La Universidad Loyola sale al rescate de la Fundación Focus
La se ha presentado este jueves con la inauguración de la exposición de las tablas barrocas procedentes de la casa de los jesuitas en Sevilla que han sido restauradas en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
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Una suma que es garantía de futuro. El presidente de la Fundación Focus, Felipe Benjumea, y el rector de la Universidad Loyola, Gabriel Pérez, han inaugurado este jueves en el Hospital de los Venerables la exposición de las tablas barrocas recuperadas por Loyola tras su restauración en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). Esta cita cultural ha significado la puesta de largo de la alianza estratégica entre la Fundación Focus y la Universidad Loyola y marca el comienzo de una nueva etapa en la larga trayectoria de cooperación entre ambas instituciones.
Durante su intervención, Felipe Benjumea, ha subrayado que "el Patronato de Focus, de entre diferentes opciones muy válidas de alianzas estratégicas, ha elegido a la Compañía de Jesús y a su Universidad Loyola por su excelencia académica e investigadora, inspirada en la fe y al servicio de los demás, para ser su acompañante en esta nueva andadura que iniciamos y que se ha materializado en un convenio de colaboración a largo plazo".
Benjumea ha abundado que el acuerdo se completa con la definición de una nueva marca de identidad, Fundación Focus-Loyola, que estará presente en las actividades culturales y de investigación y que comenzará a utilizarse internacionalmente con motivo de la exposición que celebrará la próxima primavera el Metropolitan Museum de Nueva York dedicada al Retrato de Juan de Pareja de Velázquez, y con cuyo director y comisario Focus había acordado hace meses prestar temporalmente la Vista de Sevilla desde Triana del siglo XVII, que forma parte de la colección exhibida en el Centro Velázquez de Focus en Sevilla.
Por su parte, Gabriel Pérez Alcalá ha destacado que "el acuerdo tiene gran importancia para la actividad docente e investigadora de la universidad al propiciar el acceso a los fondos de Focus en el corazón de la Sevilla histórica. Se trata de una colaboración que no sólo es trascendente para la Universidad Loyola sino que, además, reviste un gran interés para la red de universidades jesuitas de todo el mundo y que atraerá a estudiosos del arte, de la historia y de la música potenciando así la presencia internacional de Focus y de Sevilla".
La directora general de la Fundación Focus, Anabel Morillo, ha mostrado su satisfacción por la nueva etapa que comienza tras esta alianza. “Focus y Loyola han trabajado históricamente en el desarrollo de acciones sociales, educativas y culturales en beneficio de la sociedad. Hemos contribuido a la difusión de la historia de la orden religiosa -fundada por San Ignacio de Loyola y que celebra este año el IV centenario de su canonización- tras su establecimiento en 1554 en Sevilla, a través de la publicación de varias monografías científicas, que se han ocupado de poner en valor la huella social de su labor apostólica, vinculada especialmente a la promoción artística de la Compañía de Jesús en la ciudad, y que será un tema capital en el que seguiremos investigando”.
“Del olvido a la recuperación”
En el marco de esta inauguración, el historiador del arte del IAPH Gabriel Ferreras, y la restauradora del IAPH responsable de la intervención, Lourdes Núñez, han impartido una conferencia sobre el estudio histórico-artístico de las obras y el proceso de restauración de las mismas.
La directora del servicio de Cultura de la Universidad Loyola, Emma Camarero, encargada de presentar a los conferenciantes, ha explicado que “estas tablas estaban completamente perdidas, por lo que la apuesta de la Universidad Loyola por restaurarlas ha supuesto recuperar tres obras excepcionales que ahora forman parte del patrimonio cultural del barroco andaluz y sevillano”.
Las tablas, denominadas El Salvador, San Bartolomé y San Andrés han sido restauradas por técnicos del IAPH durante un período de diez meses. Según ha explicado el historiador Gabriel Ferreras, el exhaustivo trabajo de investigación histórica realizado ha confirmado que son obra del maestro barroco Esteban Márquez de Velasco, quien trabajo en Sevilla a finales del siglo XVII.
Esteban Márquez de Velasco (La Puebla de Guzmán, 1652- Sevilla, 1696), se inició como pintor en su pueblo natal, en el taller de su tío Fernando Márquez, con quien estuvo colaborando hasta el fallecimiento de este en 1672. Ese año se tituló como maestro pintor y poco después se instaló en Sevilla, donde abriría un taller en el que trabajó hasta su muerte.
Seguidor de los grandes maestros del Barroco como Murillo y Valdés Leal, la actividad de Márquez en Sevilla fue muy intensa. Contó un taller muy amplio que intervino frecuentemente en muchas de sus obras, a juzgar por las diferencias de calidad y de estilo de las que se han conservado. Sin embargo, cuando la mano del maestro predomina en las obras, como es el caso de las tablas que componen esta exposición, se percibe una calidad extraordinaria que, aunque imbuida del espíritu artístico creado por Murillo, denota una personalidad expresiva propia e individual, con un repertorio de tipos físicos totalmente personales.
Una de sus obras más conocidas es la pintura de gran formato que se conserva en el Paraninfo del Rectorado de la Universidad de Sevilla, en la que se representa a Cristo y la Virgen como protectores de la infancia (1694), y que procede del Palacio de San Telmo.
La responsable de la intervención Lourdes Núñez, ha explicado los detalles del proceso de restauración. Ha consistido en actuar sobre los elementos degradados, realizando acciones curativas para salvar su integridad y garantizando la seguridad y la perdurabilidad de las obras. Todo ello ha devuelto la estética y colorido original a las tablas, gracias a la eliminación de aquellas intervenciones que distorsionaban o falseaban su lectura, frenando el deterioro y previniendo daños futuros.
El proceso de investigación llevado a cabo de forma simultánea ha conseguido grandes avances gracias a los estudios técnicos-científicos aplicados, que han permitido estudiar en profundidad la materia, la composición, las proporciones y la luz de estas pinturas.
La restauración llevada a cabo no solo garantiza su correcta conservación, sino que ha sido también una oportunidad inmejorable para avanzar en el conocimiento de estas obras y en las técnicas pictóricas utilizadas durante el siglo XVII.
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