Tablada: la brecha que distancia a PSOE e IU

Torrijos pone límites al proceso de negociación impulsado por Monteseirín y defiende que se inicie una tercera expropiación

Antonio Rodrigo Torrijos, al fondo, monta en bicicleta junto al alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín.
Carlos Mármol

06 de octubre 2009 - 05:03

Tablada empieza a separar a PSOE e IU en el Ayuntamiento. Y, lejos de lo que pudiera parecer, no se trata de una divergencia coyuntural, sino de una brecha profunda que probablemente se irá haciendo mucho mayor a medida que pase el tiempo y se aproximen las vísperas de las próximas elecciones municipales. El grupo de IU en el Consistorio, que desde agosto había guardado un elocuente silencio en relación al anuncio de Monteseirín de impulsar una negociación con los propietarios de los terrenos de la antigua dehesa -el consorcio inmobiliario Tablada Híspalis AIE-, optó ayer por mover ficha e hizo público un documento de cinco folios titulado El ruido de ladrillos amenaza a la Tablada Verde. En él, por primera vez llevan a la contraria en público a sus socios de gobierno en un tema considerado una auténtica cuestión de Estado. Al menos, en Sevilla.

La coalición de izquierdas, sostén político del alcalde durante los últimos seis años y medio, dice en dicho texto de forma expresa que su apuesta pasa por volver a iniciar el proceso de expropiación de los suelos de la dehesa, algo que Monteseirín no ha querido hacer a pesar de contar con argumentos jurídicos y urbanísticos más que suficientes. Oficialmente, el alcalde ha justificado la opción de negociar precisamente en el hecho de que los dos procesos acometidos para expropiar no han terminado con victorias judiciales a favor del gobierno local. Más bien todo lo contrario.

Izquierda Unida, sin embargo, explica que su apuesta política -el gobierno local como tal no ha tomado aún resolución alguna al respecto- consiste en tratar de hacerse con la titularidad de los suelos para construir un parque metropolitano. Su argumento: los procesos iniciados hasta ahora -un pleito ante los juzgados de lo contencioso y su posterior recurso ante el TSJA- no han tenido en cuenta "los instrumentos legales existentes", que se sustancian en tres documentos normativos. En primer lugar, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que aún no ha sido usado como ariete ante los jueces para defender la expropiación de Tablada. Los dos procesos fallidos, de hecho, se han limitado a la delimitación del suelo, un paso previo a la expropiación. Ambos expedientes fueron acometidos cuando el PGOU aún estaba en proceso de redacción. Su ratificación definitiva es el principal argumento de peso para IU. Junto a él, aparece el Plan Metropolitano de Sevilla (Potaus), que fue aprobado definitivamente en julio de este año. Tampoco ha sido usado por el Consistorio en su propuesta ante los jueces. En tercer lugar, la nueva ley del suelo: aprobada por decreto en 2008, viene a desvincular el valor objetivo de cualquier suelo del grado de expectativa de su propietario particular, asignándole exclusivamente el del uso del terreno en el momento de iniciar el proceso de expropiación. "Son éstos" dice el texto de IU, "argumentos muy potentes, serios jurídica, legal y objetivamente".

Izquierda Unida no se cierra, sin embargo, a una negociación. De hecho, los contactos con los propietarios ya se han producido, con bastante sigilo, entre alguna de las inmobiliarias y el asesor de cámara de Monteseirín, que no ha llevado esta decisión a foro municipal alguno consciente de que IU no está precisamente muy por la labor.

La federación de izquierdas dice, no obstante, estar dispuesta a admitir estas conversaciones siempre y cuando esto no impida iniciar una tercera expropiación -se trataría de negociar con el pleito en los tribunales- y lo hablado se limite exclusivamente al justiprecio del suelo. Esto es: a la cantidad de dinero que el gobierno local tendría que pagar a las inmobiliarias por obtener la propiedad de Tablada. Esto no supone cesión alguna: cualquier expropiación contempla una fase de negociación justo sobre este punto. Si no hay acuerdo, es entonces un juez quien lo fija. Con la nueva ley del suelo, Tablada deberá ser valorada como suelo rústico.

La coalición cierra así la puerta a la opción -teórica- de compensar a Tablada Híspalis con suelos públicos en otra zona de Sevilla. También es estricta en relación al calendario: no quiere que los contactos se dilaten más allá del próximo mes de noviembre si no se percibe voluntad real por parte de las inmobiliarias de llegar a un acuerdo. Sin entrar en descalificaciones hacia el PSOE, la coalición insiste en que todo el respaldo electoral logrado en 2003 y 2007 se sustenta en que Tablada sea "verde y pública". También en este principio se basó el acuerdo de gobierno con Monteseirín, cuya supervivencia a partir de 2011 es, ahora más que nunca, una incógnita.

La parte más llamativa del escrito de IU es la que se refiere a la idea de convertir parte de Tablada en una marisma: una iniciativa abanderada por una plataforma de profesionales sevillanos -de la que se descolgó el CSIC, que apadrinó la idea en su origen- que incluye la construcción de edificios en parte de los suelos de Tablada, algo que no casa con el PGOU. El Ayuntamiento no sólo se ha visto con ellos, sino que les ha sugerido que no hablen de las viviendas "en una primera fase". Se entiende pues la valoración de IU. "No existe ninguna espontaneidad en la propuesta de inundar Tablada. La idea nos parece escasamente documentada, técnicamente poco viable, demasiado inconcreta y cuyas compensaciones a la propiedad no aparecen o aparecen camufladas bajo cortinas de humo". Otra divergencia con el PSOE: mientras éste les presta tiempo y oídos, sus socios dicen: "no nos parece una propuesta a considerar con suficiente seriedad". IU llama por último a la movilización a través de la Plataforma Tablada Verde -partidaria del proyecto del PGOU- y de otras organizaciones políticas, sindicales y vecinales. Las diferencias mutuas no pueden ser más patentes.

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