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Urbanismo redobla la vigilancia contra los comercios que distorsionan el paisaje

observa la necesidad de aunar criterios en las intervenciones

La jefa del servicio de licencias e inspección urbanística ordena que se controle más el cumplimiento de la normativa en las plantas bajas de los edificios protegidos

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Escaparates de varios negocios que distorsionan la configuración arquitectónica en la Plaza Jesús de la Pasión. / Juan Carlos Vázquez

Paredes cubiertas de vinilos y paneles para promocionar los productos, ventanas repletas de reclamos, rótulos con luces led, paredes pintadas con colores poco adecuados, toldos que desmerecen a edificios históricos, el entorno protegido por la Unesco convertido en un gran mercadillo... no sólo las terrazas de veladores afean la ciudad. Hay un sinfín de elementos que son ejemplos de la degradación del paisaje urbano de la ciudad.

En aras de la conservación del patrimonio arquitectónico y debido a las numerosas intervenciones que se están produciendo en las plantas bajas de los edificios protegidos, la Gerencia de Urbanismo ha observado la necesidad de aunar criterios para que las intervenciones no supongan una distorsión en su configuración arquitectónica. Por ello, la jefa del servicio de licencias e inspección urbanística ha emitido un informe interno dando una instrucción para que se vigile más el cumplimiento de la normativa. En concreto, concluye que los cerramientos de las plantas bajas deberán estar convenientemente acabados con material igual o similar al resto de la fachada, debiendo armonizar cromáticamente con los paramentos de la edificación o aplicando tonalidades que no generen contrastes cromáticos acusados con la propia edificación o con las del entorno. Además, se deberán eliminar los elementos añadidos que hubieran desvirtuado el estilo y armonía del inmueble.

Urbanismo detalla que, a lo largo de muchos años y mientras no se había hecho tan presente ni importante la conservación del patrimonio arquitectónico en sí mismo como la implicación de esto en la conservación del espacio urbano y de la imagen de ciudad, se han estado produciendo actuaciones en las plantas bajas de los edificios (autorizadas o no) que han provocado la distorsión de multitud de edificios catalogados y el aspecto de ciudad desordenada y confusa estéticamente no solo a nivel de paseante, sino en su percepción lejana. La jefa del servicio apunta en el informe que edificios de alto nivel arquitectónico han visto cómo sus plantas bajas se han modificado no solo por la apertura indiscriminada de huecos, que prácticamente han vaciado la materialidad de la fachada, sino en los acabados empleados, con materiales variables a lo largo de los años según avanzaba la tecnología para crear nuevos revestimientos (como en los colores empleados), muchas veces estableciéndose una competición del color corporativo para conseguir el más llamativo como elemento publicitario en sí mismo.

A raíz de la nueva redacción de la Ley de Patrimonio Histórico Andaluza (14/2007), el Ayuntamiento comenzó a tomar conciencia del valor negativo que la contaminación visual provoca en general en la ciudad y, en particular, en el patrimonio edificado. En esta misma línea, las ordenanzas de centro histórico del Plan General de 2006 así como los planes especiales de protección redactados con posterioridad han ido afinando sobre las actuaciones que se deben llevar a cabo en las plantas bajas

En la ordenanza se fija que la fachada de los edificios deberá componerse unitariamente en todas las plantas del edificio, incluidos los locales comerciales si los hubiere, debiendo resolverse totalmente el proyecto que se presente para la obtención de la licencia. Queda expresamente prohibida la composición incompleta, dejando pendiente la fachada de los bajos comerciales.

La fachada deberá implantarse en el suelo mediante tramos macizos bien dimensionados, evitando la sucesión de pilares como zona de composición. “Requerirá especial cuidado evitar que los huecos del local comercial lleguen hasta las paredes medianeras. A tales efectos el tramo de fachada entre medianería y hueco habrá de tener una dimensión mínima de setenta centímetros”. La normativa recomienda establecer un orden modular para la fachada, manteniendo el pequeño zócalo corrido y el empleo, en las plantas piso, del hueco rasgado vertical. Igualmente se recomienda el dominio del macizo sobre el hueco en la composición de la fachada.

Negocio repleto de reclamos comerciales junto a la Plaza de Toros de la Maestranza. / Juan Carlos Vázquez

Sobre la conservación de las fachadas, la ordenanza fija que deberá procurarse en todo momento la recuperación de los tonos de pintura originales, realizándose las investigaciones oportunas y en cualquier caso deberá respetarse la armonía cromática respecto a los edificios adyacentes. Los materiales a utilizar en toda la obra sobre la fachada deberán de ser de iguales o similares características a las originales, debiéndose eliminar los elementos añadidos que hubieran desvirtuado el estilo y armonía del edificio, así como elementos publicitarios, toldos, o cualquier otro que distorsione la configuración global de la fachada, debiéndose ocultar igualmente las instalaciones que pudieran quedar vistas.

A ello añade la prohibición por sentencia firme de modificar las fachadas de los inmuebles protegidos patrimonialmente salvo para su recuperación original, que afecta a algunos de los sectores del Conjunto Histórico de Sevilla. En el informe que señala que “parece razonable entonces considerar que las actuaciones en las plantas bajas de los edificios, ya sea dentro de una obra para el uso completo del mismo como si es para bajos comerciales independientes del uso principal en plantas altas, no deberían alterar la imagen completa de la edificación”. Todo ello además en consonancia con una circular aprobada en la que se exige el mantenimiento del zócalo de fachada y la posibilidad de un solo hueco accesible en plantas bajas cuyo uso sea una actividad calificada.

Por otra parte y desde un punto de vista de estrategia de ciudad, Urbanismo apunta que “hay que tener en cuenta la importancia que sobre la economía de la misma tiene el sector turístico y que el mismo se sostiene porque Sevilla ofrece patrimonio arquitectónico y un espacio urbano vividero en cualquier época del año. Considerar el cuidado de nuestros edificios patrimoniales también en sus plantas bajas, comerciales o no, como un elemento colaborante de esta estrategia es fundamental”.

La jefa del servicio indica que “esta cuestión vino a reforzarse con el esfuerzo realizado respecto a la regulación de la publicidad y de los toldos en el centro histórico. Además, el de controlar las intervenciones en los locales con actividades calificadas. De nada nos sirve controlar estos tres aspectos si el arquitectónico se sigue alterando”.

Por tanto, Urbanismo considera necesario que en las plantas bajas de los edificios protegidos patrimonialmente del conjunto histórico se debe dar cumplimiento en concreto a que los cerramientos de las plantas bajas deberán estar convenientemente acabados con material igual o similar al resto de la fachada, debiendo armonizar cromáticamente con los paramentos de la edificación o aplicando tonalidades que no generen contrastes cromáticos acusados con la propia edificación o con las del entorno. Además, se deberán eliminar los elementos añadidos, que hubieran desvirtuado el estilo y armonía del edificio.

Materiales llamativos en una fachada a escasos metros de la Catedral. / Juan Carlos Vázquez

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