Las primeras noticias sobre los baños en el Guadalquivir son de 1727, fecha de un bando del arzobispo de Sevilla que prohibe estas práctica al no verlas con buenos ojos. Por esta época la zona de baños iba desde la Puerta de Triana hasta la Puerta Real. Ya en 1806 se reguló en otras zonas de la Macarena, los Humeros, San Telmo y el barrio de Triana. Había incluso varios buzos que vigilaban la zona para evitar accidentes y horarios establecidos para hombres y mujeres. Según las crónicas del periodista y escritor Nicolás Salas, a principios de siglo los baños públicos comenzaron a perder su carácter por el mayor movimiento del Puerto y la aparición de los barcos de vapor. Pero los trianeros siguieron usando el río para bañarse en Chapina y la escalerilla de la calle Betis. María Trifulca, en la Punta del Verde, empezó a funcionar desde los años 30 y ya en los 50 se convirtió en la “playa prohibida” por los escándalos y polémicas surgidas por su uso, no sólo familiar. En el año 1941, hubo una catástrofe industrial que produjo varios incendios cercanos a la playa; y en los años 60, se inhabilitó la zona finalmente.
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