MTV, Dior, Goya y ahora los Grammy Latinos: la garantía de Sevilla en los grandes acontecimientos internacionales

En noviembre de 2019, tocando los dedos el confinamiento cuando nadie podía sospecharlo aún, Sevilla fue la ciudad anfitriona de los premios europeos de la cadena MTV, los EMA. El acontecimiento visto por varios centenares de millones de espectadores en todo el mundo, con una asistencia en vivo de unos 20.000 fans entre las distintas citas convocadas, fue un éxito en la pantalla y un logro aún más notable en organización y en percepción de los implicados. Si hubiera que presentar credenciales ante los Grammy Latinos (quién sabe si algún día el Festival de Eurovisión, por ejemplo), con aquellos EMA 2019 hay evidencias de sobra.

La gala principal, celebrada en Fibes, reunía a más de dos mil invitados VIP que sólo tienen buenos recuerdos de aquel momento. Y mientras en otras ciudades europeas donde se ha celebrado los EMA (Londres, Bilbao, Budapest, Düsseldorf en la última edición) las medidas de seguridad ha tenido rostros y ademanes demasiados severos (vamos a dejarlo ahí) en la edición sevillana había más sonrisas y paciencia por kilómetro cuadrado que en cualquier otra edición de esos premios.

En ciudades de varios millones de habitantes, de dimensiones como Londres, París o la misma Madrid, los acontecimientos llegan a difuminarse. Sevilla tiene una dimensión en que la ciudad centra sus esfuerzos y atención cuando la ocasión lo requiere. Las recientes galas de los Goya, o la presentación de la última colección crucero de Dior, son un ejemplo. En ciudades que están en torno al medio millón de habitantes la oferta hotelera es suficiente, las distancias no son exageradas, los medios de transportes tienen cintura para no verse desbordados y los dispositivos de seguridad trabajan en perímetros contrastados, además de que la propia población respira ese evento especial.

Y frente al desastre absoluto que en materia de seguridad fue la pasada final de Champions (Liverpool-Real Madrid) en París (en el apartado distrito de Saint Denis), la final de la Europa League en el Sánchez Pizjuán (Eintracht-Rangers) se saldó de manera satisfactoria, con un altercado esporádico y con prácticamente todos los aficionados de vuelta a casa sin un mal recuerdo en el expediente. Frente al desastre del acceso del público en París, el buen ambiente del encuentro en el estadio sevillista y las dos aficiones en la calle bien atendidas y controladas.

Sevilla lleva la bulla en la sangre social, pocas poblaciones en el mundo están acostumbradas a las periódicas masas en la calle sin caer en el histerismo. Es una experiencia casi transmitida de siglos. Un acontecimiento especial se vive con sano entusiasmo y es uno de esos intangibles que juegan a favor de Sevilla. La capital hispalense está acostumbrada a ser protagonista en acontecimientos excepcionales a lo largo del año. Y por supuesto cuando son ocasiones tan especiales como las exposiciones de 1927 y de 1992. Si el contexto es un buen clima durante la mayor parte de los meses, gente con humor y empaque (es así, nos saldría una buena media) y unos gremios hostelero y hotelero que también en líneas generales destacan en el rasgo de amabilidad y que ha mejorado y ampliado su formación.

Un acontecimiento en el mes de noviembre en Sevilla como los Grammy Latinos tiene el aval del respaldo de la sociedad sevillana, de sus profesionales del turismo y de una meteorología que es bastante benigna a esas alturas del calendario. E incluso ante una lluvia en Andalucía siempre se saca la buena cara, como dice el refrán.