Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Meteorología
Ha sido una primavera muy cálida y se vaticina un verano en la misma línea. Éste es, a grandes trazos, el resumen de la estación que ha acabado este martes y el avance de la que ha comenzado a las 11:14. Las altas temperaturas son las protagonistas de la rueda de prensa ofrecida por el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Andalucía, Luis Fernando López Cotín, quien ha intervenido por última vez, antes de su jubilación. Este especialista ha apuntado que los episodios de calor serán cada vez más frecuentes en Sevilla, consecuencia directa del cambio climático.
La primavera comenzó más fría de lo habitual, con un mes de marzo y abril por debajo de los valores normales en cuanto a temperaturas medias y con un nivel de precipitaciones que alivió, aunque sólo fuera momentáneamente, la sequía que sufre el campo y los embalses. Sin embargo, a partir de mayo, este panorama cambió por completo.
El termómetro comenzó a subir y tras dos meses en los que el calor no había hecho acto de presencia, se alcanzó un valor histórico. Ocurrió el viernes 20 de mayo, cuando se registró una máxima a la que nunca antes se había llegado este mes, 41 grados. Hasta ahora la marca más cercana fueron los 40,8 grados que se padecieron el 13 de mayo de 2015.
Son, por tanto, dos valores máximos muy cercanos en el tiempo y a los que se había llegado cuando aún quedaba más de un mes para el inicio del verano. Algo que, aunque pueda parecer insólito, se convierte en una tendencia habitual desde que comenzó el siglo XXI. Según ha explicado López Cotín en la década de los 70 y 80 sucedía lo contrario, es decir, se alcanzaban temperaturas máximas y medias por debajo de los registros normales. Tras un periodo de transición en los 90, en el arranque de la presente centuria la tendencia se ha invertido: valores por encima de la media, que son fiel reflejo del cambio climático.
Las olas de calor constituyen uno de los síntomas de este fenómeno. Así se ha vivido en el mes de junio, cuando a partir del domingo 12 se sucedieron cinco jornadas con máximas por encima de los 40 grados. Para que un periodo intenso de calor sea denominado así se requiere, al menos, tres días con esta marca. En mayo se batió récord, pero fue un pico de calor, no una ola. En junio sí fue una ola de calor, pero no se superó la marca más alta alcanzada ese mes en Sevilla, que fue de 45,2 grados en 1961.
En opinión de López Cotin, estos episodios de calor serán cada vez más frecuentes. "El verano se adelantará y tardará más en acabar", ha referido el meteórologo, quien ha precisado que el cambio climático no se traducirá en una subida paulatina de las temperaturas todos los años, sino en "un efecto de diente de sierra" que, en general, supondrá un incremento.
De cara al verano, se prevé que la estación que ha comenzado este martes sea más cálida de lo habitual, por lo que no se descartan nuevas olas de calor. Las precipitaciones, casi inexistentes en esta época del año, serán muy escasas y si se presentan lo harán en forma de tormentas. Un pronóstico que agrava la situación de sequía que padece la provincia de Sevilla, a la espera de que comience el nuevo año hidrológico el 1 de octubre. Si a partir de entonces no llegan lluvias abundantes, se podría pasar de la prealerta por sequía que a la alerta. Habrá que estar pendiente del cielo.
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