Vecinos contra la 'botellona' en Amate
Los residentes de los bloques de pisos de la barriada Contadores, en Parque Amate, denuncian el ruido a diario de los grupos de personas que se reúnen en el lugar para beber
Una 'macrobotellona' se salda con más de 100 denuncias en una noche en Sevilla
Los vecinos de los bloques de pisos de las inmediaciones de la la plaza de las naves de Parque Amate, en la barriada de Contadores, están desesperados. Aquí no hay días de diario y fines de semana. El "infierno" es continuo. El problema no es nuevo, pero los vecinos aseguran que desde la pandemia se ha recrudecido y aseguran que soportan cada día cómo un grupo de chavales se reúnen en la plaza para beber y poner en práctica lo que popularmente se conoce como botellona.
Tras dos años en los que el ruido y el vandalismo no han hecho más que aumentar, y la "falta de respuesta" por parte de los servicios municipales, los vecinos no descartan declarar su propia guerra a este fenómeno. De momento han pasado a la acción con denuncias en las redes sociales mientras estudian otras vías. "Estamos pensando pasar a la acción con alguna iniciativa vecinal porque el barrio está un poco abandonado de manera general", comenta Iluminada Martín Gallero, una vecina de la calle Electricidad que dice "no aguantar más la situación".
Pero la pesadilla de los vecinos no se limita a la presencia de jóvenes bebedores, también está el alto volumen de la música de los "coches discoteca". "En mi bloque en particular somos personas trabajadoras donde la mayoría comenzamos la jornada a horas muy tempranas, no descansamos nada. Y ni qué decir de nuestros hijos pequeños, desvelados continuamente por el ruido. En mi caso, mi hija tiene el sueño alterado prácticamente desde que nació", se queja Iluminada. "En invierno tiene un pase porque cerramos las ventanas, pero durante el verano o tiras del aire acondicionado o no puedes dormir", comenta.
Los vecinos se quejan de que, bien sea en días laborales o los fin de semana, la fiesta en la plaza parece no tener fin. Y tampoco límites. "La situación ya no sólo se produce los fines de semana, sino que ya se reitera todos los días, siendo más acusado de jueves a domingo. Depende del día. Hay veces que nos vamos los vecinos a trabajar y sigue la fiesta. El pasado sábado, por ejemplo, hubo un vecino que llamó a las nueve y media de la mañana a la Policía Local porque seguían allí, vinieron y los echaron, pero volvieron a concentrarse al momento y tuvieron que volver a venir los agentes a las once y ya, multándolos, se fueron", apostilla.
Para los vecinos, la situación es "desesperante". "En mi caso, empiezo a trabajar muy temprano y llega un momento que tras tantas noches sin descansar, tienen consecuencias a nivel psicológico porque generan stress o mal humor, que repercuten en mi vida personal y laboral. No coges el sueño, te despiertas sobresaltada por el volumen de la música, gritos... que van incrementando la angustia generada por la falta de sueño un mes tras otro", añade. La historia se repite en la mayor parte de los bloques de pisos cercanos a la plaza.
Iluminada lamenta que, tras sus quejas a los policías que acuden al barrio a sus llamadas, la única respuesta haya sido la falta de personal. "Me dicen que no hay policías suficientes y que hacen lo que pueden. Parece que para los que vivimos aquí la plaza no existe. No puedes bajar con niños a ciertas horas porque se ven cosas que no tiene porqué ver un niño. Ya no sólo son bebidas, también drogas", dice. El problema se agrava, según Iluminada, porque al margen del ruido, los vecinos son también víctimas del vandalismo. "Es habitual encontrarnos cristales rotos o que le metan fuego a algún coche dentro de la urbanización", concluye.
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