Tolkien, la veta fantástica de otra generación del 27

Calle Rioja

Comarca. Nació un año después que Salinas, un año antes que Guillén y esa es la línea de Tussam que lleva al centro comercial donde proyectan la trilogía de ‘El Señor de los anillos’

La céntrica Plaza de la Campana es donde el 27 tiene su parada.
La céntrica Plaza de la Campana es donde el 27 tiene su parada. / Juan Carlos Vázquez

HOY será el tercer sábado consecutivo que viajemos desde la Campana hasta la Tierra Media. Cerraremos la trilogía de El Señor de los Anillos que en el vigésimo aniversario de su estreno (diciembre de 2001) programan los cines del centro comercial Zona Este. Cogemos el autobús de la línea 27. El sábado pasado tenía el número de fábrica 1898. Todo un compendio de generaciones literarias. Por cronología, J.R. Tolkien (Bloemfontein, Sudáfrica, 1892-Bournemouth, Inglaterra, 1973) podía ser de la generación del 27. Nace un año después que Pedro Salinas, un año antes que Jorge Guillén, decanos de esa quinta. Lorca, Aleixandre y Dámaso Alonso nacen en 1898; Cernuda y Alberti ya son del siglo XX (de 1902). Tolkien nace el mismo año que Franco y Juan Belmonte.

En 1900 el autor de esta trilogía se convirtió al catolicismo, formando en Reino Unido un potente triángulo de creyentes contra natura junto a su amigo C.S. Lewis, el autor de las Crónicas de Narnia, y Chesterton, el autor de las novelas del padre Brown tan admirado por Borges. Chesterton sí era más de la generación del 98. Nace en 1874, el mismo año que Manuel Machado, un año antes que su hermano Antonio, y muere en 1936, como Valle-Inclán y Unamuno.

Hay mucha guerra en la Tierra Media, en ese mundo de elfos, hobbits, enanos y orcos. Tolkien empezó a darle forma a la historia cuando se recuperaba en un hospital de las heridas por su participación en la Primera Guerra Mundial, Undécimo Batallón del Servicio de Fusileros de Lancashire. La trilogía se publicó en Inglaterra en 1955, pero en España hubo que esperar dos décadas para que fueran apareciendo La Comunidad del Anillo (1977), Las dos Torres (1979) y El retorno del Rey (1980).

En uno de los libros de Julio Muñoz Gijón, El prisionero de Sevilla Este, secuela de la regañá y el palodú, fetiches detectivescos de Jiménez y Villanueva, dice que para ir a esta zona de la ciudad hay que llevar pasaporte. Yo mismo viajé con el Rancio en el 27, transiberiano de Tussam. Y la broma es real porque en realidad este autobús te lleva hasta Nueva Zelanda, donde Peter Jackson, rodó las tres películas del Anillo, convirtiendo ese alejado país cuya selección estuvo en el grupo de Rusia, Brasil y Escocia en el Mundial de España 82 en un solicitado destino turístico.

La Comarca, escenario de los épicos enfrentamientos, de la interminable diáspora, se puede leer como un homenaje a ese territorio que antes se enseñaba en las lecciones de geografía y que fue fulminado por la doble peste centrípeta y centrífuga del localismo y la globalización: el Bierzo y la Maragatería, el Duranguesado y las Encartaciones, el Andévalo y las Alpujarras... Hay una generación de adolescentes que disfrutan con estas historias que no habían nacido cuando se llevaron a la pantalla. La segunda entrega se titula Las dos Torres y el estreno de la primera tuvo lugar un par de meses después del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. La ciudad donde en 1958 nació Viggo Mortensen, el actor de tantos sitios (ascendencia danesa, infancia argentina, catalán consorte) que interpreta al príncipe Aragorn. Su historia de amor con la actriz Ariadna Gil aparece en la novela de Javier Cercas El monarca de las sombras. La pareja formaba parte del elenco de Alatriste, la adaptación cinematográfica que Agustín Díaz Yanes hizo de la saga literaria de Arturo Pérez-Reverte. Mortensen rodó en Sevilla, en la Casa de la Moneda. Este caballero de la Tierra Media es un futbolero total.

También vino a rodar a Sevilla otro de los actores de El Señor de los Anillos, Orlando Bloom, que encarna a Legolas, el arquero incombustible que podría apagar el pebetero en la ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos. Bloom nace en Kent, Inglaterra, en 1977, el año que aparece en español la primera entrega de la trilogía. Igual que Tolkien se convirtió al catolicismo, este actor se hizo budista. Ridley Scott, que ya había rodado en Sevilla su película sobre el Descubrimiento de América (con Gerard Depardieu como Colón y Sigourney Weaver como Isabel la Católica) rodó en la Casa de Pilatos algunas escenas de El reino de los cielos, una película sobre las Cruzadas de Tierra Santa en la que Orlando Bloom, el actor de Troya o Piratas del Caribe dio vida a Balian de Ibelín, señor de Ramala, hijo de Balduino de Ibelín, nombre del castillo-fortaleza que es como El Alamo en una historia ambientada en el siglo XII. En un descanso de dicho rodaje, el fotógrafo Juan Carlos Muñoz y quien firma esta crónica vimos a Jeremy Irons paseando por la Puerta Osario.

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