Sevilla ya tiene tres obispos
Sevilla
Saiz Meneses concelebró con el nuncio apostólico y el obispo de Canarias
La Catedral acogió, por primera vez en su historia, la ordenación episcopal de dos obispos auxiliares en la misma ceremonia, Teodoro León y Ramón Valdivia, confirmados por el Papa Francisco el 1 de abril
La ordenación episcopal, en imágenes
El 1 de abril, Sábado de Dolores, cambió el destino de estos dos sacerdotes. El Papa Francisco, en su undécimo año de pontificado, "siervo de los siervos de Dios" les confirmó a Teodoro León Muñoz (Puertollano, 1964) y a Ramón Darío Valdivia Jiménez (Osuna, 1974) su aceptación para designarlos obispos auxiliares de la diócesis de Sevilla. Atendía así el pontífice la petición del arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, con el beneplácito respectivo de los protonotarios apostólicos Francisco Piva y Brian Edwin Ferme.
León y Valdivia salieron del Palacio Arzobispal acompañados por el arzobispo y por Bernardito Auza y Cleopas, filipino, nuncio de Su Santidad en España, que hoy estará en el Rocío celebrando la misa pontifical en el trigésimo aniversario de la visita a la aldea de Juan Pablo II. Saiz Meneses y el nuncio fueron los ordenantes y consagrantes, junto a José Mazuelos, sevillano de Osuna, obispo de Canarias, que pertenece a la provincia eclesiástica de Sevilla, y es el decano de los pastores.
Mucha es la mies y pocos los obreros. A la archidiócesis han llegado dos nuevos jornaleros. Dos perfiles muy diferentes, matiz que será una riqueza para la Iglesia de Sevilla. El de Teodoro León es más institucional, vinculado con la Curia como vicario y como secretario general de los Obispos del Sur, aunque a ello le une un interesante bagaje de pastor en destinos como Guadalema de los Quinteros, El Torbiscal, Pinzón, Trajano o El Palmar de Troya. El perfil de Ramón Valdivia es más pegado a las cosas, como párroco. Su teología es más de Bernanos que de Ratzinger.
Los dos le dieron el sí quiero a esta vocación de "sucesores de los apóstoles". El sacramento del orden es una suerte de matrimonio con la Iglesia. El arzobispo le daba a cada uno un anillo y llegaban avalados por sus respectivos padrinos: con Teodoro León, Jesús Maya y José Maya. Con Ramón Valdivia, Patricio Gómez, su vicario en la parroquia de san Roque, y Manuel Palma, rector de la Facultad de Teología. Lo que les distingue es la mitra, símbolo del brillo de la santidad, y el báculo, que representa el ministerio pastoral.
El destino los ha unido. Como los dos de Emaús, como Moisés y Aarón o los hijos del Zebedeo, como Pedro y Pablo hermanados por Mercadante de Bretaña en la Puerta del Perdón. No es un destino fácil a juzgar por lo que se dijo en las diferentes lecturas. En su recado a Éfeso desde Mileto, Pablo ya advierte a los presbíteros de "los lobos feroces que no tendrán piedad del rebaño"; y en su segunda carta a Timoteo le dice que "Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza".
No es la primera vez que son ordenados dos obispos auxiliares de forma simultánea. Bueno Monreal lo hizo con Bellido Caro, que después se fue a Jerez, y con Antonio Montero, que de obispo auxiliar del pastor aragonés fue destinado a Mérida-Badajoz. "Pero sí es la primera vez en la historia de la diócesis", dice Luis Rueda, responsable de Liturgia, "que son ordenados dos obispos auxiliares en la misma sede de la Catedral".
