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De Torrebruno a siniestro

Los insultos del líder de los socialistas sevillanos, José Antonio Viera, al portavoz municipal del PP reviven la tensión originada hace dos años cuando el gobierno local comparó a Zoido hasta 4 veces con el 'showman'

Carlos Navarro Antolín

08 de diciembre 2009 - 05:03

De Torrebruno a granuja. De Bonaparte a rufián. De canalla a siniestro. Las recientes descalificaciones dedicadas por el líder socialista, José Antonio Viera, al portavoz municipal del PP, Juan Ignacio Zoido, reviven el escenario político de mayor tensión en las relaciones entre ambos grandes partidos en el tablero municipal. En noviembre de 2007 tan sólo habían pasado cinco meses de las elecciones municipales que permitieron a la coalición PSOE-IU revalidar el bautizado como pacto de progreso. Ese mes de los difuntos fue en la Plaza Nueva el mes de las descalificaciones unidireccionales del gobierno contra un líder de la oposición que se estrenaba en el mar de la municipalidad con el viento electoral marcando aún su singladura, con una agenda más de campaña que institucional, como un soldado que seguía cargando con la bayoneta después de la guerra a la búsqueda de un enemigo ya inexistente. Monteseirín pasó de ningunear a Zoido en el arranque de mandato a compararlo públicamente hasta en tres ocasiones con Torrebruno, showman de escasa estatura que se convirtió en un fenómeno popular por sus programas infantiles de televisión de los 60 y 70. Hasta Alfonso Rodríguez Gómez de Celis -al que hoy se le atribuye su condición de coadjutor laico con derecho a sucesión- consagró a Zoido como Torrebruno en el transcurso de un Pleno. El alcalde no sólo no se retractó en ningún momento, sino que echó mano de la ironía para pedirle perdón a Torrebruno por compararle con Zoido: "Nadie debe sentirse insultado por citar a un actor simpático y agradable, un buen showman".

Las relaciones especialmente crispadas entonces entre el PSOE y el PP en el Ayuntamiento recibió también el condimento de IU, cuyo portavoz, Antonio Rodrigo Torrijos, llamó "cínico" a Zoido y pisó la peligrosa área chica de las comparaciones -de dudoso gusto cuando se basan en el físico- para presentarlo como un "nuevo Bonaparte".

El PP tradujo todas estas descalificaciones a su favor en una suerte de Ladran, luego cabalgamos. Las consideró como la prueba del algodón del comienzo de su existencia como alternativa firme de gobierno. "Si el alcalde insulta a Zoido, lo hace grande". En el partido de la gaviota se sintieron como José Ramón de la Morena cuando el veterano José María García comenzó a arremeter contra él tras años de hegemonía absoluta. "Existimos". Fin del ninguneo.

Las peregrinaciones del candidato ganador -recién orillado entonces por la coalición progresista- por muy diferentes barrios de la ciudad debieron poner en guardia al gobierno, de ahí la necesidad de buscarle los tobillos para restarle credibilidad y presentarlo como un político populista a la búsqueda obsesiva de la foto. Las instantáneas de Zoido en Padre Pío para denunciar desperfectos de la obra del Plan de Barrios, en El Cerezo para exigir más presencia policial, e incluso en El Vacie limpiando el asentamiento con sus propias manos provocaron un arqueo de cejas en el gobierno. Pronto comenzó una campaña de pegatinas anónimas colocadas la noche previa por los barrios a los que, precisamente, el PP anunciaba la visita de su líder. En esas pegatinas, junto a la heráldica del yugo y las flechas, se leía: "Zoido mentiroso y fascista".

El alcalde ha ido más allá del episodio de Torrebruno en lo que va de mandato. El pasado julio llamó directamente "canalla" a Zoido en el Pleno en el que se debatía la propuesta de IU para reconocer la autonomía en la decisión de abortar de las menores a partir de los 16 años. "¿Una niña de 16 años no está preparada para votar o para que le extirpen la apendicitis, pero sí lo está para abortar?", cuestionó el líder del PP. El alcalde respondió: "Si usted considera, señor Zoido, que un feto es una persona humana, es que usted y los suyos son unos canallas. Ustedes dicen que el aborto es un crimen, y si lo consideran así, son ustedes subjetivamente unos criminales porque han permitido el aborto durante el tiempo que han gobernado".

El propio Viera, al defenderse del intento de judicialización de la vida política efectuado por el PP por el polémico uso de una sede de Correos en Burguillos, ha recordado ahora -dos años después- varios de los hechos de aquel fatídico noviembre de 2007 en que parece que Zoido comenzó a existir para el PSOE municipal. Las palabras del líder socialista pronunciadas el pasado jueves lo prueban: "Tras su imagen retirando escombros de El Vacie, poniendo papeleras en La Oliva y empujando la silla de un discapacitado se esconde un individuo sin código ético". Viera se despachó a gusto en esa misma rueda de prensa con un rosario de calificativos que tensionan el escenario político a un año y medio de las elecciones: "Granuja, rufián y siniestro". ¿La justificación de semejantes epítetos? "No le perdono al PP haber tenido que dar explicaciones a mis hijos sobre los delitos que me imputaban".

En el PSOE municipal no se da importancia a todos estos insultos y recuerdan las veces que Zoido ha calificado de "corruptos" a algunos miembros del gobierno, aunque se reconoce tácitamente que desde las filas del PP no se han recibido descalificaciones personales.

Que la oratoria no es el fuerte de los debates políticos sobre los asuntos de la ciudad ni en los plenos ni fuera de ellos está meridianamente claro. Cuando un político define a otro como granuja y rufián, está claro que los espíritus de grandes del parlamentarismo español como Cánovas del Castillo y Castelar están muy lejos de este Ayuntamiento. El ex alcalde Del Valle lo advirtió hace una semana: la concordia en la actual corporación municipal es imposible.

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