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Sevilla se quita la mascarilla 700 días después

Salud Pública

Expertos y sanitarios instan a extremar la precaución en aglomeraciones, espacios cerrados y ante personas vulnerables

Andalucía opta por que las empresas decidan sobre el uso de mascarilla en interiores

Una mujer con mascarilla. / Juan Carlos Muñoz

Mayo de 2020: el Gobierno decreta la obligatoriedad de la mascarilla cuando no se pueda guardar la distancia de seguridad. 20 de abril de 2022: las mascarillas dejarán de ser obligatorias también en interiores. Dos fechas y 23 meses de por medio, o lo que es lo mismo, 700 días en los que de ser sólo una cosa de médicos, hospitales y salas blancas, la mascarilla se ha convertido en un complemento casi inherente a nosotros.

Aunque su uso en exteriores dejó de ser obligatorio cuando la evolución de la pandemia lo permitió, el susto de la sexta ola y la alta capacidad de contagio de la variante ómicron llevaron a tener que taparnos nariz y boca una vez más. Una situación, eso sí, que sólo duró poco más de un mes (desde el 22 de diciembre hasta el 10 de febrero). Ahora, parece que del pulso mascarilla sí-mascarilla no, ya se conoce un vencedor definitivo. Según los planes del Ejecutivo, los cubrebocas dejarán de ser obligatorios en los colegios, en el comercio o en la hostelería, pero sí lo seguirá siendo en hospitales, residencias de mayores y transporte público. Ante esta situación, una misma pregunta se mantiene en el aire, ¿el momento actual de la pandemia permite la aprobación de esta medida?

"Nunca podemos saber cuándo será el momento adecuado, entran en juego muchos parámetros, tanto epidemiológicos, sanitarios como de otro tipo, por lo que, con toda esa información, las autoridades tomarán las decisiones que consideren más adecuada". Son palabras de Miguel Porras, epidemiólogo del Área de Gestión Sanitaria de Osuna y miembro de la Sociedad Andaluza de Epidemiología, que explica a este periódico cual es la postura desde su sociedad científica ante el Real Decreto que el Ministerio de Sanidad llevará al Consejo de Ministros el próximo 19 de abril y que entrará en vigor un día después. "Por nuestra parte, insistiremos en que el hecho de que una medida deje de ser obligatoria no significa que no sea útil, efectiva y recomendable", defiende.

Para el epidemiólogo, hay una lectura más allá de valorar si es el momento o no de acabar con esta obligatoriedad. "Hace poco insistíamos en que no es tan importante el cuándo, sino el cómo y el porqué. Importa más que en el momento de la retirada de la obligatoriedad hayamos conseguido que la gente entienda que es una medida útil y eficaz para disminuir el contagio, que se debe usar de manera estricta si se tienen síntomas, aunque sean leves o si se ha tenido contacto estrecho con un positivo, para disminuir el riesgo de contagiar a otras personas", sostiene.

Así todo, aunque entiende que es normal que, poco a poco, se vayan flexibilizando obligaciones impuestas por la actual crisis sanitaria, Miguel Porras remarca que no hay que bajar la guardia, ya que el riesgo epidemiológico sigue "existiendo" y nos encontramos en un momento de "transición", con cambios en los indicadores que se venían vigilando, y sin la necesidad de diagnosticar todos los casos, notificarlos y transmitir esa información en tiempo real.

Y es que, el epidemiólogo defiende que sería "muy conveniente" que, como consecuencia de ello, en determinadas situaciones se mantuviera el uso de mascarillas en interiores, así como otras medidas "que tienden a olvidarse", como la ventilación o evitar aglomeraciones en espacios cerrados, "fundamentado en la necesidad de proteger a las personas vulnerables".

"Vamos a priorizar a las personas vulnerables y los entornos vulnerables, para proteger a estas personas. Es muy importante transmitir la idea que no debemos olvidar lo que hemos aprendido y mantener las medidas más importantes para proteger a ese colectivo como son la distancia, ventilación, higiene de manos y uso de mascarilla, pero vistas como un conjunto de medidas, no cosas aisladas, por eso es más importante la mascarilla cuando no se mantienen el resto de medidas, especialmente en entornos cerrados, con gran número de personas, sin distancia suficiente y mal ventilados. Hay que recordar que pasamos de una obligación (el sistema nos obligaba) a una recomendación, ya depende de nosotros protegernos y proteger a las personas más vulnerables de nuestro entorno", insiste.

