Un aeropuerto poco conectado

El aeropuerto de Sevilla, con cinco millones de pasajeros, sigue en la lista de las tres grandes capitales españolas con una sola línea de autobús como transporte colectivo para llegar y salir. El taxi es, pues, la única alternativa al autobús. Bilbao y Zaragoza están en idéntica situación. La primera mueve cuatro millones de pasajeros en avión y la segunda 751.000.

A un abismo de Sevilla figuran Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga, los tres aeropuertos mejor conectados con la ciudad, ya que el autobús urbano se combina con alternativas de indudable eficacia: Metro, Cercanías e incluso otras líneas de autobús urbanas e interurbanas. Esta variedad de transportes al aeropuerto tiene que ver con su mayor movimiento anual de pasajeros: 49,6 millones (Madrid), más de 34 millones (Barcelona) y 12,8 millones (Málaga) en 2011. El caso de Valencia es diferente: con casi cinco millones de pasajeros se equipara a las cifras de Sevilla capital y, sin embargo, dispone de Metro al aeropuerto.

En Madrid hay una línea de Metro, trenes de Cercanías y autobuses interurbanos y de largo recorrido para llegar a Barajas, según datos de Aeropuertos Españoles (Aena). El abanico de opciones es amplio para evitar gastar los 5 euros que cuesta el autobús de la línea express al aeropuerto, según datos de la empresa municipal EMT. Recorre una distancia de más de 23 kilómetros desde Atocha, a un precio medio de 0,21 euros por kilómetro.

En Barcelona, hay Cercanías e incluso otras líneas interurbanas. El billete sencillo de autobús con mejor frecuencia de paso (cada cinco minutos y gestionado por el operador Aerobús) cuesta 5,75 euros, a una media de 0,33 euros por kilómetro. El recorrido es de 17 kilómetros desde la Plaza de Cataluña. Aparte del operador Aerobús hay otras siete líneas de autobús urbano -del ente público TMB- que conectan con el aeropuerto, pero con trayectos menos directos.

En Málaga, el Cercanías es el transporte alternativo al autobús y al taxi, aparte de que hay más líneas de autobús. Su coste es mucho más bajo que las anteriores: sólo 2 euros por un recorrido de 12 kilómetros, según la Empresa Municipal de Transporte (EMT) de Málaga. En suma, sale a 0,16 euros por kilómetro.

En Valencia, el aeropuerto de Manises está atendido por Metro y autobús. El segundo (denominado Metrobús) conecta el aeródromo con el centro de la ciudad a un precio muy asequible: 1,40 euros. Es la tarifa más barata de las cuatro capitales mejor conectadas con los aeropuertos. Recorre una distancia de 11,2 kilómetros, lo que supone un precio medio de 0,12 euros por kilómetros.

Alicante tiene varias líneas para ir al aeropuerto, todas ellas de autobús, operadas por Automóvil Alcoyana. Cuesta 2,75 euros y recorre 12 kilómetros, a una media de 0,22 euros por kilómetro.

A partir de enero de 2013, la tarifa de Sevilla subirá un 66%, pasando a costar 4 euros, en lugar de los 2,40 euros actuales. El Ayuntamiento compensará este incremento ampliando el trayecto con nueva parada en la estación de autobuses Plaza de Armas. A pesar de la subida, el autobús sigue siendo la opción más barata frente a a los más de 20 euros (tarifa única) que cuesta el taxi: 21,89 euros de día; 24,41 euros de noche, sábados, domingos y festivos; y 30,50 euros las noches de Semana Santa y Feria.

En Bilbao y Zaragoza la situación es idéntica a Sevilla. En la capital vizcaína el autobús es la única opción para llegar al aeropuerto y hay una sola línea. Su coste es de 1,35 euros, muy ventajoso teniendo en cuenta los 14 kilómetros que recorre, según datos de Bizkaibus, el servicio de transporte público de la Diputación Foral de Vizcaya. Y hay descuentos. La tarifa baja a 1,10 euros con el bono creditrans; a 0,50 euros para jubilados y personas con discapacidad, y hay un 20% de descuento en trasbordo desde otro medio de transporte. El coste por kilómetro es mínimo: 0,09 euros.

En Zaragoza, el autobús es también la única opción, al precio de 1,70 euros por un recorrido de 15 kilómetros hasta la última parada: Paseo María Agustín. El coste medio por kilómetros es, asimismo, imperceptible.