Tetuán, 25 años de la primera gran peatonalización
La mayoría de comercios locales que vivieron el cambio en 1991 y hoy siguen funcionando se alegran de la reforma El comerciante que lideró el rechazo tiene a Rojas-Marcos de cliente
El 16 de diciembre se cumple el vigésimo quinto aniversario de la peatonalización de la calle Tetuán-Velázquez, que se liberó de coches en esa fecha de 1991. Ya empezaban a implantarse las firmas multinacionales. Tres años después se reurbanizó con el pavimento actual y se llenó casi por completo de marcas internacionales que hoy ocupan el 90% de su superficie. La mayor parte de los comerciantes locales que vivieron aquella experiencia, de los cuales sobreviven menos de una decena con sus negocios abiertos, creen que el cambio fue para mejor, frente a una minoría de empresarios que entonces y hoy opinan que la peatonalización no ha aportado nada a la calle porque siguen faltando más opciones de transporte privado y público que la hagan accesible de verdad.
Siendo alcalde Alejandro Rojas-Marcos se eliminó el tráfico de Tetuán ante una beligerancia casi unánime de los comerciantes locales, que amenazaron con atarse con cadenas a las máquinas que entraran, recuerda. No tuvo apoyo ninguno, las voces que estaban de acuerdo se callaban y asegura que eran terribles las cosas que se decían. La asociación de comerciantes recogió firmas en todos los comercios de Tetuán, Velázquez y O'Donnell que envió como presión al Ayuntamiento. Convencido de la bondad de la medida y para contrastar la veracidad de esas firmas, la habilidad del alcalde estuvo en dedicar varios días (junto a su jefa de gabinete, Sonia Vivancos) a visitar y llamar a todos los vecinos y comerciantes de la calle para preguntarles su opinión y contarles las ventajas de la reforma. Descubrió que había una mayoría rotunda a favor de la peatonalización y que los que estaban en contra manipulaban o presionaban.
Bolsos Casal, que regentaba Carlos Casal, fue de los pocos comercios que firmaron abiertamente a favor. "Mi padre fue uno de los que dijo que sí a la peatonalización. El autobús pasaba por la esquina de Chico y el retrovisor te rozaba por delante de la oreja y, si te descuidabas, te daba", explica su hijo Ángel Casal, de 49 años, para quien la estrechez de la calle ahogada por el tráfico era lo peor. Hoy se alegra de la evolución de los sevillanos, que "se están acostumbrando a andar, a coger el transporte público..".
Casal elogia la medida. "Fue una decisión acertada del alcalde y de su delegado de Urbanismo, José Núñez. El sentido común decía que había que peatonalizar. Seguir con los autobuses pasando por la calle era incongruente. A Rojas-Marcos se le recuerda por la obra del estadio no olímpico, pero Tetuán fue el inicio de la peatonalización del centro, el primer acontecimiento importante para esta zona como lo fue luego la peatonalización de la Avenida y el tranvía. En el monopoly de Sevilla la calle más cara es Tetuán, que le ha ganado comercialmente a Sierpes. Eso no hubiera sido posible sin la peatonalización", relata.
Ángel vivió dos reuniones sobre esta polémica en el Ayuntamiento con Rojas-Marcos. "Éramos seis o siete comerciantes, y estaba hasta un vendedor de chucherías de calle San Eloy. Recuerdo que me dio vergüenza la reacción de la asociación de comerciantes diciendo al alcalde 'cuando nos hagas los aparcamientos y lo que pedimos se puede peatonalizar".
Cree que una minoría apoyaba la peatonalización por las compensaciones que el gremio exigía al Ayuntamiento: aparcamientos y que el transporte público llegara a la puerta de sus comercios, exigencias que parecían buscar que esa peatonalización no se hiciera en la vida.
En la tienda de recuerdos Diza, Mercedes Diza, su responsable, también quería la peatonalización."Desde el primer momento estábamos deseando. Le doy un 10 al cambio de la calle, en ventas, en tranquilidad, en humos, en limpieza del negocio. Fue un cambio maravilloso. Para mí, que me dedico al turismo, fue fundamental que la gente pudiera pasear por la calle sin el agobio de un coche", explica, antes de añadir que le afectaron las obras posteriores de reurbanización. Como vecina de Los Remedios, años después Mercedes la recomendó cuando se planteó en Asunción porque conocía las ventajas. Sobre las posturas en contra, opina que "se haga lo que se haga siempre habrá personas en contra por el miedo a lo desconocido. Es normal, aquí paraba el microbús en la puerta de la tienda", recuerda.
La mayor parte de los comercios que hace más de dos décadas firmaron en contra son hoy favorables a la medida. En la tienda de Juan Foronda, que se abrió en los años ochenta con Tetuán ya estaba repleta de coches, José Luis Foronda, encargado de Sierpes, recuerda el volumen de tráfico y que lo único bueno era que se llegaba con el coche a todo el centro. Reconoce que con la peatonalización la calle ganó mucho en comodidad y económicamente, y desplazó en importancia a Sierpes. "Ya todos nos hemos concienciado de los beneficios de la peatonalización, ahora sería inviable dar marcha atrás", sentencia.