Por ello, insiste en la necesidad de que, aunque tras la última Estrategia del Ministerio se recoge que los casos confirmados que presenten síntomas leves o se encuentren asintomáticos no tienen obligación de mantener aislamiento domiciliario, "sí tienen la recomendación de minimizar sus interacciones sociales y evitar eventos multitudinarios, usar la mascarilla en todo momento y evitar contacto con personas vulnerables". "Puede coincidir un momento de relajación de medidas preventivas con un nuevo aumento de circulación del virus porque los casos confirmados pueden estar en la calle, estás personas si deberían hacer un uso estricto de las mascarillas en todo momento", señala Porras.

También los sanitarios en el frente de batalla instan a no bajar la guardia. Hay ganas de dejar de una vez la mascarilla, pero los profesionales insisten en que la pandemia "no se ha acabado", y hay que seguir minimizando los riesgos frente al Covid. Sobre todo en cuatro situaciones: en aglomeraciones, en espacios cerrados, cuando se entre en contacto con personas vulnerables o cuando se tengan síntomas de que se puede tener –y por lo tanto contagiar– la enfermedad.

El presidente del Colegio de Enfermería de Sevilla, Víctor Bohórquez, afirma que esta retirada es "comprensible", pero recuerda que hay que estar "vigilantes" porque siempre existe la posibilidad de que se desarrollen nuevas cepas del virus. "Entiendo que entremos en una nueva fase de relajación de medidas preventivas por la situación epidemiológica actual, pero hay que seguir llamando a la prudencia. La ciudadanía tiene que ser responsable", afirma el enfermero. Bohórquez apuesta por una eliminación de la prohibición "paulatina", con las excepciones de los entornos sanitarios y sociosanitarios y en el transporte público. "La gente tiene que ser consciente de que su uso seguirá siendo recomendable en las aglomeraciones o lugares interiores poco ventilados porque el virus sigue y se van a seguir dando nuevas variantes", insiste.

El enfermero señala que la celebración de la Semana Santa y, posterior Feria de Sevilla, serán dos "pruebas de fuego" para comprobar el impacto en la población de la relajación de medidas. "Pero tenemos que asumir que tenemos que seguir viviendo con este virus", afirma. Por ello, insiste: "prudencia y responsabilidad". "La retirada de la obligatoriedad de la mascarilla era algo que tenía que llegar en algún momento, salvo las excepciones que hemos hablado, lo importante es que haya prudencia", indica al tiempo que insiste en que la mascarilla sí debe usarse cuando una persona tenga síntomas de estar infectada. "En ese caso, no hay lugar a dudas, es clave para no propagar la enfermedad", manifiesta.

Los sanitarios insisten en la importancia de la vacunación como una de las claves, precisamente ahora que se va a relajar el uso de la mascarilla. Alfonso Carmona es el presidente del Colegio de Médicos de Sevilla y fiel defensor de las vacunas. "La mejor medicina es la preventiva y en este caso se ha vuelto a demostrar y las vacunas han vuelto a demostrar su eficacia y han ayudado a combatir y vender, en cierto modo, al virus", defiende. "La gente cree que han desaparecido enfermedades, pero sólo se han erradicado porque seguimos vacunando contra ellas", añade.

El presidente de los médicos sevillanos defiende que la situación epidemiológica es cada vez más favorable para poder ir rebajando la protección frente al virus por diferentes razones. "No tengo nada que añadir, soy partidario de quitar su obligatoriedad fuera y dentro. Tarde o temprano hay que eliminar esa obligatoriedad porque es una medida coercitiva y es el momento de aprender a convivir con el virus, además, ahora que la incidencia está a la baja y el impacto en las UCI también ha remitido casi toda al nivel de cualquier otra infección respiratoria como sería la gripe en en los periodos de alta frecuentación", recalca. "De esta experiencia obtendremos conclusiones y se hay que volver a indicar su uso porque veamos que la incidencia aumente, pues siempre se puede volver atrás", concluye.

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