Sevilla se fija como objetivo tenerlo todo a mano a 20 minutos en transporte
Plan de Movilidad Urbana Sostenible
En diez años dos de cada tres desplazamientos deben ser a pie, bici y transporte público, y la reducción de emisiones debe bajar un 55%
Ambiciosos objetivos para los próximos diez años aparecen en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, un documento que inicia ahora la cuarta y última fase de participación para que puedan realizar aportaciones, sugerencias o propuestas todos los colectivos, entidades, instituciones o la ciudadanía a título particular. El siguiente paso será su debate en sesión plenaria para su aprobación definitiva. Hay tres metas en el diseño de la movilidad de la ciudad que deben ejecutarse garantizando un modelo de desarrollo sostenible: asegurar los desplazamientos desde el origen al destino en un medio de transporte con una media de 20 minutos; combatir el cambio climático y reducir las emisiones en un 55%; y la integración del modelo de movilidad sostenible del área metropolitana.
Partiendo de estos tres objetivos y con una línea básica de actuación de fomento de la movilidad peatonal, ciclista, en transporte público o en vehículos no contaminantes, el documento de propuestas del Plan de Movilidad Urbana Sostenible establece una amplia batería de medidas que tienen los siguientes objetivos específicos: que dos de cada tres desplazamientos se realicen de forma sostenible (andando, bici y transporte público) y sólo una tercera parte en coche; lograr un sistema de transporte más eficiente con un tiempo modo desplazamientos en un medio de 20 minutos y un máximo de 25; mejorar la integración del sistema de transporte de Sevilla y el área metropolitana; incrementar la cuota de vehículos privados de 0 emisiones y que alcance el 10% en 2030; y el 75% del transporte público en vehículos de 0 emisiones.
Una de las metas más ambiciosas es la que aparece en el documento como la ciudad en 20 minutos. Los técnicos de Movilidad entienden que los ciudadanos tienden a elegir su medio de transporte teniendo en cuenta muchos factores y, entre ellos, resultan decisivos los tiempos de duración del viaje que piensan realizar, cambiando el medio elegido si supera unos 20 minutos de tiempo de duración del desplazamiento. La idea es tenerlo todo a mano: el trabajo, el colegio, el centro de salud, las tiendas o los espacios de ocio.
En el caso de Sevilla, se supera esa barrera psicológica en los desplazamientos motorizados en coche y, sobre todo, en los transportes públicos, condicionados ambos por la congestión del tráfico en las horas puntas. “Reducir esa congestión no sólo depende de decisiones en materia de tráfico o de las carencias en las infraestructuras de movilidad, también el propio modelo urbano de cada barrio es determinante. Debemos conseguir que esa media baje por debajo de los 20 minutos, pero no de cualquier manera. De nada nos sirve que la media baje gracias a la reducción de tiempos de viaje del vehículo privado, dado que dejaríamos de lado a aquellas personas que no tienen la posibilidad de acceder a este modo de transporte. Debemos de fijar un límite por debajo del cual no consideremos aceptable la propuesta. Por eso, nuestro objetivo debe de contemplar reducir las diferencias entre tiempos de viaje entre los distintos modos de transporte”.
Un segundo objetivo importante es reducir las emisiones al menos un 55%. El diagnóstico del plan de movilidad establece que hay zonas de la ciudad donde se concentran las mayores densidades de tráfico que provocan problemas de congestión en horas punta y mala calidad del aire en las zonas adyacentes. Estas áreas son: el Centro de Sevilla-Torneo, la zona Santa Clara-Alcosa-Sevilla Este lindando con la Gota de Leche; la zona San Jerónimo colindante a la Ronda Supernorte y a los Bermejales, ubicado bajo el Puente del Centenario. También en los accesos a Sevilla procedentes de la corona metropolitana del Aljarafe; de la zona este de Alcalá de Guadaíra y del eje carretera de Utrera. En todas estas zonas tenemos pocos días al año con buena calidad del aire (menos de uno de cada tres días).
Los técnicos apuntan que “el tráfico privado motorizado que soporta la zona centro de la capital y los accesos del área metropolitana son un problema que hay que mejorar, para lo cual tendremos que intervenir en el reparto modal a favor de modos más eficientes desde el punto de vista medioambiental, para rebajar la presión del tráfico sobre estas zonas, y también para conseguir que el uso de energías limpias en el transporte sea una realidad en nuestra ciudad”.
Una tercera pata es la integración de la ciudad con el área metropolitana. La mejora de las infraestructuras en los últimos treinta años ha hecho posible que la vida de las personas en un radio de unos 30 minutos de Sevilla este íntimamente ligada a la ciudad. Ese territorio tiene más población que la propia ciudad. En su conjunto es una auténtica metrópolis de más de 1,5 millones de personas, la cuarta más importante de España tras Madrid, Barcelona y Valencia. Sevilla tiene, junto a Barcelona, la mayor presión de movilidad de todas las grandes áreas. La población es un 225% superior a la de la capital. El área de influencia de Sevilla tiene una movilidad muy dependiente del tráfico privado motorizado, ya que se encuentra muy condicionada por las deficientes infraestructuras y la descoordinación de los servicios de transportes públicos. Los técnicos detallan la necesidad de “extrapolar los objetivos que nos marcamos como ciudad al sistema de transporte del área metropolitana, integrando la misma en un único modelo de movilidad coordinada y compartida por las distintas administraciones públicas”.
¿Y cuáles son las propuestas para mejorar las conexiones metropolitanas? La primera conformar una autoridad única del transporte metropolitano. Tussam se ofrece como voluntaria para asumir esa responsabilidad. Hay más, como establecer abonos de transportes con una tarifa plana mensual por zonas, la puesta en marcha del metro ligero hasta Alcalá o continuar la red de Metro del Aljarafe, ejecutar aparcamientos disuasorios en las entradas de la ciudad por Torreblanca y el Charco de la Pava, mejorar el sistema de autobús Metropolitano, crear una gran red de vías ciclistas, el cierre del anillo ferroviario de Cercanías, la conexión del aeropuerto con la estación de Santa Justa, y el paso de la SE-40 sobre el Guadalquivir.
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