El SAS cierra un centro de salud mental y traslada al equipo asistencial

El dispositivo comunitario se encontraba en un local en alquiler en Amor de Dios pero, desde octubre, funciona en María Auxiliadora

El centro de especialidades Esperanza Macarena ubicado en María Auxiliadora, donde se traslado el equipo.
El centro de especialidades Esperanza Macarena ubicado en María Auxiliadora, donde se traslado el equipo.
Noelia Márquez

05 de diciembre 2015 - 05:03

El centro de tratamiento comunitario de salud mental que funcionaba en un local ubicado en la calle Amor de Dios ha sido trasladado hace un mes a María Auxiliadora. El local ubicado en la céntrica calle se encontraba en régimen de alquiler, de modo que el cierre de este inmueble responde a la política emprendida por el SAS hace años para reducir el gasto por arrendamientos. Desde octubre el equipo asistencial, que está integrado por siete profesionales (un psiquiatra, una enfermera, dos monitores, una trabajadora social, un psicólogo y un terapeuta ocupacional) trabaja en la cuarta planta del centro de especialidades Esperanza Macarena, una ubicación que ha sido motivo de quejas por parte de familias y trabajadores. Temen el desmantelamiento de una asistencia encaminada a mejorar la calidad de vida y la integración social de los enfermos y sus familias. El coordinador de Salud Mental en el área Macarena, Jaime Gómez, explicó ayer "que no se trata de un cierre sino de un traslado"; y que "todo el equipo se mantendrá en un espacio más amplio en el centro de especialidades de María Auxiliadora". Según el responsable, la asistencia a los pacientes mejorará en la nueva ubicación al "reforzarse la coordinación con otros equipos de salud mental que también trabajan en María Auxiliadora".

Este centro de tratamiento comunitario que ha funcionado en los últimos siete años en Amor de Dios está centrado en realizar un abordaje personalizado del paciente en su entorno, de modo que las familias colaboran intensamente en el proceso. El doctor Leopoldo Molina, psiquiatra y miembro fundador de este dispositivo del área Macarena, explica que "uno de los peores síntomas de la enfermedad mental grave se produce cuando el enfermo no tiene conciencia de la enfermedad". Los brotes psicóticos (delirios y alucinaciones) son, a veces, más reales que la realidad, de modo que los afectados no reconocen que están enfermos. Al negar que sufren un trastorno, muchos pacientes rechazan acudir al psiquiatra o a un centro de salud. "Una de las misiones del programa asertivo que se desarrolla por este equipo es precisamente mediar, de modo que los especialistas acuden al domicilio del enfermo y trabajan en su familia para que reconozca su enfermedad", añade. El especialista incide en que la nueva ubicación en María Auxiliadora no es la idónea para este tipo de asistencia al estar en un contexto sanitario. "El principal problema de muchos enfermos es que no quieren ir al psiquiatra, de ahí el papel transitorio del programa asertivo", insiste. El doctor Molina, que se jubiló hace unos meses, incide además en que una cuarta planta requiere que los pacientes recorran todo el edificio. El miembro fundador del equipo teme, tras el traslado, "un desmantelamiento de un servicio muy valioso y necesario".

A través de un escrito dirigido a la dirección gerencia del Hospital Virgen Macarena, los trabajadores del programa de tratamiento intensivo comunitario explican que "trabajan con personas con diagnóstico de trastorno mental grave; con problemas graves de aislamiento y de gran frecuentación hospitalaria, muy necesitados de intervenciones en su entorno natural, de revinculación con los servicios sanitarios, y de ampliación de su red social y relacional, y asimismo con personas sin hogar". Ante esta realidad, los trabajadores solicitan una reubicación en la planta baja del centro de especialidades, que dispone con puerta propia, al considerarla más apropiada para la asistencia.

Este servicio comunitario atiende a unos 70 enfermos mentales que sufren trastornos graves y que requieren de un tratamiento personalizado así como un seguimiento a largo plazo para lograr su integración social y laboral.

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