Un archivo revela más de 500 años de historia de San Nicolás y Santa María La Blanca

Patrimonio

Culmina la catalogación de unos fondos que incluyen el padrón de varios siglos y partituras musicales de altísimo valor. Murillo, por ejemplo, vivió en la finca de la calle San José donde hoy está el bar La Candelaria

La consulta de libros y legajos del archivo ya catalogado al completo
La consulta de libros y legajos del archivo ya catalogado al completo / Juan Carlos Vázquez

Sevilla/Cinco siglos de historia. Y cinco siglos de detalles, de vecindades ilustres, de sacramentos... La casa donde residió Murillo, el bautizo del hijo del pintor, la figura de Miguel Mañara, el lugar donde vivió el presidente republicano Martínez Barrio, familias ilustres y de corrales, unas partituras de Hilarión Eslava, la historia de hermandades desaparecidas... Tras un año de intenso trabajo, el archivo parroquial de San Nicolás y Santa María la Blanca reabre sus puertas perfectamente ordenado al servicio de los investigadores. Un archivo para hallar mucho más que una partida de bautismo. Además del rico tesoro documental de una de las parroquias históricas de Sevilla como es San Nicolás, en estos fondos se conserva también gran parte del archivo de Santa María la Blanca.

El impulso del párroco, Miguel Ángel Núñez, ha sido clave. La labor de catalogación ha corrido a cargo de Miguel Ángel Sánchez Jaramillo, licenciado en Historia y especializado en archivística. Los fondos documentales han sido catalogados íntegramente y reintegrados a su unidad originaria. “Los investigadores pueden ahora localizar con exactitud y consultar cualquiera de las piezas de este importante archivo eclesiástico de la ciudad, cuyo primer apunte se remonta al 8 de mayo de 1533”.

Junto a la fuente histórica de primer orden que ofrecen los libros de bautismos, matrimonios y exequias, el archivo conserva casi íntegramente los padrones parroquiales. Estos comprenden de 1648 a 1990. Los párrocos tuvieron durante siglos la facultad de elaborar el padrón, una competencia hoy en manos de los ayuntamientos. “Tanto sus libros de sacramentos como los padrones parroquiales dejan constancia de multitud de apellidos de origen flamenco, inglés, italiano, francés o portugués que nos retrotraen a la Sevilla de oro que fue puerto de América”, comenta Sánchez Jaramillo. Entre los linajes nobles que tuvieron domicilio en esta feligresía destacan los Zúñiga y Guzmán, los Céspedes, los Neve, los Mañara, los Ponce de León, la familia de Hernán Cortés, cuya mujer, Doña Juana de Zúñiga, con tres de sus hijas vivieron en el Convento Madre de Dios; los Villavicencio, del Campo, o los Ybarra.

La prueba de que Murillo vivía en la feligresía
La prueba de que Murillo vivía en la feligresía / J. C. Vázquez

Socialmente, la feligresía de San Nicolás y Santa María la Blanca ha integrado tanto a familias ilustres con sus casas palacios como a una abundante clase popular radicada en corrales de vecinos. El más conocido de ellos era el llamado de los Tromperos en la calle Vírgenes, que se halla documentado desde 1391 y subsistió hasta 1971. Como ha verificado el catedrático Teodoro Falcón en diversas publicaciones, han sido feligreses ilustres de esta collación el poeta Gutiérrez de Cetina (1520-1557); el más ilustre de los escritores españoles, Miguel de Cervantes (1547-1616), de quien se ha constatado residencia en la parroquia durante su estancia en Sevilla; el poeta Diego de Hojeda (1570-1615); el escritor Francisco Morovelli de Puebla (1575-1649); el escritor Fernando de la Torre Farfán (1609-1677); el pintor Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) –en el número 34 de la antigua calle La esquela, en la finca que hoy es el bar la Candelaria– quien bautizo a cuatro de sus hijos y enterró a uno en ella; el también pintor Cornelio Schut (1629-1685), artista de origen flamenco afincado en Sevilla a partir de 1640, que bautizó a varios de sus hijos en ella; el pintor sevillano de origen flamenco Alejandro Carlos de Licht (+1738); el arquitecto regionalista Juan Talavera y Heredia (1880-1960); el Presidente de las Cortes y luego Presidente interino de la II República, en 1936, Diego Martínez Barrio (1883-1962), que tuvo su residencia e la actual calle Lirio; y la pintora contemporánea Carmen Laffón de la Escosura, que sigue viviendo en la feligresía.

La partida de bautismo de un hijo de Murillo, apadrinado por Miguel Mañara
La partida de bautismo de un hijo de Murillo, apadrinado por Miguel Mañara / J. C. Vázquez

En relación a las hermandades y cofradías que en las dos parroquias tuvieron sede, el fondo documental deja constancia de un buen número de hermandades. Santa María la Blanca conserva el testimonio de la que fuera Hermandad del Lavatorio y Mandato de Cristo y Madre de Dios del Pópulo, cuya primera documentación se remonta a 1610, luego fusionada con la Hermandad Sacramental en 1674; la Congregación de Nuestra Señora de la Piedad, con documentación desde 1698 a 1790, formada por vascos que se negaban a prestar juramentos de sangre por considerarse puros; la Hermandad de Sacerdotes, con vida desde 1718 a 1747; la Hermandad de San Juan Nepomuceno, con documentación desde el año 1777 a 1867; la Congregación de la Esclavitud Trinitaria fundada el año 1782.

El documento más antiguo del archivo, de 1533
El documento más antiguo del archivo, de 1533 / J. C. Vázquez

La parroquia de San Nicolás presenta otro ramillete de hermandades: Hermandad de las Nieves y San Crispiniano; antigua cofradía gremial de zapateros, de la que solo quedan restos testificales de 1777 y 1779; la cofradía de la Soledad, con documentación de 1876; la Asociación de San José, con vida desde el año 1879 a 1900; o las Conferencias de San Vicente de Paúl, con testimonios de actividad desde 1895 a 1954.

El párroco Miguel Ángel Núñez, abre uno de los armarios del archivo.
El párroco Miguel Ángel Núñez, abre uno de los armarios del archivo. / J. C. Vázquez

El archivo presenta un interesante fondo musical que comprende desde el año 1872 a 1900. Se trata de composiciones hechas expresamente para cantar maitines el 5 de agosto, festividad de Santa María la Blanca, o para la liturgia vinculada al culto de San Nicolás.

De estas, sobresalen las Letanías a San Nicolás o las Coplas a tres voces para la Novena de San Nicolás compuestas por José Bermudo en 1877 y 1879, respectivamente. Del mismo autor también se conservan otras composiciones dedicadas al culto mariano. Como organista de San Nicolás de Bari, aprovechando las posibilidades que le ofrecía el magnífico órgano barroco que en ella se conserva, Bermudo puso en marcha la primera escuela gratuita de música de Sevilla. Otras piezas de gran valor que conserva su archivo son: Letrilla al Patriarca San José, obra de Manuel Noriega y Vázquez en 1881; Gozos a San Nicolás de Bari, de Evaristo García Torres; Coplas de los Dolores, de Hilarión Eslava y Manuel Campos Lavado; y un anónimo Coplas a Nuestro Padre Jesús de las Virtudes.

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