De Sevilla a Alemania. La siesta se hace europea
Salud
Los médicos germánicos recomiendan a la población dormir tras el almuerzo
El calor que llega al centro de Europa hace necesario este descanso
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La siesta se hace europea. Un descanso tan habitual en Sevilla lo recomiendan ahora las autoridades sanitarias. Alemania, considerada durante años la locomotora del viejo continente, aconseja a sus ciudadanos que tras el almuerzo duerman unos minutos. No demasiado, pero sí lo suficiente para rendir mejor en el trabajo durante la tarde y, especialmente, en los meses de verano, cuando el calor empieza a sufrirse también en el país germánico.
El cambio climático también provoca alteraciones en los hábitos cotidianos. El calor es algo a lo que los sevillanos están más que acostumbrados en el periodo estival. Los 40 grados a la sombra se toman ya como habitual llegadas estas fechas, aunque cierto es que cada vez se registran con mayor antelación (sin ir más lejos este año se rozaron en plena Feria de Abril). Un sofoco que resulta más extraño en el corazón de Europa. En países como Alemania se está empezando a sufrir temperaturas por encima de lo normal llegadas estas fechas, motivo por el cual comienzan a adoptar modos de vida sureños. Y entre ellos, la siesta.
Ese descanso tras el almuerzo -por el que tantas veces se ha puesto en duda la capacidad de trabajo de los sevillanos- se ha convertido ahora en hábito saludable europeo. Así lo ha indicado en días recientes Karl Lauterbach, ministro de Salud alemán, quien ha referido que "sin duda, tomar una siesta durante la temporada de calor no es una mala sugerencia". Con tales palabras aludía a las declaraciones de las autoridades sanitarias de aquel país, que recomiendan imitar a España y echarse en los brazos de Morfeo tras el postre.
Prácticas del sur
El presidente de la principal asociación alemana de médicos, Johannes Niessen, instaba a mirar al sur de Europa llegados los meses en los que el mercurio se sitúa por las nubes: "Deberíamos aplicar las prácticas laborales de los países del sur durante los periodos de calor". Unos hábitos que pasan por "levantarse temprano, tener una mañana productiva en el trabajo y tomar la siesta al mediodía". "Es un concepto que deberíamos adoptar en estas fechas", defendió Niessen.
La siesta, por tanto, deja de ser exclusiva de España para hacerse europea. Ya no es una costumbre asociada a la falta de productividad, sino que, muy al contrario, permite trabajar mejor. Los médicos del viejo continente se han percatado de su beneficio, algo que ya descubrieron hace bastantes años los prefesionales sanitarios sevillanos, como Agustín Valido, profesor de Medicina en la Universidad de Sevilla (US) y jefe del Servicio de Neumología en el Hospital Virgen Macarena, donde existe una Unidad del Sueño.
Agustín Valido reconoce que lo que busca Alemania, siempre conocida por su importante peso empresarial e industrial, es "un mejor rendimiento laboral", para lo que la siesta es una gran aliada, en tanto que aumenta la capacidad cognitiva y de aprendizaje de quienes la disfrutan. "De hecho, aquí en España ya existen empresas como Uber que cuentan en sus sedes con áreas destinadas al descanso del personal en esas horas", refiere ese profesional sanitario.
Sólo media hora
"Cuando dormimos tras el almuerzo, se producen ciertas modificaciones cerebrales y metabólicas que, en pequeñas dosis, resultan beneficiosas", argumenta Valido, que advierte que este tipo de descanso debe ser breve y no exceder de los 30 minutos. Las siestas de pijama y orinal -como las describía Camilo José Cela- pueden convertirse en contraproducentes si exceden ese tiempo. "Las que más rendimiento aportan son las que duran menos de media hora. Pasado ese tiempo, cuesta mucho ponerse en marcha otra vez", incide.
Se trata de "la cabezadita" que el mismo cuerpo pide cuando llegan los minutos de somnolencia tras el almuerzo, con el estómago en plena digestión. Los beneficios de este descanso duran entre una y tres horas, tiempo muy provechoso en el trabajo. Además, tiene ventajas muy saludables. Valido defiende que disminuyen los factores de riesgo cardiovascular. Eso sí, la siesta debe tomarse con "regularidad" y preparar el cuerpo y la mente para esa pausa de 15 minutos. Sus beneficios redundan más en la población joven que en la de avanzada edad.
La siesta adquiere tal importancia en la vida de los sevillanos, que hubo un verano en que los hoteles ofrecían a potenciales clientes reservar habitaciones sólo para realizar este descanso en las horas centrales del día, las de más calor. Era una manera de hacer partícipes a los visitantes de este hábito de vida tan saludable. Un peculiar turismo de experiencia.
Sin ruido
En muchos municipios andaluces se prohíbe el ruido durante el tiempo dedicado a la siesta, sabedores de la importancia que tiene esta pausa para sus habitantes. De hecho, en bastantes círculos sociales se considera un gesto de mala educación "molestar" a las personas en la hora de la siesta, un tramo que en verano se prolonga desde las 15:00 a las 18:00, aunque sólo se duerma media hora en todo este periodo.
Tal importancia ha adquirido este breve sueño, que organismos de gran peso internacional no dejan de alabar los grandes beneficios de "un invento español". Es el caso del Instituto Tecnológico de Massachusetts, cuyos expertos han revelado en un reportaje que dormir la siesta mejora la productividad. O la University College London, donde se ha realizado un estudio que demuestra que dormir la siesta con regularidad frena el envejecimiento cerebral. Lo dice, por tanto, Europa: dormir la siesta es saludable y muy rentable.
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