La magna
La acusada del crimen de la heladería asfixió a la víctima tras golpearle en la cabeza
La asesina confesa ratifica su declaración ante la Policía y alega que se defendió de una supuesta agresión sexual, aunque no recuerda muchos detalles. El juez decreta su ingreso en prisión provisional.
El avance de la autopsia revela cómo se produjo la muerte de Manuel Martín Ojeda en la heladería Otoño. Según el estudio forense, la víctima falleció asfixiada por un mecanismo de estrangulamiento después de recibir un fuerte golpe en la cabeza con el palo de una sombrilla. Al término de su declaración, el juez ha acordado el ingreso en prisión provisional sin fianza de María del Carmen Quero Bernal, como presunta autora de una muerte dolosa, tal y como han solicitado la Fiscalía de Sevilla y la acusación particular que ejerce la familia del fallecido.
El juez de Instrucción número 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, ha tomado declaración por espacio de una hora y 20 minutos a la acusada, María del Carmen Quero Bernal, de 44 años, quien según fuentes del caso ha ratificado su declaración en la Policía, en la que ha explicado que discutió con la víctima porque éste supuestamente intentó agredirla asexualmente, si bien ha dicho que a partir de ese instante no recuerda cómo se desarrollaron los hechos y la muerte del hombre.
Según las mismas fuentes, la acusada ha afirmado en muchos momentos de su declaración que no recordaba lo sucedido porque esta “bebida” cuando ocurrieron y, de hecho, cuando al día siguiente se entregó en la Comisaría de Dos Hermanas se hallaba bajo los efectos del alcohol.
En su comparecencia, la acusada ha insistido en que no recuerda bien las cosas por el estado de embriaguez en que se encontraba y ha afirmado incluso que ni recuerda el contenido de la declaración que prestó ante la Policía.
María del Carmen Quero Bernal, de 44 años, llegó a los juzgados de Sevilla acompañada de dos varios agentes del Grupo de Homicidios de la Policía. En su ojo izquierdo se podía apreciar aún un fuerte hematoma, fruto de la posible pelea con la víctima.
La mujer confesó el crimen la tarde del sábado y prestó declaración ayer ante el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. La detenida dijo a los investigadores que la víctima, Manuel Martín Ojeda, de 62 años, intentó agredirla sexualmente y que ella se defendió golpeándolo en la cabeza con una de las sombrillas que había en el negocio para proteger del sol a los clientes.
La acusación particular que ejercen los familiares del fallecido rechazan la versión de que la detenida hubiese actuado en legítima defensa. Tras matar a la víctima, ocultó el cuerpo en un congelador del negocio, aunque por el momento no ha trascendido por qué actuó de esta manera, algo que tampoco recuerda, según la declaración prestada esta mañana ante el juez.
Los hechos ocurrieron sobre las nueve de la noche del viernes en la heladería Otoño, situada en la esquina de la calle del mismo nombre con Los Romeros, en el distrito Macarena. La Policía ha estado estos días reconstruyendo las últimas horas de la víctima y ha tenido conocimiento de que estuvo en un bar del barrio, El Arepazo, propiedad de un amigo del muerto y situado frente a la heladería. De allí salió a otro bar situado en la avenida de San Lázaro, donde coincidió con la mujer que lo mató. El encuentro entre ambos fue captado por una cámara de videovigilancia cuya grabación ya ha sido inspeccionada por la Policía. Ambos salieron del bar sobre las nueve menos cuarto de la noche del viernes.
La heladera se presentó en la sede policial diciendo que había matado a alguien. Iba acompañada por dos personas, una hermana y un hermano, que residen en el municipio nazareno. Se encontraba bastante ebria y algunas fuentes apuntan que llegó incluso a pedir una copa en la Comisaría. Allí dijo que había matado a alguien, pero no era capaz de dar más detalles. La Policía detuvo inmediatamente a la mujer y comprobó la veracidad de su relato.
Una patrulla acudió a la heladería que regenta desde hace aproximadamente dos años y encontró, sobre las siete de la tarde, el cuerpo de Manuel Martín Ojeda en uno de los congeladores del local. El Grupo de Homicidios inició una investigación para esclarecer qué relación unía a asesina y víctima. Aparentemente no había ningún vínculo entre ambos, aunque algunos testigos explicaron que frecuentaban los mismos bares de la zona. Manuel Martín Ojeda, conocido como Manolito en su círculo de amistades, acudía prácticamente a diario a esta zona del distrito Macarena. Era vecino de San Jerónimo, donde había vivido prácticamente toda su vida. Estaba casado y residía con su mujer y cinco hijos, todos ya mayores.
Estaba jubilado de manera anticipada y contaba con una pensión por incapacidad. Fue durante años delegado sindical de UGT en la antigua fábrica ISA (Industrias Subsidiarias de Aviación, S. A.). De hecho, fue uno de los que firmó el expediente de regulación de empleo como representante de los trabajadores, por lo que la Guardia Civil tenía previsto citarlo a declarar como testigo en el marco de la investigación de las presuntas irregularidades de los ERE fraudulentos.
Ahora disfrutaba de esta jubilación anticipada y pasaba largas temporadas con su esposa en una parcela que tenía en un camping en Mazagón, donde vivía en una roulotte. Su familia había denunciado la desaparición la noche del viernes.
Manuel Martín Ojeda recibió ayer sepultura en el cementerio de San Fernando, al que acudieron numerosos ex compañeros suyos de la fábrica y vecinos de San Jerónimo que lo conocían de siempre.
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