El Sagrario de la Catedral necesita una restauración de 1,6 millones de euros
Patrimonio histórico
El proyecto de obra, ya entregado a la Gerencia de Urbanismo, analiza la debilidad de la cimentación y confirma la necesidad de cerrar el templo un año
Sevilla/Casi 1,6 millones de euros de inversión para salvar una joya del patrimonio eclesiástico. Una obra compleja que puede hasta generar daños en elementos del edificio que se deberán ir resolviendo durante su realización. La Gerencia de Urbanismo ya maneja el proyecto básico y de ejecución de rehabilitación de la parroquia del Sagrario de la Catedral, que tendrá que ser cerrada al culto durante un año, tal como avanzó Diario de Sevilla. El estudio concluye que la cimentación “no satisface las exigencias básicas de seguridad estructural”.
Se trata de una rehabilitación parcial con motivo de los daños y patologías de carácter estructural que se han ido detectando en un edificio que forma parte del templo metropolitano.
El ámbito de intervención del proyecto se centra en las obras de recalce de la cimentación, en actuaciones de refuerzo estructural y en la rehabilitación de las bóvedas, las cubiertas y el tramo completo de la fachada Este, que es la que corresponde con el Patio de los Naranjos. El proyecto deja abierta la posibilidad de que durante la obra sean necesarios trabajos de reparación y reposición de la calidad constructiva y ornamental de elementos que resulten dañados o afectados por la propia ejecución de las obras. No sólo se necesitará el cierre de la iglesia, sino la conexión entre la nave central y la sacristía.
El gabinete técnico ha seguido la anomalías patológicas del templo durante más de tres años, unos estudios que comenzaron en abril de 2015, una vez apreciadas grietas y fisuras en muros, arcos y bóvedas. A raíz de entonces se colocaron hasta 19 fisurómetros en los lugares dañados para hacer un seguimiento de la evolución.
Cada tres meses se han redactado informes que han ido completando el plan de seguimiento. Tras la recopilación de los resultados se concluye que se han ido produciendo movimientos de tendencia alternativa de apertura y cierre de las fisuras en sentido horizontal. En cuanto a alteraciones verticales, también se han registrado casos de alternancia de movimientos en el muro sur (conexión con la Catedral) y en el muro este (cerramiento hacia el Patio de los Naranjos).
Analizado el conjunto de los registros efectuados, lo que parece estar ocurriendo son una serie de movimientos de los tramos en que los muros están divididos por las grietas.
Los técnicos también han realizado una investigación geotecno-arqueológica de las patologías que ha incluido, además, un estudio sobre los niveles freáticos y el trazado de la galería islámica de evacuación de aguas del Patio de los Naranjos, que circula paralela a la calle Alemanes hacia la Avenida, y su posible relación con las patologías del templo. La investigación precisó que la cimentación del templo está parcialmente apoyada sobre los elementos de cimentación de la antigua mezquita.
La última obra importante de intervención en las estructuras que se efectuó en este templo data de 1972 de acuerdo con un proyecto de Menéndez Pidal de 1963. Entonces se reforzó la cúpula y se actuó sobre los arcos de las bóvedas.
El proyecto que ya maneja la Gerencia de Urbanismo incluye una descripción minuciosa de todas las patologías. La primera que se refiere es la deformación, fisuras y roturas incluso en el arco de la bóveda que está sobre el altar mayor. Se destacan las grietas en el cerramiento sur del templo, en su conexión con la Catedral.
Los daños detectados en el interior de la iglesia tienen su reflejo en el exterior, especialmente en la fachada este que da hacia el Patio de los Naranjos. Se encuentra especialmente dañado el tramo de fachada correspondiente al crucero, con la presencia de numerosas grietas y fisuras e incluso con riesgo de desprendimiento de algunas piezas que se encuentran rotas.
Durante la inspección de las cubiertas se ha confirmado el deterioro general de esta zona, manifestado fundamentalmente en acumulación de suciedad, pérdida de material (mortero) en las juntas, formación de costras de diverso tipo, aparición de vegetación y roturas del pavimento que provoca desprotección.
De forma específica se han observado daños en el canalón perimetral de la cubierta, realizado en piedra, sobre el que vierten las pendientes de la azotea y por tanto recogen una gran afluencia de agua, conduciéndola hacia las gárgolas por donde evacuan. Los daños en este caso consisten en una apertura excesiva de las juntas entre las piezas de piedra, con pérdida de material y aparición de vegetación espontánea.
También se han detectado piezas movidas e incluso rotas, todo lo cual aumenta el riesgo de filtraciones de agua hacia los muros y bóvedas. La terraza sobre la tribuna exterior de la fachada norte refleja una importante falta de mantenimiento, con abundante vegetación, que incluso impide inspeccionar el estado real de la cubierta, que los técnicos intuyen que es deficiente con el consiguiente riesgo de filtraciones de agua.
Se han analizado las anomalías que presenta la cripta, relacionadas con la presencia de humedades en forma de manchas, abombamiento de la pintura y desprendimientos parciales de los revestimientos. Todos estos síntomas se aprecian tanto en el pavimento como en las paredes e, incluso, en los sepulcros existentes. Otras anomalías y desperfectos en el panteón de la cripta están provocados por el propio uso y desgaste del edificio, así como por un mantenimiento que no siempre ha sido el adecuado, según reflejan los técnicos.
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