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Torrijos insta a los sevillanos a dejar el coche y caminar 300 metros al día

Denuncia que un 10% de los desplazamientos en coche en Sevilla son para trayectos de menos de un kilómetro · Defiende una "restricción brusca" del tráfico urbano, aunque sea una medida "impopular"

Antonio Rodrigo Torrijos conversa con María Luisa García, directora adjunta de Emasesa.
C. N. A.

05 de junio 2008 - 05:03

Torrijos carga contra los coches y formula sus propias recomendaciones a los sevillanos. Cada vecino debe prepararse su propio "cóctel de movilidad". El líder municipal de IU-CA instó ayer a los ciudadanos a caminar un mínimo de 300 metros, pedalear 2 kilómetros y recorrer en taxi o autobús entre 4 y 5 kilómetros al día. "Es sólo una cuestión de dosis", defendió ayer en una conferencia pronunciada bajo el título Nuevas infraestructuras para una movilidad más sostenible dictada con motivo de la inauguración de unas jornadas al respecto. La disertación supuso toda una cruzada contra el uso del vehículo privado y una exhibición del catálogo de los términos más habituales en las intervenciones públicas de este concejal: movilidad sostenible, sostenibilidad ambiental, ecoproducción, ecomovilidad, consumo sostenible, etcétera. Un rosario de conceptos que marcaron una disertación que el propio Torrijos reconoció que podía ser calificada de vehemente.

El responsable de la denominada Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad se explayó con todo detalle sobre una propuesta que dará que hablar al incidir directamente en los hábitos y en la conducta de los sevillanos: "Tenemos que añadir diversos modos de transporte sostenible a nuestro modo de desplazarnos por la ciudad. En Sevilla, donde los trayectos habituales nunca exceden de cinco o seis kilómetros como máximo, es perfectamente posible caminar un poco, unos 300 metros; pedalear otro poco, hasta dos kilómetros y viajar en transporte público, hasta cuatro o cinco kilómetros".

Torrijos ensalzó su propia propuesta al considerar que, por encima de todo, se trata de opciones saludables y, cómo no, "sostenibles colectivamente". Denunció que un 10% de los desplazamientos urbanos con coche en una ciudad como Sevilla se realizan para trayectos de menos de un kilómetro, un 30% para menos de 2 kilómetros y un 50% para recorridos de menos de 5 kilómetros: "Nada que no pueda ser realizado de forma segura, eficaz y eficiente con una bicicleta".

El líder municipal de IU se mostró especialmente duro con los críticos de la bicicleta y su carril de nueva implantación en la ciudad: "Hay quienes en Sevilla aseguran que la bici es un problema. Aparte de demostrar con ello su indigencia intelectual y su abrumadora insolidaridad para con el planeta, niegan que la intervención pública sea la que proponga la alternativa. Puede que la bici no sea toda la solución, pero desde luego es parte importante de la solución. Lo que nunca será es un problema".

No faltó una exaltación de los efectos positivos del uso de la bicicleta. Torrijos ofreció cifras en esta ocasión. Según sus estudios, los 50.000 usuarios diarios de bicis en Sevilla evitan una emisión a la atmósfera de 550 toneladas de dióxido de carbono ("veneno contaminante"). Y fijó una meta: "Tenemos que llegar a unos niveles de emisión per cápita anual semejante a los que hoy gasta un avión en el trayecto de ida entre Madrid y Boston".

El coche se convirtió una vez en el centro de las críticas del concejal de la federación de izquierdas: "Hay que restringir bruscamente el tráfico urbano. Hay que gravar los coches altamente contaminantes, aunque sea impopular. Hay que promover planes de ahorro energético en el alumbrado público. Hay que hacer, al mismo tiempo, que se cree la conciencia". Torrijos no pasó por alto la posibilidad de que sus palabras puedan parecer cargadas de vehemencia: "Es probable que este discurso suene a radical. Alguno saldrá escandalizado porque crea que exagero mi agresividad contra el coche privado o contra la movilidad no sostenible. Tal vez sea así. Pero vale la pena considerar la otra posibilidad y que yo esté en lo cierto. Y si así fuera, solamente el compromiso con la ecomovilidad permitirá que veamos el futuro con ciertas garantías. Ni esto es cortoplacismo, ni populismo demagógico".

Hubo más ocasiones para castigar al coche como agente contaminante: "Los científicos nos dicen que el vehículo privado urbano es el responsable máximo de aquello que nos pasa en las ciudades, que hasta ahora han estado al exclusivo servicio de ese tótem sagrado que es el coche privado alimentado por combustibles fósiles". Tampoco se libraron de la crítica los fabricantes de automóviles, co un discurso que arrancó con una confesión personal: "No soy amigo de la industria automovilística en su configuración actual. La industria, necesaria e irrenunciable para el empleo de nuestra ciudad, debe comprometerse con la producción sostenible o, aún más, con la ecoproducción necesaria y viable".

Tras abundar largamente en más cifras y teorías sobre el negro destino que le espera al planeta si no se apuesta en firme por un modelo de transporte sostenible, el discurso de Torrijos acabó con una frase concluyente que va mucho más allá de los problemas de una ciudad como Sevilla: "Debemos tener claro que está en juego el futuro de esta civilización tal como la conocemos".

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