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Las Sevillas de Juan Espadas

La lista que ha presentado el candidato del PSOE a la Alcaldía parece responder a las necesidades planteadas durante la precampaña electoral; el desafío ahora es hacer que funcione y los votantes se identifiquen con ella.

María José Guzmán

20 de febrero 2011 - 05:03

Juan Espadas, el candidato del PSOE a la Alcaldía de Sevilla, se presentó a finales de verano como la "mejor opción disponible" en un partido que necesita generar entusiasmo para revalidar su poder en el Ayuntamiento. El elegido asumió el reto de renovar las ilusiones, dentro y fuera, y demostrar que los errores se podían corregir. Para eso, lo primero que hizo fue "escuchar a la ciudadanía", recoger sus propuestas -más de 800 dice que tiene- y plasmarlas en un programa electoral y en una lista. ¿Quién la ha confeccionado? Al margen de los juegos de poder e influencias, que está claro que los hay, la candidatura, en la forma, más que en el fondo, responde a su esquema. Meses atrás ya presumía de buscar para su equipo a buenos profesionales y militantes comprometidos sin cargos orgánicos y ahora se presenta con una candidatura que trata de englobar a todas esas Sevillas de las que ha venido hablando en esta aburrida precampaña.

La Sevilla del empleo, la de los emprendedores, está representada en Susana López, presidenta de las mujeres empresarias. Espadas habla de una revolución silenciosa que ya se está haciendo en los laboratorios de la Cartuja y en las pymes y que será clave para sacar a Sevilla de la crisis. ¿Es Susana López su mejor representante? De momento, forma parte de una cuota femenina que el candidato ha querido tener muy en cuenta -dice que las mujeres han sido las que más han trabajado con él-, pero que ha quedado escasamente representada.

Y en este cometido de sacar de la asfixia económica a la ciudad, un buen escudero será, sin duda, Antonio Muñoz, tal vez el miembro de la lista que no genera ningún reproche. El suyo es el perfil del técnico, serio y experimentado, que puede explotar mejor el potencial turístico y a la vez económico de la ciudad; no en vano es un campo en el que ya trabaja con gran acierto. La Sevilla que mira al río y a sus tradiciones desde un enfoque moderno.

Muñoz, afiliado en La Rinconada, también representa a la Sevilla metropolitana de las grandes oportunidades, a la que también perteneció el propio Espadas -residente en Dos Hermanas hasta hace poco- y donde vive -la Sevilla del Aljarafe- la número dos, Mercedes de Pablos. Una periodista reconocida para afinar mejor con la comunicación y transmitir sin tropiezos las decisiones del gobierno, un claro error del mandato socialista que acaba.

No en vano, los tres primeros fichajes de su lista parecen responder, quizás no en ese orden, a las prioridades del mandato que viene. Pues tras la economía y la mejor política de comunicación, un magistrado de prestigio, Eugenio Suárez Palomares, puede jugar un papel clave para, si es necesario, cuidar que el Ayuntamiento salga airoso del atolladero judicial que parece venírsele encima. Conoce el caso Mercasevilla y representa a una Sevilla con veteranía.

Y luego está la Sevilla de los barrios, donde la mujer tiene un papel protagonista, la Sevilla de Adela Castaño, la número 7 que, aunque hay quien le critica sus estridencias, moviliza al Este y es una de las piezas claves del equipo de Espadas, que ya ha hecho campaña puerta a puerta en los últimos meses. Otra mujer y otro nivel de formación y entrega. Aunque el mayor compromiso feminista se ha quedado en un puesto simbólico, el 32: Amparo Díaz Ramos, letrada especializada en violencia de género.

¿Cuáles son otras Sevillas de Espadas? La de los jóvenes de una generación que crece ignorando a la política y, sobre todo, a sus dirigentes. Por eso el candidato socialista buscó semanas atrás en las universidades y se quedó con el delegado de alumnos de la Pablo de Olavide, Pilo, como se autodenomina Antonio Martín, el número 21. De entrada, es un chico de Cádiz con una oratoria brillante, un independiente que compartirá campaña con sus ahora compañeros de Juventudes Socialistas. La Sevilla del talento y la Universidad quizás hubiera tenido su cuota con Lina Gálvez, vicerrectora de la Olavide, opción en suspenso.

Y entre independiente e independiente están los militantes que han pasado la criba de la dirección, gente de las bases y concejales de perfil plano. No hay fontaneros, sí algunos juristas y emprendedores. El reto de Espadas ahora es confiar en que se produzca un ejercicio de identificación entre quienes van a votar y los miembros de su lista. Demasiado arriesgado; el candidato ha querido aparecer como un tipo normal, como otros muchos que trabajan y viven por Sevilla, como el vecino del quinto. Quizás sea ésta la estrategia. Pero , ¿eso funcionará?

El nivel de abstención fue demasiado alto en las agrupaciones socialistas. Un ejemplo: en San Jerónimo, de 181 militantes sólo acudieron a votar 39, de los que 3 votaron en contra y hubo un voto blanco y otro nulo. O sea, la participación fue del 21%, un porcentaje similar al de Macarena, Cerro-Amate, Miraflores o Sur, donde se concentran gran parte de los descontentos con las exclusiones de los secretarios de las agrupaciones, una gran novedad en esta candidatura, y que ya han advertido que no se sienten representados por los hombres y mujeres de Espadas. Con quien sí se identifican muchos socialistas, y hay pruebas recientes de ello, es con Alfonso Guerra, pero no hay que olvidar el 33 de la lista es meramente simbólico, nunca gobernaría.

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