Silvio, el amante de la Semana Santa de Sevilla, el rock y la libertad
El músico sevillano sigue siendo conmemorado más de 20 años después de su fallecimiento
El mítico Silvio tendrá por fin una escultura en Los Remedios
Si el rock sevillano tuviera un rostro probablemente fuera el de Silvio. Su figura sigue siendo recordada por cariño en la ciudad y eso se puede observar en homenajes como la escultura que será colocada en su barrio, Los Remedios. Esta propuesta, impulsada por Ciudadanos, fue apoyada por unanimidad por el resto de los grupos políticos.
Los comienzos del rockero
Silvio Fernández Melgarejo nació el 8 de agosto del año 1945, en el municipio sevillano de La Roda de Andalucía. Hijo de Antonio de los Santos, en aquel momento redactor jefe del diario ABC de Sevilla, y Eva Fernández, una mujer romaní oriunda de Coria del Río. Silvio tuvo una hermana pequeña, Evita, que murió cuando el artista tenía 27 años.
Inspirado por los tambores de Semana Santa desde niño y por artistas como Elvis Presley, comenzaría su trayectoria musical como batería (y bajista). Participó en algunos grupos como X-5, 5 Mercurys, Gong y Smash, banda pionera del rock andaluz psicodélico y en la que Silvio comenzó a aumentar su popularidad por sus solos y su actitud.
Una boda y un regreso
En lo personal, Silvio decide retirarse de los escenarios al casarse con una rica heredera de Reino Unido, Carolyn Williams, con quien tuvo un hijo. Sin embargo, el matrimonio terminó roto, en parte por las juergas del artista a costa del dinero de su esposa, lo que hizo que ella regrese a su país con el hijo de ambos.
Esto provoca el regreso de Silvio a la música, en la década de los 70, con los grupos Luzbel, Barra Libre y con Sacramento, grupo con el que cosechó algunos de sus grandes éxitos.
La consagración de la leyenda
En las dos décadas posteriores, Silvio lanza 5 discos al mercado, marcado por la variedad, las mezclas estilísticas (desde la fusión del rock con canciones melódicas o flamenco), pero que también destacaban por la improvisación del artista y sus letras casi surrealistas, que van desde la apreciación de la figura de la Virgen hasta a una canción dedicada al Real Betis Balompié (aunque era un acérrimo seguidor del Sevilla FC), que atrajeron a públicos muy diversos hacia su figura.
Con el tiempo, Silvio se convirtió en una figura querida en Sevilla y sobre la que existían mitos urbanos y anécdotas.
La muerte no es el final
Silvio murió en 2001. A su entierro acudieron multitud de caras conocidas de la música y cultura española, como Luz Casal o el recientemente fallecido Jesús Quintero, pero también amigos y compañeros del músico, como Pive Amador.
Posteriormente, Sevilla le dedicó una calle, llamada Rockero Silvio en el barrio de Los Remedios, el mismo que también acogerá su escultura.
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