Tussam recuperará los separadores del carril bus en Paseo Colón y Kansas City
Movilidad
El plan que arranca antes de final de año busca mejorar la velocidad comercial evitando la invasión de los vehículos con la colocación de delimitadores en los tramos más conflictivos
Paseo Colón, Kansas City, avenida de Andalucía y Ronda Histórica. Estas serán las primeras calzadas en las que se iniciarán antes de final de año el plan de instalación progresiva de separadores en carriles bus, al considerarse los puntos críticos de la ciudad en los que se ha constatado una invasión frecuente de estos espacios reservados por los vehículos privados no autorizados. El objetivo principal es evitar estos desplazamientos hacia esos carriles que dificultan la circulación de los autobuses de Tussam, reduciendo a su vez su velocidad comercial.
El comienzo del plan se materializa en la adjudicación a la empresa Aceinsa Movilidad S. A. de un contrato de suministro e instalación de separadores físicos y balizas para los carriles destinados a autobuses y taxis con un presupuesto de 213.062 euros (una baja del 44,1%). El modelo Madrid o aleta de tiburón es el elegido para los separadores, alternado con balizas H-75 en la cabecera y H-50 intermedios para una mejor visibilidad de los elementos y evitan los problemas y daños que ocasionaban los de hormigón que se usaban hace dos décadas en la capital hispalense.
Estos separadores se instalarán en los tramos donde la sección de este carril reservado permite su adecuada implantación y donde se haya observado esa invasión indiscriminada por parte de los vehículos privados no autorizados. Los pliegos del contrato adjudicado detallan que en el Paseo Colón afectará al tramo de 660 metros desde Almirante Lobo hasta Adriano; en la Avenida Kansas City en los 425 metros desde la Glorieta Diputado Manuel Barrios hasta la avenida del Greco y en los 530 metros desde la avenida del Greco hasta la calle Efeso; en el Paseo Colón en los 835 metros desde el Parlamento de Andalucía hasta María Auxiliadora; y en la Avenida de Andalucía en los 300 metros desde Manuel Velasco Pando hasta la avenida del Greco y en los 1.100 metros desde la calle Amor hasta el Centro Comercial de los Arcos.
La disposición de estos separadores físicos consistirá en la repetición de una serie de conjuntos básicos montados sucesivamente y con la siguiente configuración: se inicia el tramo con la colocación de una baliza cilíndrica H-75 con flecha de dirección en la cabecera que indica el inicio de un tramo delimitado por separadores de carril, tras lo que se deja un espacio libre de un metro; a continuación se coloca un primer modulo de separador de carril-bus con forma especial de inicio de tramo achaflanado en su inicio seguido de otros dos módulos convencionales tipo intermedio que en su conjunto alcanzan los seis metros de longitud, tras los que se deja un espacio libre de un metro.
Continúa una baliza cilíndrica H-50 de polietileno azul de 0,20 metros de diámetro y dotada de dos bandas reflexivas y seguidamente otro metro libre. Desde este punto se repite la secuencia de tres módulos convencionales de separador de carril y balizas H-50 sucesivamente. Por último, el cierre final del tramo se realizará con un trío de módulos compuesto de dos piezas tipo intermedio y una tipo final. Cada conjunto básico alcanza los 8,20 metros de largo.
En la actualidad son escasas las zonas de Sevilla en las que el carril bus se encuentra delimitado por separadores. Su implantación fue masiva durante el mandato del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín. Empezaron como bolardos de plástico blancos y rojos, luego fueron azules, después verdes y más tarde una especie de aletas de tiburón blancas de plástico. Como el Ayuntamiento no quedó conforme, convocó un concurso de ideas y se eligió un innovador modelo de resina que al final se construyó en hormigón al ser más barato.
El popular Juan Ignacio Zoido acabó con otras zonas de separadores para evitar la polémica que generaba los numerosos accidentes. Los bolardos blancos de hormigón cumplieron en un principio con esa función, pero pronto se rebelaron poco útiles por la peligrosidad que entrañan. Eran elementos muy duros contra los que un coche no podía rebotar. Con sólo tocarlos, el conductor perdía el control del coche. Si el vehículo era alto podía volcar tras la colisión y si era bajo terminaba subiendo sobre el separador, que actuaba de rampa, con los consiguientes daños en piezas fundamentales situadas en los bajos del coche como el cárter.
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