Selectividad 2022: Las mejores notas en Sevilla llaman a la puerta de Medicina
Universidad
Jesús Barragán y Diego López han logrado por la US la nota máxima, un 14
Lucía Daolei Barrios ha sacado un 13,91, la más alta de la UPO
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Son los rostros y nombres de la excelencia en la Selectividad. Jesús Barragán Romero, Diego López Carranza y Julia Daolei Barrios Romero se han convertido en los estudiantes sevillanos que mejor nota han sacado en las pruebas de acceso a la enseñanza superior (Pevau).
Los dos primeros las hicieron en la Universidad de Sevilla (US) y han conseguida la nota máxima, un 14, mientras que la tercera lo ha hecho por la Pablo de Olavide (UPO) y ha obtenido un 13,91.
Además del éxito educativo, a los tres jóvenes los une la carrera que quieren estudiar a partir de septiembre:Medicina, un grado cuya demanda se ha disparado a raíz de la pandemia del Covid.
Jesús Barragán: dedicación, esfuerzo y organización
El primero de ellos, Jesús Barragán, ha cursado el Bachillerato en la Academia Preuniversitaria, la Preu, en el barrio de Heliópolis. Acabó la enseñanza posobligatoria con una calificación de 10. Tres son las claves que lo han llevado al éxito educativo: dedicación, esfuerzo y organización. “Es muy importante esto último, pues hay que tener tiempo para estudiar, pero también para descansar”, asevera el joven.
Estudiará el grado de Medicina por la US. Es algo que tiene claro “desde pequeño”. No es un oficio ajeno a su familia. La vocación se engendró en el hogar. Su madre trabaja de pediatra en el Virgen Macarena. Su intención es desarrollar esta labor en España.
Reconoce que en esta trayectoria ha resultado fundamental la labor de los profesores que lo han enseñado en la Preu. “Mi nota es también de ellos”, refiere en agradecimiento a estos profesionales de la enseñanza que siempre han apostado por Jesús.
Ahora, tras obtener este 14, prepara un verano “para descansar”, en el que ya tiene planeado una viaje a París, donde pasará unos días, junto a su familia, en casa de unos amigos.
Diego López: Recibió una beca de Amancio Ortega
Diego López es alumno del Colegio Buen Pastor. En este centro concertado, del barrio de Nervión, ha acabado el Bachillerato con Matrícula de Honor. La excelencia académica es su compañera desde hace años. No en vano, ha conseguido la calificación de plata en las recientes olimpiadas de Biología a nivel nacional. En septiembre competirá de nuevo en este certamen, pero a nivel iberoamericano, para lo que se desplazará a Perú.
Este esfuerzo y dedicación ya obtuvieron recompensa hace varios años, cuando le concedieron una beca de la Fundación Amancio Ortega para que estudiara unos meses en Estados Unidos. La pandemia del Covid impidió esta experiencia.
Como Jesús Barragán y Julia Daolei, estudiará Medicina. Lo hará en la Hispalense, aunque los últimos días ha estado consultando en otras universidades. “No esperaba que fuera a sacar un 14”, admite.
Su vocación por la formación sanitaria le viene de familia. Su abuelo ejerció de médico y su madre, de enfermera. Reconoce que a los 10 años su “pasión por los animales” le llevó a plantearse, a tan temprana edad, ejercer de veterinario. Sin embargo, un ingreso hospitalario le hizo decantarse definitivamente por la Medicina. Fue a los 12 años cuando una salmonelosis severa le llevó a permanecer varias semanas en la cama de un hospital. Allí comprobó “la labor interdisciplinar” que desarrollan estos especialistas, desde el internista al departamento de digestivo, pasando por la enfermería. También tiene clara la especialidad a ejercer: quiere ser oncólogo.
Conseguir esta nota no ha sido cosa de pocas semanas. La “constancia y perseverancia” han sido los pilares del éxito educativo desde que comenzó el curso. “Es algo que le digo a mi hermano pequeño, que tiene un año menos que yo”, refiere Diego López. Reconoce que en estos meses no se ha puesto un horario fijo para cada asignatura, sino que se las ha ido preparando en función de lo que “le decía la mente”. “Si estaba entusiasmado estudiando Historia, pues continuaba hasta tres horas”, detalla. Para Matemáticas, no ha habido día en que no haya realizado ejercicios propios de los exámenes de Selectividad. “He hecho 300 exámenes desde que empezó el curso”, destaca. También en Lengua la preparación ha sido muy exhaustiva. “Es una materia cuya evaluación resulta muy subjetiva, pues la calificación de la expresión escrita tiene un alto grado de valoración personal”, opina.
En las semanas previas a la Selectividad sí planteó una organización más esquemática. Las mañanas las dedicaba a estudiar las asignaturas más teóricas –“son las horas en las que más rindo”, incide-, mientras que las tardes las dejaba para las materias que requieren de ejercicios prácticos, como Matemáticas y Química.
Lo que tenía claro es que “nadie puede revertir en 10 días lo que no ha hecho en nueve meses”, motivo por el cual las semanas previas a la Pevau las dedicó a aspectos concretos de las asignaturas, a “las lagunas” que debían ser reforzadas. Ahí encontró el apoyo “incondicional” del profesorado del Buen Pastor, dispuesto a resolver cualquier duda y a cualquier hora. “Los he llamado a las diez de la noche y me las han aclarado sin ningún problema, es de alabar esa entrega”, incide este joven que, a pesar de reconocer que es “un manojo de nervios”, ha acudido a la Selectividad “con mucha tranquilidad”. Algo nada extraño teniendo en cuenta su trayectoria académica.
Julia Daolei Barrios: Otro Bachillerato de 10
Por su parte, Julia Daolei Barrios ha obtenido un 13,91 en la Selectividad, pruebas que ha realizado en la Universidad Pablo de Olavide (UPO). Es la calificación más alta de cuantos se han examinado en esta institución académica. En el expediente del Bachillerato obtuvo un 10.
La trayectoria de esta joven resulta brillante. La clave, según confiesa, está en “la constancia”. “Hay que estudiar todos los días y así después, cuando llega Selectividad, no sufres el agobio propio de estas fechas y puedes desconectar, que también es importante”, asevera Julia.
Su intención también es estudiar Medicina. Una opción que no ha tenido clara hasta hace pocos días. “Siempre me gustaron las carreras relacionadas con la Biología y la Química, pero lo concreté hace poco”, explica la estudiante, que destaca que uno de los motivos que ha prevalecido en la última decisión ha sido comprobar la labor imprescindible de los sanitarios durante la pandemia. Por ahora, no tiene claro qué especialidad médica realizará.
Sí es consciente de que en un futuro le gustaría desempeñar este trabajo en España, aunque, eso sí, desea desarrollar parte de la enseñanza superior en alguna universidad extranjera. “Es enriquecedor”, abunda.
Esta joven estudió el Bachillerato en el IES Severo Ochoa, en San Juan de Aznalfarache. Tiene palabras de agradecimiento para el equipo docente de este centro público de enseñanzas medias: “Es un profesorado maravilloso, que nos ha preparado a todos muy bien para la Selectividad”. Un apoyo que también ha recibido de sus padres. “Ellos siempre han estado ahí, para respaldarme”, apostilla.
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