La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Acoso escolar Un alumno de 16 años se vio obligado a cambiar de colegio tras sufrir amenazas
"Traje a un niño feliz y me lo llevo roto". Estas son las últimas palabras que una madre, María Isabel Moreira, pronunció ante la comunidad educativa del centro concertado Claret, antes de escolarizar a su hijo en otro instituto, público, hace pocos meses. Su hijo mayor sufrió años de maltrato y amenazas por parte de compañeros de clase. Con la voz quebrada al describir el tormento que aún padece su hijo y toda su familia, Isabel quiere dejar muy claro que su denuncia pública sólo la realiza para tratar de impedir que se repita su historia. "Hay muchos niños que pueden necesitar una ayuda que no reciben. Mi hijo fue una víctima. Por su salud lo he cambiado de colegio. Pero el agresor continúa sin más. Sólo lo expulsaron tres días. Es muy injusto", explica esta madre. La dirección del Claret no quiso hacer declaraciones sobre estos hechos.
El pequeño entró en el colegio en el primer curso de la Educación obligatoria. Todo comenzó hace cinco años cuando el hijo de Isabel cursaba sexto de Primaria con un brillante expediente académico y con habilidades para la música como estudiante de violín. Pero su hijo entró en un juego que le ofrecieron unos alumnos del que salió con contusiones. "Es un niño que no sabe jugar al fútbol pero intentó entrar en el grupo líder. El juego consistía en que este grupo le daba balonazos en la espalda cada vez que mi hijo fallara los goles como portero", explica su madre. Una broma pesada que terminó en la clínica Sagrado Corazón por las lesiones que sufrió. El tutor educativo en aquel momento tildó de "chivato" al pequeño por acudir a sus padres, añade su madre. Desde entonces las vejaciones, los insultos, las amenazas, tanto dentro como fuera del aula no cesaron. El niño trató de llamar la atención en varias ocasiones porque quería ganarse el cariño de sus compañeros, pero ante la respuesta negativa de varios alumnos y la falta de apoyo del órgano directivo, su autoestima comenzó a caer en picado. Comenzaron las pesadillas.
El pequeño bajó en su rendimiento escolar y comenzó a mostrarse irritable en casa y triste, pero su madre le insistió en que tenía que ser fuerte. Continuó en clase e incluso participó como violinista en conciertos en el centro docente. Pero la situación de acoso estalló en enero de este año. Otra madre del centro alertó al colegio de una aberración.
Un responsable educativo comunicó a Isabel la existencia de un sitio en internet donde un alumno colgó una imagen que la dejó paralizada. En un portal de internet (tuenti.com) un alumno colgó una imagen retocada de su hijo. "Utilizó una fotografía del niño tocando el violín -que consiguió de la web del colegio- y la colocaron en el centro de una diana como si fuera el objetivo de un fusil", explica Isabel sin poder evitar las lágrimas al mostrar una copia de la macabra imagen, que permaneció durante un mes y 22 días colgada en la red.
"No puedo entender cómo no lo detectaron antes y la eliminaron de inmediato", añade. Lo cierto es que esta amenaza gráfica recibió decenas de mensajes de menores en internet, probablemente adolescentes que cursan en el Claret, con insultos, burlas, groserías y todo tipo de descalificaciones dirigidas al pequeño. En el listado de los comentarios que se enviaron en este sitio web, no obstante, una de las internautas que participó introdujo un mensaje en el que llamó la atención al resto para que cesaran en las burlas y amenazas. "Incluso uno de los comentarios incitó a otros partícipes a elaborar un plan para atropellar a mi hijo".
Isabel no dudó en acudir al centro educativo y a la Policía. El 16 de enero de este año Isabel se presentó en la comisaría de la Policía Nacional del distrito Sur para alertar de la presencia de este sitio en internet y denunciar al autor. También acudió a inspección educativa de la Junta. "La Policía me recomendó que llevara de inmediato a mi hijo a una psicóloga", añade. El diagnóstico de la psicóloga es claro: el menor sufre ansiedad, tristeza, depresión y otros problemas de salud. En todos estos hechos, Isabel quiso ayer mostrar su agradecimiento por el apoyo de todos los padres del colegio y de gran parte del profesorado. Ahora la víctima se recupera de las secuelas del acoso y cursa con normalidad en otro centro educativo cercano.
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