"Siempre me ha dado mucho reparo hacer las cosas que me gustaban"
Miguel Ángel González. Ingeniero de sonido
Por segundo año consecutivo, ha sido nominado a un Grammy con Café Quijano. Abrió en Gines uno de los dos estudios de masterización de Andalucía.
AYER cumplió 30 años. Con 22 se fue a Londres. Miguel Ángel González (Sevilla, 1986) tiene en Gines el primer estudio de masterización musical de Sevilla. Nominado a los Grammy con Café Quijano por Orígenes. El Bolero. Volumen 3.
-¿Quién se los llevó?
-El del álbum del año, Juan Luis Guerra. El de la grabación del año, la mexicana Natalia Laforcade. Los colombianos y los mexicanos están pegando fuerte en los Grammy.
-¿Lo vivió de cerca?
-Estuve los tres días en Las Vegas. Es como un Parque de Atracciones para adultos.
-¿Cómo surge su relación con la música?
-Mi trabajo tiene más que ver con la ingeniería. De la música, mi padre tenía un tambor rociero y mi madre me obligó a que me apuntara a clases de batería. Mi profesor fue Rafael, el batería de Diego Amador. La toco en un grupito de amigos que actuamos un par de veces al año en bares.
-¿Por qué en el Aljarafe?
-Estudié en el colegio Aljarafe. Me crié en Tomares y mis padres se mudaron a Valencina.
-Son vecinos de Kiko Veneno.
-Y de Raimundo Amador y Pepe Bao, el bajista de O'funk'illo.
-¿Cómo da el salto del arte, entre comillas, a la técnica?
-Tuve clarísimo que quería ser ingeniero de sonido. Pero siempre me ha dado mucho reparo hacer las cosas que me gustaban. Lo tuve tan claro que hasta lo soñé.
-Da el salto desde la batería, igual que Silvio...
-Le digitalicé la nueva versión de Fantasía Occidental.
-¿Dónde estudió?
-Soy de la primera generación de técnicos de sonido titulados por la Junta de Andalucía. Antes había escuelas privadas.
-¿Es un oficio académico?
-Se aprende trabajando y leyendo. En 2008, el primer año de la crisis, me fui a Londres. Me ponía el plumífero, los guantes y con el currículum cada día me iba a un barrio. En cada barrio de Londres había veinte o treinta estudios. Muchos estaban cerrando porque el euro se había igualado con la libra. Allí trabajé de telefonista, llamaba a España haciendo encuestas. Vivía en el barrio donde hicieron los Juegos de 2012.
-La patria de David Bowie...
-Lo admiro no sólo por su música, sino por su persona. Hay muchos músicos, pero no hay tantos artistas y él era un intérprete de su pensamiento. Alguien excepcional, necesario para el arte.
-¿Cómo se decidió a abrir este estudio pionero?
-Con muchas ganas y mucho miedo de tirarme al vacío.
-¿Cómo llega a Café Quijano?
-Un cliente mío le grabó un disco a Manuel Quijano, el cantante. Yo estaba con él aprendiendo. Al principio ni cobraba. Le ayudaba a cambio de conocimientos.
-¿Se cobra en conocimientos?
-Tenía otros trabajos. Mientras limpiaba el estudio o le ponía el café al artista me fijaba en qué botón habían movido.
-¿Con quién ha trabajado?
-Le he masterizado discos a Manuel Carrasco, a Antonio José, ganador de La Voz. Los dos de Gemeliers, doble platino.
-¿La música eclipsa otras aficiones?
-Soy un apasionado, un enfermo del surf y de la naturaleza. Las mezclo las dos en los viajes que preparo con mi furgoneta. Cojo olas si se puede, veo pájaros si hay. El último viaje que hice así fue hasta Marrakech.
-¿Hay química entre Sevilla y León, patria de Café Quijano?
-Yo les mando el trabajo.
-¿Un anacoreta en equipo?
-Algo parecido. La mezcla y la grabación las ha hecho otro sevillano, Luis Villa.
-Dos veces nominado. ¿A la tercera irá la vencida?
-Estar allí ya es un premio. Pablo Alborán o Miguel Bosé no tienen ningún Grammy.
-¿Lo más humano y lo más 'divino' que vio en Las Vegas?
-No hay que irse a Las Vegas. Trabajé un año en la Bienal de Flamenco, preparando el escenario y los micros, me impresionó ver a Vicente Amigo. Con poca gente me ha pasado eso. Si hubiera visto a Paco de Lucía, imagino que habría sentido lo mismo. Vi en los Grammy a Miguel Bosé. No hablé con él, pero transmite una energía curiosa. Con Umberto Gattica pasa algo parecido. Es un productor chileno que trabajó con Celine Dion y Michael Jackson.
-¿Los artistas entienden de compresores y ecualizadores?
-A ellos les interesa el principio y el final del proceso. Ésta es la parte entre comillas menos artista, pero yo creo en la creatividad.
-¿Qué lee el masterizador?
-Libros de viajes y que me hagan pensar. Si cuento los libros que he leído, la gente habituada a leer se reiría. No puedo leer El alquimista de Paulo Coelho igual que lo leería mi profesor de Literatura. Pasa como con la música. No todo el mundo le pide las mismas cosas al artista.
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