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Vecinos contra la 'turistización'

turismo

Profesores universitarios, afectados y asociaciones vecinales crean una plataforma para pedir más control sobre los alojamientos, bares y comercios

Dos jóvenes turistas en los alrededores de la Catedral. / Juan Carlos Vázquez
Cristina Díaz

01 de mayo 2018 - 02:39

Bajo el acrónimo de Cactus y el lema Sevilla no se vende, estudiantes y profesores universitarios se han unido junto a afectados de la turistización y asociaciones de vecinos como La Revuelta, en el Casco Norte, Triana Norte y la Casa Grande del Pumarejo, para reivindicar a la Administración Pública más control sobre el sector turístico y la redistribución espacial de apartamentos turísticos y hoteles más allá del centro histórico de la ciudad.

"No estamos en contra del turismo, no tenemos turismofobia, ni vamos en contra de los apartamentos turísticos ni de los veladores, somos conscientes de sus beneficios económicos para la ciudad, sólo pedimos un mayor control y que se restrinjan las licencias de apartamentos y bares en los puntos más saturados de la ciudad", explica Jaime Jover, miembro del Colectivo-Asamblea Contra la Turistización de Sevilla (Cactus) y doctor en Geografía por la Universidad de Sevilla.

El germen de este colectivo de reciente creación surge hace un año cuando una joven simpatizante de diferentes plataformas vecinales denunció haberse quedado en la calle después de que el dueño del piso que tenía alquilado no le renovase el contrato. Según Jover, se trataba de una práctica habitual del propietario de esta finca del Casco Norte de la ciudad hasta que el inmueble se quedó vacío. "Hoy el edificio es un complejo de apartamentos turísticos", lamenta el representante de Cactus. Este hecho propició que varios afectados por el actual modelo turístico local comenzaran a reunirse y denunciaran la "despoblación" del centro histórico, que, según el colectivo, se está convirtiendo en un "desierto social". Todo esto desembocó el pasado mes de noviembre en un encuentro de afectados en la Casa del Pumarejo, al que acudieron asociaciones contra la turistización de Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca o San Sebastián.

"No tenemos fobia al turismo. El problema es el modelo actual, que está provocando una importante transformación urbana. En nuestra asociación hay personas expertas y del ámbito universitario, como investigadores, profesores o estudiantes de Turismo o Geografía, entre otras áreas, que saben de lo que hablan y conocen los efectos negativos que el modelo actual puede provocar en las zonas más saturadas", indica Jaime Jover, representante de Cactus, que cuenta con unos 40 miembros activos.

Para este colectivo, la creciente expulsión de residentes, de actividades y comercios tradicionales, la regresión del espacio público en beneficio del negocio turístico o "la precariedad a la que se somete a los empleados en el sector" hacen de aquellos barrios un territorio árido, "cada vez menos amable para ser habitado". Una prueba de ello, según Cactus, es que muchas personas han manifestado haber dejado de pasear por algunas plazas y calles, debido a que están llenas de visitantes. "La masificación turística vacía de contenido social la ciudad y la convierte en una mercancía, un espacio en venta cual parque temático. Queremos que la Administración realice un estudio de verdad sobre este tema y que se tome conciencia del problema. Que se restrinja la concesión de licencias para apartamentos turísticos en el centro y que éstos se distribuyan por otros puntos de la ciudad, como Nervión, por ejemplo, menos masificado por el turismo. También pedimos un mayor control de los veladores en zonas conflictivas del centro donde el acceso es impracticable, como en la Plaza Calderón de la Barca, donde ya es imposible ver a un niño jugar con la pelota, no hay espacio con tantos veladores", concluye Jover.

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