Sevilla ante el brote de coronavirus: vivir entre el miedo, la unión y el humor
Los sevillanos viven sus primeros días de confinamiento entre los que prefieren quitar hierro a la epidemia y los que asumen con resignación y alternativas los nuevos hábitos de vida
España vive su primera semana del estado de alarma que el Gobierno central decretó el sábado a última hora de la tarde por la crisis del coronavirus. Varios días de encierro que no han hecho que en Sevilla se haya perdido la guasa. "Dos besos desde lejos", se decían dos señoras de mediana edad desde una acera a la otra a principios de semana en una calle del barrio de la Macarena mientras paseaban, como de costumbre, a sus perros. Son de las pocas personas que podían verse en una zona de la ciudad que, por la que su cercanía con el hospital, es clave en el trasiego multitudinario de personas cada día.
La ciudad, y su provincia, han acogido entre el miedo, la broma y el escepticismo las primeras horas de confinamiento. El primer día de encierro se vivió en domingo, aunque ya desde el sábado, con el cierre de bares y comercios, las calles de todos los rincones de la provincia empezaron a mostrar un estado casi desértico e inédito al mismo tiempo. El fin de semana transcurrió entre los que intentaban hacer su vida normal de cualquier sábado y domingo entre salir a correr, pasear al perro, comprar el periódico o conversar con sus amigos en el mismo banco de la plaza de barrio en el que lo hacen cada mañana. Era el caso de un grupo de mayores también en la Macarena que, desde el anonimato, aseguraban que seguirían reuniéndose "como cada mañana" a conversar sin temer demasiado al "nuevo virus" e incrédulos de lo que más tarde estaría por venir. Muy cerca, en una farmacia, los clientes guardaban cola para entrar en grupos de dos en dos. De nuevo, otra señora de avanzada edad no entendía qué estaba pasando. "¿Una cola para entrar en la farmacia? ¿Y esto es por el coronaviurs ese?", se preguntaba ante la mirada de los que esperan su turno para entrar.
A lo largo de estos primeros días del estado de alarma también se han podido ver los que optan por asumir esta medida desde la unión y solidaridad. Desde el sábado hasta la fecha, sin faltar un solo día, los balcones de Sevilla se llenan de aplausos a las 20:00 en homenaje al personal sanitario. Los más pequeños también se suman a estas medidas de unión ante las adversidades y, en su primer fin de semana sin pensar en la vuelta al cole por el cierre también de los centros educativos, se dedican a pintar arco iris junto lemas como Todo va a salir bien, Todos somos fuertes o, el clásico ya, Quédate en casa. Dibujos a modo de carteles que pueden verse colgados en los balcones y terrazas que se han convertido en el lugar más demandado de las familias con niños pequeños. "Nos salimos aquí y esperamos a ver si algún vecino también sale y los niños hablan un rato entre ellos", dice una joven desde una terraza en una calle en Pino Montano mientras sujeta entre sus brazos a un menor de no más de cuatro años que prácticamente no la deja hablar.
Tampoco podía faltar el humor y mucho menos el uso de las redes sociales, una de las más exitosas vías de comunicación en tiempos de confinamiento. Sevilla se ha convertido en la provincia de las calles vacías y las terrazas llenas, un espacio que ha cobrado especial protagonismo en las viviendas sevillanas estos días. Por ejemplo en una comunidad de vecinos de Mairena del Aljarafe -que incluso ha sido puesta de ejemplo por el presidente de la OMS- no tienen tiempo para el aburrimiento y de las clases de fitness dirigida por Gonzalo García Broto, un monitor deportivo y residente, que desde el techo ajardinado de una zona común ve como se toda su vecindad, desde mayores a pequeños, se unen a su clase, se pasan a una partida de bingo de balcón a balcón. "Queremos que esta situación no se entienda como algo negativo. Todos necesitamos una sonrisa y esto es un estilo de llevarlo de forma sana, feliz y crea unidad. Sería la bomba que todo el mundo desarrollara estas iniciativas", explica uno de los vecinos a un reportero de Canal Sur Televisión.
El estreno de un estado de alarma nuevo para todos dio para más el pasado domingo. Banderas de Betis y Sevilla en los balcones a la hora en la que se tendría que estar jugando el derbi, cantes por sevillanas en las terrazas, flamenco... e incluso planes para el futuro como la convocatoria de una fiesta infantil en los balcones el próximo viernes a las 14:00 horas. También están las videollamadas. Muchos escolares emplean las nuevas tecnologías para conversar, jugar, y cómo no, también para estudiar, mientras dura la cuarentena.
Con el lunes llegó el primer día de rutinas a una ciudad que amaneció casi irreconocible. El coronavirus hizo desaparecer la hora punta del tráfico en Sevilla y la movilidad, según las cámaras del Ayuntamiento de Sevilla, fue fluida entre las 7:00 y las 9:00 horas, en zonas claves dentro de la ciudad y en los accesos por la autovía de circunvalación SE-30, la autovía A-8058 (Sevilla-Coria del Río) o la A-49 (Sevilla-Huelva). "Sin retenciones a lo largo de las primeras horas de este lunes en los accesos a Sevilla", es el mensaje que transmitió el Centro de Gestión del Tráfico de Andalucía. La misma situación de repitió el martes aunque, según la Dirección General de Tráfico (DGT) el descenso del tráfico fue de un 58% y un 57% en sentido creciente y decreciente, algo menos acusado que el lunes, cuando fue del 64% y 60%. En Sevilla, la carretera que más reducción de tráfico experimentó fue la A-49 en Castilleja de la Cuesta, que registró un 65% menos de vehículos (sentido creciente).
