"Wert tiene que alejarse de la frivolidad cuando hable de temas de educación"

Antonio Ramírez de Arellano, rector de la US

El nuevo rector de la Hispalense, que llegó apenas hace un mes al cargo, ha sido de los primeros en criticar abiertamente los cambios propuestos por el Gobierno de España en las universidades públicas.

La US acatará la sentencia de "forma inmediata"
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Luis Sánchez-Moliní

23 de abril 2012 - 05:03

-Está claro que las declaraciones en las que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, arremete duramente contra la eficiencia de la universidad pública no le están gustando nada. Tampoco las últimas medidas en este ámbito. ¿Se está convirtiendo en un referente de la oposición a la política universitaria del nuevo Gobierno?

-No me siento identificado con ese papel. Yo quiero huir de los personalismos y me manifiesto en los cauces creados para ello. Las declaraciones del ministro me sorprendieron, particularmente por el tono, que fue agresivo innecesariamente. El lunes se reunió la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y se me pidió un posicionamiento, que discutí con otros colegas del equipo del gobierno. En este posicionamiento criticábamos lo innecesario de la agresividad del ministro. Creo que en el mundo académico hay que cuidar el tono y no es justo que el esfuerzo de varias generaciones se despache en cuatro frases, hay que ser un poco más profundo y darse cuenta de que te estás dirigiendo a un grupo de personas educadas.

-¿Cree que el ministro sigue actuando como un opinador?

-El ministro es una persona válida, que representa a un Gobierno que tiene una amplia mayoría en el Parlamento. Pero tiene que darse cuenta de que hay que alejarse de la frivolidad cuando se está hablando de una cosa que es muy seria, como es la educación. Hay que huir de los titulares y de la confrontación.

-¿Qué le parece la subida de las tasas universitarias?

-No supondrá un incremento de la financiación de las universidades, sino una disminución en el número de alumnos y un encarecimiento de los estudios. La subida de tasas es responsabilidad del Gobierno. Sin embargo, es muy importante aclarar una cosa: las comunidades autónomas siempre han tenido libertad para fijar las tasas. El Gobierno de España tiene potestad de marcar la horquilla en el que se pueden posicionar las autonomías, que suelen hacer dependiendo del PIB de las regiones. Andalucía siempre ha estado en la parte más baja de esta horquilla porque nuestro PIB es bajo. Ahora bien, la subida de tasas no significa un aumento de la financiación de la Universidad. Simplemente, que se reducirá el dinero público que sufraga la Universidad y aumentará el privado.

-¿Y esto es bueno o malo?

-Con esto hay que tener cuidado porque puede cambiar radicalmente la perspectiva de que el acceso a la Universidad esté presidido por la igualdad de oportunidades y la equidad. Creo que es el momento equivocado, porque hay una coyuntura de enorme dificultad para las familias. Muchas personas que no tienen empleo han optado por formarse y hay que posibilitarlo. Los presupuestos de este año han mantenido los fondos para becas, pero no los complementarios para movilidad, residencia, etcétera, por lo que se imposibilita que muchos jóvenes puedan estudiar fuera de su ciudad. También se han reducido los fondos para Erasmus, unas becas que han cambiado nuestro país, tanto por los estudiantes que hemos enviado fuera como por los que vienen a España, que en la Universidad de Sevilla son 2.000 al año. El ir eliminando componentes va generando una bolsa que en el contexto de dificultades que tienen hoy las familias va a crear muchos problemas para poder pagar los estudios superiores. Además, en este país no existe ningún banco que financie carreras universitarias, que te preste dinero en base a tu futuro. Hay que ser muy prudentes, porque estas medidas afectan a medio millón de personas.

-El ministro Wert critica también la poca labor de investigación de algunos profesores, y propone que éstos tengan más carga lectiva.

-Esa crítica no se corresponde con los resultados reales. Hoy no se puede hacer carrera universitaria sin investigar, porque cada paso que das (ayudante, ayudante doctor, colaborador, contratado doctor…) tienes que acreditar que has investigado con calidad. Si nos centramos en la población de profesores que pueden tener sexenios (demostración de una labor de investigación de calidad durante seis años) y que han tenido tiempo para acreditarlos vemos que se cumplen perfectamente los objetivos. Eso no quiere decir que no haya singularidades. Cuando el ministro dice que el que no investigue tiene que dar más clases, está considerando la docencia como un castigo, ¿qué tipo de espíritu universitario es ese?

-¿Y por qué cree usted que no hay ninguna universidad española en el ranking de las 150 más importante del mundo?

-El dato es objetivo. Pero hay que explicar que la primera universidad del mundo sólo tiene 700 estudiantes de grado y las 100 primeras no tienen más de 2.000 o 3.000. Esto se debe a que son universidades que responden a un modelo elitista de educación y de investigación. En nuestro país, la universidad pública adoptó el modelo de universidad generalista, donde es más importante la igualdad de oportunidades que el mérito. En 30 años hemos dado un salto cualitativo brutal y hay que seguir mejorando, pero si se quiere estar en ese ranking hay que dar medios y tiempo.

-¿Dónde está fallando la investigación en la Universidad de Sevilla? ¿En el área de Humanidades?

-No solamente. Hay otras como Ciencias Sociales y Jurídicas. Hay que apostar por ellos, ayudarles en lo que haga falta, darles más recursos, crear redes, buscar referencias internacionales. Es impensable un país occidental medianamente serio en el que no existan unas Humanidades potentes.

-El nuevo Gobierno no considera convenientes las carreras con una demanda menor de 50 estudiantes.

-Más del 95% de nuestras plazas se cubren. Es decir, que toda la Universidad de Sevilla es pertinente. Hay que ver cada carrera en concreto. Por ejemplo, Filología Clásica tiene una matriculación en primero de 40 alumnos, lo que a escala mundial es muchísimo. Yo puedo coger tres filologías con 40 estudiantes de ingreso en primer curso y hacer una carrera de 120 alumnos, y entonces el Ministerio estaría muy contento porque no habría carreras de menos de 50 alumnos.

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