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Buscan a una banda de ladrones de viviendas que actúa en el Aljarafe

Salen a la luz las estructuras más antiguas del Arzobispado de Sevilla

Las obras en las dependencias del Tribunal de Primera Instancia desentierran restos de arcos del siglo XV y espectaculares solerías del XVII

El Plan Director de conservación está ejecutado en un 80%

Suelo de cerámica y barro del siglo XVII que se ha desmontado y colocado sobre una de las paredes. / Juan Carlos Vázquez

Las obras de restauración de los antiguos tribunales del Arzobispado de Sevilla han deparado importantes sorpresas. Estas estancias, situadas en el segundo patio del Palacio Arzobispal, han estado en obras un año aproximadamente y han sacado a la luz restos de arcos, bellos suelos, artesonados y estructuras desde el siglo XV, muy anteriores a la época en la que el arquitecto italiano Vermondo Resta da forma a la actual sede la Archidiócesis de Sevilla. La crisis económica provocada por el Covid-19, derivada en una importante falta de ingresos por el cierre turístico de la Catedral de Sevilla, han provocado que estas estancias se queden en bruto a la espera de una terminación cuando las circunstancias lo permitan y haya disponibilidad presupuestaria.

Los andamios y los elementos de obras han desaparecido en las última semanas del bello segundo patio del Palacio Arzobispal de Sevilla. En el extremo norte de este lugar se encuentran las estancias en las que se ha estado trabajando en el último año. Es la antigua sede del Tribunal de Primera Instancia. “Esto formaba parte de las casas más antiguas. El edificio está construido sobre una serie de viviendas a las que se da forma de palacio en el siglo XVII”, explica Alberto Benito, Ecónomo del Arzobispado de Sevilla.

Restos del arco polilobulado que han salido a la luz. / Juan Carlos Vázquez

Durante la ejecución de las obras se han levantado los rellenos acumulados durante siglos para ejecutar las canaletas de instalaciones contempladas en el proyecto, y se ha llegado hasta las cotas coincidentes con las de la galería del fondo de este segundo patio, trazado y construido por Vermondo Resta en torno al año 1600. Se ha podido comprobar que las estancias que lo rodean mantienen sus pavimentos a la misma cota de dicho patio. Además, en los trabajos de picado de paramentos, se ha descubierto una porción de un arco polilobulado, probablemente del siglo XV o XVI, y su correspondiente jamba. En la zona de la escalera también ha aparecido un arco conopial, propio del gótico flamígero, casi completo y apoyado también en la cota original de arranque de la escalera, que estaba un metro más abajo, aproximadamente.

El escudo del obispo Luis Fernández de Córdoba en la escalera. / Juan Carlos Vázquez

Las tareas llevadas a cabo han comprobado la existencia de distintos suelos desde el siglo XV. Uno de ellos, especialmente relevante y fechable a finales del siglo XVII, ha sido rescatado y situado en una de las paredes de la estancias, explica Luis Verano, responsable de Obras y Rehabilitaciones del Arzobispado: “Esta habitación era la del presidente del Tribunal, y era la más noble. El suelo está realizado en barrio y cerámica. Se ha desmontado y reconstruido pieza a pieza, un trabajo realizado con los alumnos de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla”.

El segundo patio del Palacio Arzobispal. / Juan Carlos Vázquez

El fantástico suelo se encuentra actualmente consolidado pero a la espera de poderse llevar a cabo una restauración en profundidad para que recobre los valores perdidos. Igual ocurre con el resto de la obra. La falta de fondos ha llevado a tomar la decisión de dejarla terminada en bruto. “Estructuralmente está todo consolidado, tanto suelos como paramentos. Sin la irrupción de la pandemia esta zona se hubiera terminado a lo largo de 2022 y habría quedado fantástica, pero no vemos obligados a dejarla así por el momento. El esfuerzo que hemos hecho ha sido muy importante”, subraya Alberto Benito.

Puerta realiza en el año 1666. / Juan Carlos Vázquez

Los trabajos se han centrado en el refuerzo estructural de toda la zona, también de los forjados, algunos de los cuales se han sustituido, y en el macizado de los muros, muchos que eran de los denominados “capuchinos”. Como también ha sucedido en otras estancias de la casa se han encontrado una gran cantidad de ánforas de barro tanto en los suelos como en las cubiertas. “Eran piezas defectuosas que se utilizaban como relleno en las construcciones y que además recogían la humedad existente”, apunta Luis Verano.

Artesonado que se ha desmontado a la espera de ser restaurado. / Juan Carlos Vázquez

Además de la aparición de las estructuras antiguas sobre las que se construyó el nuevo edificio, los trabajos han servido para rescatar otros interesantes artesonados, como uno que se encontraba en la escalera que conduce a la casa del obispo, en cuya cúpula se puede observar el escudo restaurado de arzobispo Luis Fernández de Córdoba, fallecido en 1625.

Desde la administración diocesana aún no está decidido el uso que se le dará a esta zona del Palacio Arzobispal cuando pueda terminarse.

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