Juan A. trabaja en una empresa de reparto en el aeropuerto. Lleva en su coche su acreditación para poder salir a trabajar, que hasta ahora ninguna fuerza de seguridad le ha pedido. Asegura que llega al aparcamiento en coche, entra en la nave de la empresa y al acabar se vuelve a dirigir al coche y prácticamente ni habla con sus compañeros. El lunes fue el primer día que comenzó su rutina con las nuevas condiciones exigidas por el Gobierno. Mantener distancias o evitar coincidencias en zonas de más de 3 ó 4 personas, son algunas de las obligaciones impuestas por la empresa. El escaso tráfico en las vías sevillanas es lo que más ha llamado su atención. Con horario partido, Juan A. va y vuelve a casa en plena hora punta, pero eso ya no es ningún agobio. "De vuelta al trabajo, sólo íbamos por la Supernorte un compañero mío que me adelantó y yo", afirma. Una imagen insólita de una vía muy por lo general de tráfico denso.
Tampoco los autobuses urbanos registran las típicas aglomeraciones de cualquier día de diario a primera hora. José Hidalgo es chófer de Tussam y el lunes llevó la línea B-4, entre Torreblanca y San Bernardo. "La mañana fue "muy tranquila". "Apenas he llevado a 35 pasajeros en toda la jornada de trabajo y, la verdad, es que la gente se ha mostrado muy ordenada y respetuosa", afirma. En cuando al perfil de los usuarios aclara que por lo general se han montado trabajadores "y algunos mayores".
La empresa municipal de transporte sigue funcionando con normalidad, pero siguiendo una serie de protocolos que limitan la entrada de pasajeros sólo por la puerta central del autobús y suprime el pago con tarjeta. "Llevamos guantes y se ha notado mucho la supresión del pago en metálico, la gente no se nos acerca", dice Hidalgo. Aunque en la línea que ha trabajado este lunes este chófer no es una de las más concurridas, José Hidalgo asegura que la situación ha sido igual en la mayoría y que en las paradas había "relativamente poca gente". De igual modo informa de que las líneas más usadas sólo van a circular al 50% de su capacidad "para que se respeten las distancias entre los usuarios". Ante esta situación, el presidente del comité de empresa de Tussam, Emilio Cubero (Sindicato Independiente de Trabajadores del Transportes, SITT) ha razonado que "si no hay usuarios", es posible que "se reduzca el servicio" público de Tussam para ajustar la oferta a la demanda, pero de momento el servicio se ofrece con toda la flota disponible.
La compra es otra de las rutinas alteradas este primer día laborable en estado de alarma. El lunes ha amanecido con colas a las puertas de los establecimientos alimenticios desde primera hora. En la puerta de los negocios hay personas que se dan la vez y aguardan haciendo una fila, pero guardando más de un metro de distancia entre cada una. La compra ya no se hace por días, la gente lleva el carro de la compra para llevarse "todo lo que pueda", bromea una señora a la puerta de un supermercado de una famosa cadena en Sevilla. La situación se repite en farmacias, carnicerías, panaderías y fruterías. "El turno tenemos que esperarlo de todos modos, pues nos distanciamos un poco y ya está, qué le vamos a hacer", afirma con resignación una mujer que hace cola en una frutería en el municipio de La Algaba.
Para los infectados y sus familiares, la situación es muy diferente. No obstante, la situación de encierro general ha hecho rebajar el agobio por no poder salir de aquellos que se recuperan en aislamiento en casa. Es el caso de Loreto Pérez, la estudiante de Comunicación sevillana que, tras un viaje por Italia dio positivo en coronavirus el pasado 6 de marzo. Desde entonces lleva confinada en casa. Sigue infectada. La primera prueba para comprobar su estado se la hicieron el jueves pasado y el resultado fue positivo, al igual que las que le han repetido a lo largo de esta semana. Mientras tanto asegura que mata las horas en casa a través de una "rutina" que ella misma se ha marcado. "Me levanto y hago deporte ya que una amiga está haciendo entrenamientos en directo por Instagram; luego hago algunas cosas de la Facultad y después de almorzar me lo tomo ya mas de relax, leo, veo alguna serie, hago facetime, dibujo...", explica la joven.
El deporte on line se ha convertido en otra buena opción para matar la horas en casa. La monitora de Zumba Carmen Falante ha creado tendencia desde Guillena. El lunes, casi un millar de personas de toda España siguieron por internet una clase de zumba en directo, que propuso a través de sus redes sociales para dar clases gratis tras cerrar el gimnasio en el que trabaja por la crisis del coronavirus. La clase fue impartida desde una habitación de su propia casa, y nada más empezar ya comenzaron a unirse a ella personas de distintas partes de España a través de Instagram.
Carmen es monitora del gimnasio Aquasport de la localidad de Gerena, y el lunes publicó un mensaje en sus redes sociales indicando que "estoy trabajando para ofreceros clases de Zumba gratuita online". Propuso a sus seguidores dar la clase los lunes y jueves a las 19:00 horas, con un altavoz conectado a su móvil para tener mejor sonido. La idea ha funcionado de tal forma que durante la clase no paró de sumarse gente de todo el país, que le ha agradecido su gesto espontáneo para poder seguir practicando zumba sin salir de su casa.
No es la única, otros muchos monitores de gimnasios en Sevilla también lo están haciendo con éxito entre sus afiliados a través de clases en directo en streaming. La cadena de gimnasios Viding, que posee dos centros en Sevilla, ha colgado en su web vídeos de entrenamiento online y ha preparado un horario de actividades en streaming para continuar dando servicio a los clientes.
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