Ni San Fernando ni farolillos
Medallas de la ciudad
Alfonso Guerra entiende como “un derroche de generosidad” ser Hijo Predilecto
El arzobispo Asenjo, Hijo Adoptivo, siente que “ha cumplido su deber”
La distancia de seguridad por el virus marca la ceremonia
El Día de las Medallas de la Ciudad fue un claro ejemplo del desbarajuste que ha generado, genera y generará el maldito coronavirus. Una pandemia que hasta el momento se ha llevado por delante la Semana Santa, la Feria, el Corpus o la Velá de Santa Ana. Casi nada. Con la Cabalgata pintan bastos. El virus también obligó a aplazar la entrega de las distinciones del tradicional 30 de mayo al 23 de septiembre. Al final ni una cosa ni la otra. Ni San Fernando ni farolillos. El patrón se quedó sin su festivo y el sevillano sin su Feria retranqueada a septiembre. Hubo un homenaje a las víctimas en primavera y medallas en otoño. No toca otra que adaptarse a la incertidumbre.
Hasta el lugar del acto se tuvo que modificar por el maldito coronavirus. El auditorio del Palacio de Exposiciones y Congresos cuenta con un aforo cinco veces superior al Lope de Vega. Distancia de seguridad asegurada para distinguidos, autoridades e invitados, que estuvieron separados tres butacas. Hubo medallas para todos los gustos en un evento que arrancó con una hermosa interpretación de Viva Sevilla de Pablo Sarasate por el violinista Javier Comesaña y la Banda Sinfónica Municipal.
Empecemos por el final. “Ser considerado como predilecto por la ciudad que amo me parece un derroche de generosidad”. Esta frase pertenece a Alfonso Guerra. El vicepresidente del Gobierno de España entre 1982 y 1991 fue nombrado Hijo Predilecto “de una ciudad que hay muy pocas como Sevilla, que envía poemas telegráficos a cada momento cuando pasa uno por cualquier calle. Me cuesta asumir que el niño que jugaba en los Jardines de Murillo después del colegio sea ahora Hijo Predilecto”. Su discurso, en el que comentó que “a veces triunfé, a veces fui derrotado”, finalizó con que “sólo nos valoraremos por los afectos”. Guerra fue el único de los galardonados que pudo tomar la palabra.
Hijo Adoptivo fue nombrado el arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo. “En realidad no he hecho otra cosa que cumplir con mi deber. El mejor servicio que he prestado a Sevilla es el específico que corresponde a un pastor de la iglesia”. Hija Predilecta fue la saetera Angelita Yruela.
Hasta 25 fueron las Medallas de la Ciudad otorgadas a personas y entidades, y otras tres a título póstumo a los imagineros y artistas Luis Álvarez Duarte y Antonio Dubé de Luque, y al músico y compositor Manuel Pareja-Obregón. Entre los reconocidos por el Fomento de valores humanos y labor social a Alberto Máximo Calero, presidente del Ateneo desde 2010; al Acuartelamiento Aéreo de Tablada, que cumple 100 años; el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Sevilla por su 50 aniversario; al Colegio de Médicos de Sevilla, una institución con 125 años de historia; y a la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, que cumple 300 años de su fundación. Todos cumplieron con el guion: abrazos al aire, cero contacto.
En Cultura o Arte y en la difusión de Sevilla, la ciudad ha distinguido al Centro Asturiano, que celebra su 50 aniversario; a El Rinconcillo, que cumple 350 años; al periodista Rafael Rodríguez Guerrero, presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla; al Club Tenis Betis por su 90 aniversario; a la cantante y compositora Isabel Fayos Manzano y al grupo sevillano SFDK. Las medallas eran recogidas de un atril para mantener la distancia de seguridad.
En emprendimiento e innovación, las medallas fueron para José Moya Sanabria, economista y empresario; Francisco Mesonero Fernández de Córdoba, presidente de la Fundación Adecco; el doctor José Andrés Moreno Nogueira, referente internacional en la investigación del cáncer; la ingeniera Carmen Baena; la modelo y empresaria Raquel Revuelta; y Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’ por sus éxitos al frente del Sevilla Fútbol Club.
En el apartado de labor docente, educativa e investigadora, al doctor Jaime Rodríguez Sacristán, por haber traído a Sevilla por primera vez criterios de trabajo específicos para menores con problemas psiquiátricos; a la doctora Salud Borrego López, primera mujer en conseguir ser Académica de Número electa de la Real Academia de Medicina de Sevilla en 2015; a Rocío López Igual, científica investigadora en biotecnología; al Colegio Mayor San Juan Bosco, que cumple 75 años; al Colegio La Salle La Purísima por su 100 aniversario; al IES Luca de Tena por el 50 aniversario; y al Colegio Santa Isabel Religiosas Filipenses Hijas de María Dolorosa, que cumple 150 años.
Antes de finalizar la ceremonia con un ordenado desalojo, el alcalde Juan Espadas desgranó las virtudes de cada uno de los distinguidos “que alimentan el buen nombre de Sevilla”, y terminó con un recuerdo: “Político con mayúsculas y mejor persona, gracias Manuel del Valle, descanse en paz”.
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