La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Patrimonio
Las Victorias Aladas quizás sean los elementos más invisibles de la Plaza de América. Su elevada altura provoca que pasen desapercibidas para quienes transitan por el Parque de María Luisa. Una distancia que, sin embargo, no impide afirmar que sin ellas sería difícil concebir la fisonomía de dicho enclave. Estas 16 estatuas, realizadas por Lorenzo Collaut Valera, Manuel Delgado Brackembury y Pedro Carbonell están siendo restauradas debido al mal estado de conservación que presentan.
Quienes paseen estos días por la Plaza de América podrán ver la grúa desde la que los profesionales del grupo de restauración Dédalo Bienes Culturales intervienen para dejar en perfecto estado cuatro de las 16 estatuas que Aníbal González diseñó como elementos decorativos del citado enclave. Estas cuatro son las que esculpió el marchenero Collaut Valera y presentan un deteriorado estado debido, principalmente, al material con las que fueron realizadas: la biocalcarenita, cuya porosidad se ha convertido en su principal enemiga.
No es la primera vez que se interviene sobre ellas. Ya en 2014, con el gobierno de Zoido, se tuvo que recurrir a un "tratamiento de urgencia" mediante el cual se procedió a una limpieza superficial y a colocar gasas en aquellas zonas de las esculturas que eran susceptibles de que perdieran el material constitutivo.
En el informe de intervención elaborado por el Ayuntamiento de Sevilla se especifica que la actuación -que cuenta con un presupuesto de 79.000 euros- debe incluir: el estudio de los materiales que componen las esculturas, el análisis "histórico-gráfico" de las cuatro Victorias Aladas, la limpieza mecánica de las mismas, el cosido y sellado de grietas, el pegado de los fragmentos y la reintegración de los volúmenes perdidos.
Las Victorias Aladas se sitúan alternativamente entre los tramos de los ocho bancos corridos que delimitan la Plaza de América, ejemplo del primer regionalismo de Aníbal González, antes de que dotara a este estilo de las características sevillanas de las que presume la Plaza de España. Todas las esculturas están trabajadas con la técnica de los paños mojados y en estilos que oscilan desde el tardomanierismo al neoclasicismo. Se inspiraron en las que se realizaron en Turín para la exposición de 1911.
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