Sevilla dice adiós a los 40 grados... de momento

Viernes de fin de vacaciones para aquellos que la cogieron por quincena a primeros de julio y de principio para los que optaron por la segunda mitad del mes, pero también día de inflexión tras una semana con temperaturas extremas que han dejado máximas por encima de los 40 grados y mínimas muy altas, superiores a los 30 grados en algunos puntos de la provincia.

Así, según las previsiones de la Agencia estatal de Meteorología (Aemet), la semana acabará con valores notablemente más suaves. Las temperaturas máximas descienden este viernes en toda Andalucía y Sevilla no escapa a esa tendencia. El termómetro se quedará por fin por debajo de los 40 grados en toda la provincia aunque permanece el aviso amarillo por calor entre las 12:00 y las 20:00 horas en la campiña sevillana.

En concreto, la Aemet recoge una temperatura máxima para este viernes de 37 grados. Para mañana sábado se esperan aún más bajas y serán 36. Las mínimas si se mantienen por encima de los 20 grados por lo que dormir sin aparatos de refrigeración seguirá siendo tarea complicada en Sevilla.

Esto será brevemente transitorio. El domingo volverá a subir el mercurio y la máxima se sitúa de nuevo al borde de los 40. Se esperan 39. El lunes sí rebasaran esa temperatura y se prevé un valor máximos de 41. La semana seguirá la misma dinámica, según la predicción actual. Las mínimas, igualmente, también experimentarán un ascenso que dejarán noches tropicales en algunos puntos de la geografía sevillana, proveyéndose actualmente hasta 24 grados para el próximo martes. Habrá que esperar.

'Xenia' se da por concluida este sábado

Por su parte, el proyecto piloto proMeteo Sevilla, que utiliza la ciudad como laboratorio urbano de pruebas, anuncia el final de la ola de calor Xenia a partir de este sábado, tras el descenso continuado de las temperaturas en la ciudad y la tendencia prevista para los próximos días.

La iniciativa piloto prevé un alivio térmico a partir de mañana, además de un descenso de otros factores relevantes como las mínimas nocturnas o los niveles de humedad, que situará el índice de referencia en el nivel más bajo.

Xenia Sevilla es la segunda ola de calor con nombre del verano del 2023 –sucede a Yago Sevilla– y ha traído elevadas temperaturas nocturnas y diurnas, así como sensación de bochorno. La primera ola se mantuvo entre el 25 y el 30 de junio, y a Zoe, la primera ola de calor nombrada en el mundo, también en Sevilla, que alcanzó el nivel de riesgo muy elevado entre el 24 y el 26 de julio de 2022.

Los técnicos de la iniciativa piloto –que lidera el Centro de Resiliencia Adrienne Arsht Rockefeller Foundation con la colaboración de la Universidad de Sevilla y el Ayuntamiento de la capital hispalense– insisten en la necesidad de mantener las recomendaciones sanitarias para la ciudadanía, especialmente las personas más vulnerables, para prevenir un golpe de calor y permanecer atentos a los síntomas que provoca este tipo de trastornos.

El sistema piloto en el que se basa proMeteo Sevilla recoge la observación meteorológica del Aeropuerto hispalense (proporcionada por Aemet) y las predicciones de OpenWeather para los próximos días. Estos datos se analizan junto con las condiciones climáticas específicas de Sevilla a lo largo de su historia y con los datos de salud y mortalidad. De este modo, el equipo de expertos ha desarrollado un algoritmo que establece categorías basadas en el impacto de este fenómeno: riesgo muy elevado, riesgo elevado, impacto medio, impacto bajo y sin impacto. Cada nivel de riesgo se corresponde con un sistema visual de información y con una serie de recomendaciones, si bien solo el nivel más alto implica nombrar específicamente a la ola de calor, como ya se ha hace con otros fenómenos meteorológicos extremos.

La exposición al calor puede provocar deshidratación, mareos, agotamiento, insolación, pérdida de conciencia y otras emergencias médicas. Para afrontar esta situación, desde proMeteo Sevilla se aconseja tomar medidas preventivas y cuidar a aquellas personas del entorno familiar o personal que pueden ser más vulnerables (adultos mayores de 65 años, mujeres embarazadas, niños y especialmente bebés, personas con afecciones médicas preexistentes o enfermedades crónicas, personas dependientes o en riesgo de exclusión).