SAFA. Las escuelas que adelantaron la innovación educativa
Educación
Hace 80 años el jesuita Rafael Villoslada creó una red de colegios que fue precursora de la Formación Profesional
Las escuelas de la Sagrada Familia cuentan con 26 centros en Andalucía a los que acuden casi 20.000 alumnos
Fue en 1940, en plena posguerra, cuando el jesuita Rafael Villoslada creó en Alcalá la Real (Jaén) la primera escuela de la Sagrada Familia (SAFA). La intención de aquel centro era atender las necesidades educativas y sociales de una población rural a la que había golpeado duramente la contienda bélica. Cuando han pasado 80 años, SAFA es una realidad en todas las provincias andaluzas, donde cuenta con 26 escuelas profesionales a las que acuden casi 20.000 alumnos, que reciben una formación principalmente ligada al desarrollo económico del entorno más inmediato. Una enseñanza que siempre ha sido adalid de la innovación educativa y por la que uno de sus centros, el que se encuentra en Écija, ha recibido recientemente el premio que otorga la Fundación Princesa de Girona.
Pese al tiempo transcurrido y al cambio de milenio, la finalidad con la que se fundó esta red de escuelas profesionales se mantiene intacta: "educar donde más urge", esto es, en localidades y ciudades medias con barrios necesitados de transformación social. Un servicio que se presta, además, para todas las edades, desde Educación Infantil hasta la universidad (con el Centro Universitario de Magisterio de Úbeda), pasando por la Formación Profesional, donde la Compañía de Jesús fue precursora de las distintas modalidades que actualmente presenta la oferta pública de la Junta de Andalucía.
Ahí es donde radica una de las características de esta institución, la de ir de la mano de la administración pública a la hora de atender a la sociedad civil y hacerlo, además, apostando por la innovación. Por tal motivo, cuando aún en España no existía una ley que regulase la FP, los primeros centros SAFA ya obtuvieron el reconocimiento del Ministerio de Educación para impartirla. Una enseñanza que, como ocurre ahora con la modalidad Dual, siempre ha estado vinculada a los motores económicos de las zonas en las que se encuentran estas escuelas. El fin último consiste en lograr que los alumnos que estudien en ellas aprendan una profesión que les permita desarrollarse personal y socialmente en los entornos donde viven.
Para lograr este objetivo, se desarrolla un trabajo diario en las 26 escuelas que SAFA posee en Andalucía. En ellas, se apuesta por la innovación pedagógica, de la que la Compañía de Jesús ha sido siempre un referente, de ahí que algunos de sus colegios se hayan convertido a lo largo de su historia en centros piloto para poner en marcha distintos planes educativos, como los de compensación dirigidos a alumnos de FP.
Esta apuesta por la innovación educativa va ligada a la formación de los 1.300 docentes que trabajan en la red de SAFA. Un trabajo continuo que comenzó en la década de los 40 con las primeras asambleas pedagógicas para la renovación didáctica y que tiene ahora su máximo exponente en el Centro Universitario de Magisterio, fundado en 1951 como Primera Escuela de Magisterio de la Iglesia en España.
El interés continuo por aplicar nuevas metodologías en la enseñanza lleva a esta comunidad docente a desarrollar en el aula el aprendizaje cooperativo por proyectos o basado en problemas y la utilización constante de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
En este ámbito ha de destacarse la Escuela de Verano del Profesorado, un servicio que se viene prestando desde hace 36 años y en el que los educadores, de forma voluntaria y vocacional, ayudan y acompañan a los alumnos en su crecimiento personal, uno de los aspectos a los que más atención se presta en los centros de la Compañía.
La formación docente también se ejemplifica en la participación de programas en distintos países (como el Erasmus), así como en la colaboración con las escuelas jesuitas Educsi o en la red mundial Educate Magis.
Las escuelas SAFA fueron en su día, como se ha referido, precursoras de la FP Dual, que ofrecen en sus instalaciones, como también ofertan la FP a distancia. Debido a este interés por el aprendizaje vinculado a los entornos productivos más inmediatos, el fomento emprendedor siempre está presente en el aula, al igual que la enseñanza bilingüe, de la que estos centros también fueron adelantados.
Uno de los últimos programas en ponerse en marcha ha sido Ítaca, que como en la Odisea de Ulises, supone para los estudiantes un viaje que comienza en el pupitre y acaba con el importante papel que desempeñan en la sociedad. Para alcanzar este objetivo, resulta fundamental incentivar la capacidad crítica y creativa, el respeto a las ideas de los compañeros, aprender en comunidad unos de otros y aplicar tales habilidades a la vida personal.
El origen fundacional de estas escuelas, en pleno ámbito rural, les ha llevado siempre a tener en cuenta la amplia diversidad del alumnado al que atienden en el aula. Por tal razón, el modelo educativo que se imparte tiene un enfoque personalizado e inclusivo para niños y jóvenes con necesidades específicas de apoyo educativo, por presentar trastornos por déficit de atención, por incorporación tardía al sistema de enseñanza o por altas capacidades intelectuales, que suponen el 10% de los estudiantes de las escuelas de SAFA.
Esta apuesta por la innovación educativa, por el aprendizaje en barrios desfavorecidos y por el emprendimiento explica el importante despliegue que los centros de la Compañía han experimentado estos 80 años y la gran acogida en las zonas donde se han asentado. En la década de los 40 y 50 comenzaron a fundarse desde la sierra sur de Jaén a Cádiz y Almería. A partir de los 60 le llegaría el turno a las provincias de Córdoba, Granada, Málaga, Huelva y Sevilla.
Entre estas escuelas, cada una con su peculiaridad y adaptada al entorno donde se encuentran, debe mencionarse la de la Finca de las Lomas, en Vejer de la Frontera (Cádiz), que cuenta con la mayor extensión agrícola de Europa; el colegio SAFA del Puerto de Santa María (también en Cádiz), el centro docente con más unidades concertadas de Andalucía; el Blanca Paloma, situado en la barriada sevillana de Los Pajaritos (una de las zonas más degradadas de España); y el de Écija, reconocido recientemente por uno de los premios que otorga cada año la Fundación Princesa de Girona, el cual le fue entregado por los Reyes de España.
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