La Zona Franca de Sevilla plantea nuevas vías de financiación para salvar la crisis
Economía
El tsunami que provocará el coronavirus en las empresas rebajará el año que viene la principal fuente de ingresos de este recinto fiscal portuario
Los delegados se unen para pedir más recursos a las administraciones públicas
La crisis del Covid-19 también se nota en la Zona Franca de Sevilla, aunque el freno que ha supuesto para las empresas situadas dentro de este recinto fiscal del Puerto de Sevilla, un gran motor económico de la ciudad, es menor que en sectores tan castigados como el turismo. No obstante, el foco apunta a los próximos meses, cuando se notarán los efectos de este particular tsunami diferido en la economía.
Según explica el delegado especial del Estado para la Zona Franca, Alfredo Sánchez Monteseirín, el problema está en la fórmula de autofinanciación impuesta a partir del año que viene. Los ingresos para el funcionamiento de este recinto procederán mayoritariamente del impuesto de sociedades que pagan las empresas instaladas, ingresos que se reducen lógicamente cuando las ganancias, los beneficios, son también menores. Y así serán en los próximos ejercicios, según apuntan todas las previsiones, lo que repercutirá en la autofinanciación de la Zona Franca. “Nosotros habíamos planteado la posibilidad, y estaba perfectamente previsto, de no tener que recurrir de manera significativa a la colaboración de las instituciones. Podíamos valernos por nosotros mismos y con poca ayuda, una ayuda muy concreta, podríamos salir adelante, pero la situación se ha torcido”, explica Monteseirín. En estos momentos, la aportación de las distintas administraciones, desde la local, a la autonómica y la central, resultan imprescindibles para el delegado.
En cualquier caso las repercusiones no serán evidentes hasta el próximo año, por la razón de que la Zona Franca se nutrirá de un impuesto que tiene aún que liquidarse y evaluarse. Adelantándose a la jugada, todas las zonas francas españolas, juntas y en coordinación, están trabajando ya para buscar una solución que pasa por un incremento de las aportaciones públicas. De hecho, al margen de la situación actual, Monteseirín considera que estos recursos deberían ser mayores y es optimista porque observa, de entrada, una buena disposición. “Este año necesitamos inversiones en obras y el siguiente será ayuda para el gasto corriente”, explica sin perder la esperanza de compensar en parte el bajón previsto con la puesta en carga de más suelo urbanizado y la instalación de nuevas empresas en un recinto que está en fase de ampliación.
La Zona Franca de Sevilla es una zona franca nueva, como la de Tenerife o las de Gran Canaria y Santander, y no es comparable con otras con una trayectoria casi centenaria. Pero representa una apuesta decidida por el desarrollo económico e industrial. “Frente a cuestiones de carácter inmobiliario que se han adherido a otras zonas francas, nuestra zona franca está totalmente volcada a la promoción económica desde la perspectiva de generación de la economía industrial”, explica el delegado.
La colaboración público-privada es fundamental para que la Zona Franca de Sevilla salga del bache económico del coronavirus. El recinto está en pleno proceso de ampliación en el Polígono Astilleros. Esta semana el consejo de administración de la Autoridad Portuaria dio luz verde al proyecto para vallar el recinto, condición imprescindible para empezar a operar como tal. Se trata de un novedoso sistema que abaratará los costes y que se apoya en la tecnología para reforzar la vigilancia y seguridad ya existente, un cibervallado. Aunque hay empresas que han mostrado interés por instalarse en la Zona Franca, no es el mejor momento para que tomen decisiones que pueden comprometer su futuro.
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