El venezolano y tutor de Bolívar que gobernó Sevilla

El Rastro de la Historia

Gerónimo Enrique Uztáriz, caraqueño que llegó a ser ministro de la Guerra, fue asistente de Sevilla en dos ocasiones, impulsando obras como la restauración de las murallas de la Macarena, la terminación del edificio de la Aduana o la Corta de la Merlina

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Silverio

05 de junio 2024 - 05:00

La figura del venezolano Gerónimo Enrique Uztáriz y Tovar, segundo marqués de Uztáriz, es un claro ejemplo de las estrechas conexiones de las élites americanas con la corona española durante el siglo XVIII. Al igual que el peruano Pablo de Olavide, Uztáriz (en algunas fuentes se le nombra como Ustáriz) fue un ilustrado con ideas modernizadoras que ocupó numerosos cargos de primer nivel en la administración borbónica en los años de Carlos IV, dejando siempre buena prueba de su afán reformador y buen hacer, lo que en más de una ocasión le enfrentó a las élites locales de los lugares en los que estaba destinado, siempre en la Península. Entre estos desempeños destaca el de Asistente de Sevilla, ciudad en la que murió en 1809.

El segundo marqués de Uztáriz nació en Caracas en 1735. Por parte de su padre, Luis Gerónimo de Uztáriz y Azuara, nuestro personaje pertenecía a una familia del alto funcionariado borbónico; por madre, Melchora María de Tovar, a una rica estirpe venezolana con extensas plantaciones de cacao.

Uztáriz estudió en la Universidad de Caracas, donde obtuvo los bachilleres de Artes y Cánones, para después incorporarse al Ejército, en el Batallón de Tropa Veterana de la Provincia de Venezuela. Pero pronto tuvo que marchar a Madrid, en 1759, para pleitear por el mayorazgo de un tío suyo que había muerto sin descendencia, Casimiro de Uztáriz, primer marqués de Uztáriz. Ganó el pleito, lo que le dio acceso a unas buenas rentas, y la impresión que causó en la corte tuvo que ser muy positiva, pues en 1764 fue nombrado intendente de Toro, ciudad donde contrajo matrimonio con María Lorenza Amabiscar y Monroy.

Como se puede comprobar en el perfil biográfico del personaje en la web de la Real Academia de la Historia con la intendencia de Toro Uztáriz inicia una larga carrera política que acabará con su muerte y que le llevará a desempeñar cargos como el de intendente de Córdoba (1768-1770), intendente de Extremadura (1770-1793), o ministro del Supremo Consejo de la Guerra, lo que hizo que residiera en Madrid entre 1795 y 1801. Precisamente en esta etapa, entre 1799 y 1800, acogió en su casa como tutor a Simón Bolívar, que conocería allí a la que sería su mujer, María Teresa del Toro Alayza. Según algunos historiadores, la influencia de Uztáriz en el que luego fuese el más famoso de los libertadores de América fue mucho más profunda de lo que ha reconocido la historiografía tradicional. Conste que tres de los sobrinos de este fiel servidor a la Corona, pertenecientes al clan de los mantuanos (la aristocracia caraqueña), morirían heroicamente en el bando patriota durante la Guerra de Independencia Americana.

Pero lo que nos interesa principalmente en este Rastro de la Historia es la labor como asistente de Sevilla de Uztáriz en dos ocasiones: 1793-1795 y 1809, año en el que falleció. La Sevilla a la que llega Uztáriz por primera vez es una ciudad bajo el impacto de la reciente Revolución Francesa. Pero al asistente no le temblará el pulso para, desde el principio, impulsar una política ilustrada. Así vemos, tal como señala Emilio Carrillo en su libro Historia desconocida de Sevilla, cómo en apenas dos años, Uztáriz restaura la muralla de la Macarena, termina el edificio de Aduana (luego derribado para construir, tras la Guerra Civil, la actual Delegación de Hacienda) y hace obras en la Torre de Don Fadrique. De todas estas actuaciones hay placas que las recuerdan en la actualidad.

Además, bajo su mandato, el ingeniero Scipion Perosini inicia, en Coria del Río, los trabajos de la Corta de la Merlina, primera gran obra hidráulica del Guadalquivir. El resultado fue que con un canal de 600 metros se salvó un gran meandro de 10 kms, con lo que se ganó en seguridad (la navegación era muy peligrosa en esta parte del río) y se ahorró un tiempo considerable en el trayecto entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda.

Tal fue el éxito de Uztáriz que, como ya hemos apuntado, fue nombrado ministro del Supremo Consejo de Guerra. Ya no volvería a Sevilla hasta 1809, también como asistente, tras haber sido el responsable de la Real Mina de Azogue de Collado de la Plata, en Aragón. En Teruel fue parte importante de la Junta de Gobierno tras la invasión Napoleónica.

La Sevilla a la que regresó Uztáriz el 25 de mayo 1809 era la capital de la Junta Central Suprema, es decir, la capital de la España patriota frente a Napoleón. Además de como asistente fue nombrado Intendente del Ejército en Andalucía. Pero apenas le dio tiempo a hacer nada: el 27 de septiembre le sorprendió la muerte a los 74 años de edad. Su enterramiento está en la iglesia de San Esteban, donde una placa lo recuerda.

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