Zoido impulsa su plan para abrir terrazas en las márgenes del río
Tras adjudicar dos quioscos en el Muelle de Nueva York, lo siguiente será permitir la apertura de bares en la pasarela fluvial junto a la calle Betis El PP retoma proyectos que inició Monteseirín
El consejo de gobierno de la Gerencia de Urbanismo aprobará esta semana el procedimiento para otorgar, en régimen de concesión administrativa, la explotación de un espacio situado en la calle Betis que se denomina Muelle Camaronero y desde el que se pueden contemplar los principales monumentos de la ciudad. La intención es instalar quioscos-bares y terrazas de veladores en dicha pasarela fluvial, construida al nivel de la lámina del río y que supone un mirador privilegiado con gran atractivo para el turismo.
Este proyecto estaba contemplado ya en el anterior mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín. De hecho, está el convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Autoridad Portuaria para realizar la pasarela paisajística paralela a la calle Betis donde se instalarán los bares y que está conectada con una parcela que es de titularidad municipal. Las obras se ejecutaron y el reconocimiento final por parte del Puerto se produjo en la primavera del año pasado. El siguiente paso es que la Autoridad Portuaria conceda a Urbanismo la concesión sobre el dominio portuaria en el que se ubica la plataforma. Un trámite que permitirá sacar a concurso en breve la explotación del citado muelle.
Este nuevo espacio de ocio se suma al del Muelle de Nueva York, infraestructura también iniciada en el anterior mandato, donde ya se han adjudicado a una empresa los dos quioscos que darán vida a la otra orilla del Guadalquivir. La intención es que dichos bares estén en funcionamiento para este verano.
El equipo de gobierno de Juan Ignacio Zoido ha dado el impulso necesario para que ambos proyectos, en los dos muelles, sean en breve una realidad y ha asumido la filosofía con la que se diseñaron: convertir el Guadalquivir en una nueva y gran avenida de la ciudad, una calle más. De hecho, en su programa electoral el hoy alcalde prometió convertir el río en un eje turístico y de ocio. Para ello es necesario revalorizar la dársena del Guadalquivir, un objetivo que compartieron todos los grupos políticos en las pasadas elecciones municipales.
El Muelle Camaronero discurre entre el pequeño muelle existente en la calle Betis, junto a la comisaría de Policía, y el espacio libre al sur del Kiosco de las Flores. La pasarela fluvial construida es una superficie con balcones o miradores, al nivel de la calle Betis, y una plataforma visitable y conectada con la anterior mediante rampas, al nivel de la lámina de agua. El resultado de la obra es un mirador de 330 metros cuadrados, un talud ajardinado y una plataforma flotante de 1.500 metros cuadrados.
La explotación de dicho espacio como zona de ocio debe acogerse a la normativa del Plan Especial de Protección de Triana, que se aprobó en 1999. De hecho, la pasarela se encuentra en una zona declarada acústicamente saturada. No obstante, las licencias para restaurantes quedan excluidas de los efectos de esta declaración siempre que garanticen lo siguiente: que el local se ocupe por mesas y sillas y tenga un aforo de una persona por cada 1,5 metros cuadrados; que no haya barras para consumo de los clientes y exista un vestíbulo previo para el acceso a la zona de mesas. La edificabilidad de esta zona no se puede modificar y deberá respetar el carácter histórico de los muelles. Por todo esto, según la normativa, en dicho espacio fluvial se permite el uso de la hostelería y la construcción de instalaciones en régimen de concesión administrativa como quioscos o templetes.
En concreto, Zoido prometió hace dos años limpiar las márgenesdel río, reforestarlas, mejorar su iluminación, crear espacios de ocio, instalaciones deportivas e incluso zonas de solarium con tumbonas y césped. La adjudicación de los quioscos en los muelles es el primer paso dos años después. La idea de rentabilizar este enclave envidiable al máximo, desde el punto de vista turístico, social y económico, no es nueva. La pasarela fluvial proyectada en 2010 no era una actuación aislada, sino que pretendía tener continuidad con otros proyectos en el Muelle de las Delicias, el Paseo de la O, la recuperación del Jardín Americano, el Muelle de Nueva York o la biblioteca de Torneo, en el Paseo Juan Carlos I.
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