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La Torre de don Fadrique revela sus secretos

La rehabilitación de la torre medieval del convento de Santa Clara está prácticamente finalizada

La Torre de don Fadrique se prepara para su apertura

Una de las plantas de la Torre de Don Fadrique completamente restaurada. / Antonio Pizarro

La rehabilitación que ha servido para conocer cómo fue su compleja construcción. Los trabajos y las investigaciones arqueológicas realizadas en la atalaya medieval han sacado a luz hasta nueve marcas de canteros, coincidiendo una de ellas con la encontrada en el Palacio del Crucero del Real Alcázar, que fue levantado ocho años después. La manera de trabajar coincide con la de los artesanos mudéjares que había en esa época en Toledo, según el catedrático Miguel Ángel Tabales que ha dirigido la investigación. La restauración, que ha contado con la ayuda estatal a través del 1,5% Cultural, finalizará en las primeras semanas de mayo para que, a continuación, los sevillanos puedan reencontrarse con este edificio que es único y que cuenta con una inspiración más francesa que italiana.

Con motivo de la finalización de la rehabilitación, que también ha comprendido la restauración de la portada de Maese Rodrigo y la recuperación de los jardines circundantes, se ha realizado una visita técnica en la que participó el alcalde, Antonio Muñoz, y el delegado del distrito Casco Antiguo, Juan Carlos Cabrera. La torre de Don Fadrique, hijo y hermano de los reyes Fernando III y Alfonso X, luce una piel mucho más clara sin toda la suciedad que la cubría y un interior perfectamente restaurado y limpio en el que destaca la belleza de la decoración de las bóvedas de las diferentes plantas, los curiosos remates de las barandillas o sus peculiares ventanales.

La portada por la que se accede al edificio. / Antonio Pizarro

Aunque siempre estuvo exenta y se cree que su función fue recreativa, su construcción en el año 1252 está totalmente ligada a la del palacio del propio infante, parte de cuyos restos ya fueron sacados a la luz hace unos años por Tabales, sobre el que posteriormente se levantó el convento de Santa Clara. “Hemos podido saber mucho sobre su proceso constructivo, que tuvo siete fases de obras. Hubo muchos cambios de ideas conforme se avanzaba. Se iban adaptando a las circunstancias. Al final hacen una bóveda extremadamente compleja que no tenían en mente cuando empezaron”, explica Tabales.

La compleja cúpula de la última planta. / Antonio Pizarro

El primer zócalo de sillería sobre el que asienta la torre es reutilizado de otras construcciones y presenta hasta 9 marcas de canteros. Uno de ellos coincide con el descubierto hace unos años en la Palacio del Crucero del Real Alcázar, que se inició ocho años después. “La torre también fue construida por los mismos que hacen el propio palacio de don Fadrique, un trabajo muy típico de los mudéjares de Toledo, ya que en Sevilla todavía no había. Hay que resaltar que este es el primer gran palacio cristiano que se hace en Sevilla y que don Fadrique no lo llega a ver terminado porque por su enemistad con su hermano el rey lo tiene que abandonar. Todavía queda mucho por descubrir de este edificio”, añade Tabales.

El alcalde, Antonio Muñoz, a la izquierda durante la visita. / Antonio Pizarro

Actuación en el interior y en el exterior

La intervención más importante en la torre, donde se pueden apreciar perfectamente los mechinales que se utilizaron para su construcción, ha correspondido a la portada de piedra de la cara norte, por la que se accede al interior. Se han eliminado las capas de cal, permitiendo redescubrir los bustos de los ángeles que adornan los capiteles. Todos los elementos se han limpiado y se le han aplicado tratamientos biocidadas. Se han retirado morteros inadecuados, se han realizado reintegraciones puntuales y se ha aplicado un consolidante.

La Torre de don Fadrique tras su rehabilitción. / Antonio Pizarro

En el interior, se ha eliminado la suciedad y los depósitos acumulados a lo largo de los años. Se han restaurado todas las carpinterías en mal estado, sustituyéndose las insalvables. En las ventanas se han colocado unos hierros para impedir la entrada de aves. Por último, se ha colocado una nueva iluminación.

La escalera de subida a las cámaras. / Antonio Pizarro

“Todos estos trabajos han devuelto a la torre su antiguo esplendor, resaltando su presencia en el sector norte del conjunto histórico, donde se constituye como un hito que nos enlaza con tiempos pasados”, ha subrayado el alcalde, Antonio Muñoz.

La rehabilitación permitirá que en los próximos meses se abra la torre a las visitas, aunque por la angostura de la misma, tendrán que ser guiadas y en grupos pequeños.

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