En su homilía, alegre por tan cualificados refuerzos, el arzobispo Saiz Meneses les invitó a que huyan "de las modas pasajeras, de lo políticamente correcto". Lo dieron a entender en sus respectivas intervenciones. Teodoro León aprecia síntomas "de superficialidad e indiferencia religiosa, de secularismo, ridiculización de la Iglesia" e incluso de persecución, obviedad estadística de países donde hay cristianos que pagan con la vida su opción religiosa. Ramón Valdivia hizo las cuentas de san Agustín, el fruto de entregarse a los demás "es ciento por uno". No un "los demás" abstracto, sino "los que sufren, lloran, están desnudos y hambrientos, presos en la soledad o en la enfermedad. La misión no se mengua por alta que sea la torre de la Giralda".
Había amanecido el día gris, pero la mañana resultó gloriosa. Un guía hablaba de las guerras púnicas en el Arquillo del Ayuntamiento; unas turistas se hacían fotos junto a la estatua de Pastora Imperio mientras el cuponero desplegaba el trípode de la suerte; un hombre bailaba al ritmo de Bee Gees junto a la Punta del Diamante. La plaza de la Virgen de los Reyes era una torre de Babel de diferentes idiomas, los de los guías turísticos, metáfora de Pentecostés. Iván estaba el primero en la cola de coches de caballos esperando que alguna familia solicitara los servicios de "Ramsés".
En su largo pontificado, Amigo Vallejo nunca tuvo un obispo auxiliar. Asenjo Pelegrina, ausente ayer por problemas de salud, contó con Santiago Gómez Sierra, en la actualidad obispo de Huelva desbordado por el millón de personas concentrados en la aldea marismeña. Saiz Meneses ya tiene a sus auxiliares. "Viaja mucho a Roma y a Madrid y convenía que tuviera alguien en Palacio", dice una fuente de la diócesis.
Un manchego, Teodoro León, y un sevillano de Osuna, ciudad que sale unas cuantas veces en el Quijote y patria chica de Rodríguez Marín, uno de los mejores conocedores de la universal novela. El primero nació el mismo año (1964) y en la misma ciudad (Puertollano) que la escritora María Dueñas. Tuvo palabras de agradecimiento para sus profesores de Roma, Cáceres y Sevilla y para las hermanas de la Cruz, "mi segunda familia". Nació un 27 de noviembre, ha sido ordenado obispo un 27 de abril y fue ordenado sacerdote con 27 años. Ramón Valdivia, al que van a echar de menos en San Roque y en las clases del CEU, fue ordenado cura con 28 años. Tuvo un recuerdo para sus primeros feligreses, los de la Motilla, y agradeció el apoyo que encontró en su familia, “gracias, mamá”, para una decisión tan difícil y consecuente como la del sacerdocio.
La ciudad se iba desperezando. No era la siesta de Vetusta en La Regenta de Clarín; era una especie de vigilia espiritual y también política, en jornada de reflexión víspera de las primeras elecciones después de la pandemia. En primera fila, entre las autoridades, José Luis Sanz, candidato del PP a la alcaldía de Sevilla, pero en su condición de senador. Al otro extremo, separados por autoridades académicas y militares de los tres ejércitos, Juan Carlos Cabrera, delegado de Fiestas Mayores. El alcalde, reflexivo, mandó a su auxiliar. La ceremonia fue larga (casi tres horas) pero se hizo amena y emotiva. Sevilla ya tiene tres obispos. Fue como una conferencia Episcopal del Sur de España. El Madrid vino a Nervión sin Vinicius ni Benzema y a la Catedral de Sevilla tampoco vinieron Omeya ni Osorio. Ignacio Sánchez Dalp y Geraldino Pérez se encargaron de que todo saliera a la perfección. Un día redondo. La mies es abundante. Ya hay dos obreros más… y un párroco menos. Dios proveerá.
La cola para felicitar a los nuevos obispos auxiliares era interminable. Hubo quien intentó atajar por la capilla Virgen de los Reyes. Vano intento. Había una boda donde está la urna de san Fernando. Otro sí quiero con anillos y padrinos, pero sin mitra ni báculo
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