Con todo, Foronda admite que al principio había miedo al cambio por la dificultad de llegar al centro. Ahora con el autobús que llega a la Campana y el tranvía la opción de transporte es mejor y está bastante satisfecho. Sueña con que el Metro llegue más cerca, "pero eso no lo vamos a ver", apunta.
En el despacho de Lotería de Tetuán 3, su responsable, que prefiere no publicar su nombre, rememora los días en que Rojas-Marcos llamó uno a uno a los comerciantes de la calle. "Recuerdo una llamada del Ayuntamiento de Rojas-Marcos y su sorpresa de que la mayoría queríamos que fuera peatonal y una pancarta a favor que decía que los caballeros andantes la querían peatonal". Cree que la calle ha ganado mucho, que no hay color en comparación a como era antes y así lo ratifica otro vecino. "Era una calle muy estrecha y muy peligrosa, con las motos que se subían a las aceras, y las tiendas que ni se veían con la carga y descarga y hoy es una de las calles más caras de Europa", se queja.
El lotero opina que los comerciantes se oponían porque querían descargar en la puerta de su negocio (ahora lo hacen en la Plaza de la Magdalena), y pensaban que habría más pedigüeños y venta ambulante en las puertas. Considera que esos que se oponían luego se alegraron y que a Sierpes le hizo daño el cambio de Tetuán. "En Tetuán es difícil ver locales cerrados y son muy caros, en Sierpes si un local se queda vacío cuesta ocuparlo", afirma.
En el lado contrario, hay comerciantes que siguen siendo críticos con la reforma, como los responsables de la tienda de ropa de caballeros Noguel, la más antigua de la calle, y de zapatería Ziros, que coinciden en que la mejora de Tetuán nada ha tenido que ver con la peatonalización, que ven incompleta mientras no se facilite el acceso de todo tipo de transportes. "Se hizo por una cabezonada de Alejandro (Rojas-Marcos). Nos prometió un parking en la Plaza Nueva y apostamos por poner dinero encima de la mesa. Pedíamos garantizar ese parking antes de peatonalizar, ese fue el engaño", lamenta Tomás González, dueño de Noguel, que lideró el rechazo a la peatonalización y guarda las firmas de todos los comerciantes de Tetuán y Velázquez a favor y en contra en aquel año clave. Hoy es líder del gremio sevillano en Aprocom.
Paradojas de la vida. Ese mismo comerciante tiene como cliente al mismísimo ex alcalde Alejandro Rojas-Marcos, que promovió y llevó a cabo la conversión el cierre definitivo al tráfico de esta vía. "Rojas-Marcos es cliente mío y nos saludamos por la calle; yo defendía una postura en Tetuán por el bien de la ciudad y del comercio", declara González.
Antonio Ortiz, gerente de Ziros, valora que "la peatonalización en sí no ha hecho mejorar Tetuán, que ya tenía tiendas grandes antes". Por eso es partidario de que vuelva a abrirse al tráfico si no se añaden más opciones de transporte: "Una calle con la misma oferta comercial que Tetuán con tráfico y con soluciones para la accesibilidad sería triplemente mejor". Y asegura que por eso tienen éxito las calles Larios de Málaga, con un parking subterráneo; la valenciana Juan de Austria, con bocas de Metro en ambos extremos; y la madrilena calle Preciados, también con Metro.
Tomás González abunda en que la peatonalización no ha traído nada bueno a la calle Tetuán y que no llegaron más firmas internacionales por peatonalizar, sino que coincidió en el tiempo."Las calle Tetuán y Velázquez eran buenas antes de que se peatonalizaran; la transformación en los 90 es la que sufren muchas calles del resto de España con grandes marcas. Esto coincide con la decisión del Ayuntamiento de peatonalizar". "La peatonalización se hizo y el único beneficio que sacamos es que la obra duró dos meses y medio. No fue acertada la forma de llevarla a cabo. No es cortar el tráfico sólo. Hay muchas cosas que cuidar antes de peatonalizar".
Tampoco considera que las ventas hayan mejorado con el cambio. "Las ventas han tenido sus fluctuaciones dependiendo del consumo, pero por ser una calle peatonal no se va a comprar más. Peatonal no es igual a superéxito, y no peatonalizar a crucificar la ciudad", y pone como ejemplo el Paseo de Gracia de Barcelona y la calle Serrano, calles con tráfico.
González no ha cambiado de parecer. "Pedíamos lo que hoy sigo defendiendo: peatonalizar no es cortarla al tráfico sólo, también medidas paralelas de limpieza, vigilancia, mobiliario urbano, iluminación. Hoy en Sierpes hay luces de paso de tráfico", lamenta. "Las ciudades hay que hacerlas cómodas, los ciudadanos tienen que llegar con comodidad en coche, metro, bici..." y mantiene que "hay un público de alto nivel que no quiere usar el transporte público".
Con todo, admite que no es partidario de dar marcha atrás. "Ahora sería absurdo una calle Tetuán con tráfico cuando éste no llega a la Plaza Nueva. Estamos rodeados de islas peatonales", pero recalca que lo que hay se puede seguir mejorando y no sólo con Metro. El alcalde que afrontó este cambio aprendió esta lección: ante una decisión impopular que genera miedo y donde hay aparentes manipulaciones, hay que coger el toro por los cuernos, echarle valor y ofrecer mucha información si tienes claro lo que haces.
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