años, el aeropuerto de San Pablo ha experimentado un paulatino crecimiento de viajeros que le ha llevado a alcanzar cifras de récord. El año pasado ya cerró un ejercicio histórico con más de ocho millones de pasajeros y parece que en 2024 se superarán estas estadísticas. El pasado mes de julio fue el mejor de la historia del aeródromo sevillano, tanto en pasajeros como en operaciones, al registrar 760.539 viajeros y 5.963 vuelos. Esto supuso un 12% más de movimientos y usuarios que el año anterior.
Este incremento de la actividad se ha traducido, como no podía ser de otra manera, en un aumento de la demanda de usuarios del taxi. Hay que recordar que al aeropuerto de Sevilla sigue sin poder llegarse en metro o en cercanías, y sólo puede accederse por carretera, bien en transporte privado y dejando el coche en algunos de los aparcamientos del mismo o bien en transporte público, ya sea el autobús de Tussam Especial Aeropuerto (también saboteado por los taxistas en épocas pasadas), en taxi o en VTC.
Cada vez que llegan vuelos o que coinciden varios aviones, suele haber una alta demanda de taxis, que el grupo de taxistas mayoritario en el aeropuerto no es capaz de absorber rápidamente. Sin embargo, tratan de impedir a toda costa que esos viajeros sean trasladados por otros compañeros suyos que no están adscritos a su asociación, o que no forman parte del colectivo que rinde habitualmente en el aeropuerto. Prefieren mantener la cola de pasajeros esperando a que los taxistas del aeropuerto puedan ir a la ciudad y volver antes que ceder esos servicios a otros miembros del sector ajenos a su grupo.
Hay taxistas que han desafiado a este monopolio y se han atrevido a plantar cara a los taxistas del aeropuerto, yendo a prestar servicio a la terminal, aún a riesgo de ser agredidos, amenazados, coaccionados o saboteados. Algunos de estos taxistas han sufrido ya ataques, no sólo en la terminal, sino también en las inmediaciones de su domicilio, donde han descubierto sus vehículos con las ruedas rajadas, según indicaron a este periódico fuentes del sector.
Es en este contexto en el que se enmarca el vídeo que ilustra esta información, grabado el pasado fin de semana en la parada del aeropuerto de San Pablo y que se ha difundido con rapidez entre los distintos grupos de taxistas de Sevilla. La versión que se publica aquí está editada. "¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que pasa aquí?", dice uno de los conductores, mientras se observa de fondo una larga fila de viajeros esperando en la parada. "Con la demanda, aquí reteniendo a la gente", insiste el taxista, al que uno de sus compañeros del aeropuerto le responde que no pasa nada y luego se dirige a él preguntándole qué hace.
"¿Que qué es lo que hago? Ocupad ya de una puta vez", les insta el primero, que insiste ante la negativa de los del aeropuerto. "Allí hay tres taxis ¿por qué no ocupáis?", insiste, en clara referencia a que los clientes están esperando mientras ellos no hacen nada. La tensión entre taxistas va en aumento y uno de los conductores del aeropuerto le afea que estén formando un espectáculo. "De espectáculo nada, aquí hay gente y están los taxis parados", repite el taxista. Se observa una discusión entre varios de los profesionales de los dos bandos.
"Ocuparemos cuando veamos oportuno", dice uno de los del aeropuerto, mientras otro solicita al que graba se vaya, que les pide a su vez que no le hagan "perder más el tiempo". "Si no váis a ocupar, voy a ocupar yo", afirma el taxista. "Inténtalo", le reta otro de los del aeropuerto. Se suceden una serie de discusiones entre taxistas, en la que varios llegan a lamentar los "abusos" de sus compañeros.
El que graba le pide a uno de sus compañeros que no se vaya, con intención de recoger clientes. Finalmente se organiza la fila y el taxista termina subiendo a un viajero. Luego habla con otro de sus compañeros, que le comenta que "le han intentado sacar al cliente del coche y montar a otro". Estas escenas de tensión están siendo cada vez más frecuentes en el aeropuerto, sobre todo durante los fines de semana, aseguran las mismas fuentes, que recalcan que no hay presencia policial en la parada en ningún momento.
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