Robots para detectar señales emocionales en niños con cáncer
salud
La Asociación ETC promueve un nuevo prototipo que se pilotará en la unidad de Oncohematología Pediátrica del Virgen del Rocío
El área trabaja desde 2017 con otro diseño humanoide, Curro, centrado en estimulación cognitiva
Sevilla será sede de la gala de la Asociación Española para los Efectos de los Tratamientos del Cáncer
Tiene unos grandes y expresivos ojos verdes a modo de antenas, pero carece de piernas y brazos. Es Haru. El robot humanoide del futuro en la planta de Oncohematología Pediátrica del Hospital Virgen del Rocío diseñado para ser el sucesor de Curro, el prototipo que desde 2017 lleva dando vida a profesionales y pacientes de esta planta con resultados muy positivos. Este miércoles han sido el mayor atractivo, Curro presente y Haru a través de la pantalla, durante la presentación del nuevo proyecto.
"Se trata de ir un paso más allá de lo que hemos conseguido con Curro, con el que, fundamentalmente, se ha trabajado la estimulación cognitiva y trabajos de fisioterapia. Con Haru vamos a trabajar ayudando a los profesionales en su día a día, como una puerta al acercamiento con el niño y a una mayor humanización a través de la interacción de éste con la máquina", ha explicado la presidenta de la la Asociación Española para los Efectos del Tratamiento del Cáncer (ETC), Gloria Álvarez, principal impulsora de este proyecto. Haru es un prototipo de robot diseñado por Honda Research Institute que integra las directrices de UNICEF relativas al uso de inteligencia artificial para niños.
Las habilidades de Haru se pondrán al servicio de la investigación para mejorar la comunicación de los profesionales con el niño a fin de detectar señales sociales y emocionales. "Se trata de apelar más a los emocional. Con Curro hemos sido capaces de introducir, de forma lúdica, herramientas con las que el menor ha seguido tablas de ejercicios dentro de su terapia sin darse cuenta, jugando", ha apostillado Álvarez.
Lo que hace interesante al nuevo robot es su habilidad de ser socialmente inteligente y capaz de detectar y procesar señales sociales y emocionales humanas para luego dar respuesta a estos comportamientos de una manera apropiada para el desarrollo de los niños y niñas, creando conversación, juego y aprendizaje. Además del prototipo físico, se ha diseñado un simulador o avatar virtual que se implementa en un iPad, lo cual permite que puedan seguir utilizando las aplicaciones en casa y, además, de esa forma, se puede usar por mayor número de niños y niñas.
Para demostrar que el uso de robots puede ser beneficioso para la terapia de pequeños, Haru lleva ya dos años interactuando con los menores ingresados en la planta de Oncohematología Pediátrica del Virgen del Rocío. La intención de todo el equipo que tiene detrás es iniciar su pilotaje el próximo mes de marzo, con el hospital sevillano como germen de un proyecto que luego se irá exportando.
Hasta el momento, el robot Haru tiene capacidad para contar cuentos o mantiene conversaciones sobre diferentes temas. "Cuenta chistes, hace juegos con los niños y niñas, actividades de estimulación cognitiva, les ayuda a aprender sobre diferentes materias o repasa los temas de diferentes asignaturas con divertidos juegos de Pasapalabra", han indicado durante su presentación.
Sobre los beneficios de este tipo de instrumentos, la directora de la unidad de Pediatría del hospital, Catalina Márquez, ha explicado que en la planta de Oncohematología se han testado varios prototipos para las tareas de estimulación y rehabilitación cognitiva de niños y niñas que están recibiendo tratamiento oncológico y no pueden asistir regularmente al colegio. "Como apoyo tanto para su formación como para facilitar la labor de médicos y enfermería", ha indicado.
También en la presentación, los investigadores Luis Merino, del grupo de Robótica Social de la Universidad Pablo de Olavide; y Gabriel Amores, líder del grupo Julietta de lingüística computacional de la Universidad de Sevilla. Merino ha destacado la importancia de la aplicación de la robótica en el ámbito de la salud "para mejorar la calidad de vida de los pacientes y los profesionales". Sobre la estética de Haru, el investigador de la UPO ha destacado la "multidisciplinariedad" del proyecto diseñado a través de "conceptos basados en animación". "Como lo veis, sin brazos ni piernas, está diseñado para que sus grandes ojos hagan ese rol y con ellos es capaz de interactuar físicamente con los niños", ha explicado.
Por su parte, Gabriel Amores ha detallado su participación en este proyecto y su aporte desde el punto de vista lingüístico. "Tenemos que desarrollar un trabajo con un lenguaje más figurativo adaptado a los niños, lo cual que nos ha planteado una serie de retos para diseñar una comunicación entre el niño y la máquina capaz de cumplir los objetivos que se precisan en el nivel de interacción que se requiere en cada momento de una manera muy natural", ha explicado.
Junto a ellos, el CEO de la empresa tecnológica sevillana 4i, Guillermo Pérez, ha destacado la "ilusión" de poder colaborar con un proyecto "con el impacto social que tiene el hacer interactuar a máquinas y niños, en el tratamiento de su enfermedad". "Los avances en Inteligencia Artificial son evidentes día a día con resultados espectaculares y poderla aplicar al servicio de un proyecto como éste es todo un orgullo para nosotros", ha indicado.
Unos 80 casos nuevos de cáncer al año
Cada año se diagnostican unos 80 nuevos casos de cáncer infantil en el Virgen del Rocío. En concreto, los profesionales de la Unidad de Oncohematología Pediátrica asisten más de 2.750 consultas y 750 ingresos en la planta motivados por el cáncer infantil. En concreto, atienden más de 600 sesiones de quimioterapia oncológica, 300 sesiones de tratamiento citostático hematológico, 185 biopsias o aspirados de médula y 150 terapias intratecales.
Los avances en los procedimientos diagnósticos y tratamientos del cáncer han posibilitado una mayor supervivencia. Cada vez el diagnóstico es más precoz, los tratamientos son más personalizados y eficaces. Se estima según el registro español de tumores infantiles (RETI) que el 80% de los niños oncológicos sobrevivirán a la enfermedad.
A medida que ha ido aumentando la esperanza de vida en la población infantil diagnosticada con cáncer, se han descubierto también importantes efectos secundarios a largo plazo que limitan de manera significativa su calidad de vida: efectos cognitivos, físicos, emocionales y, en consecuencia, sociales.
El deterioro neurocognitivo puede provocar déficit de atención, memoria, síntesis, capacidad espacio-visual, lenguaje, entre otras Además dicho deterioro cognitivo repercute directamente en aspectos psicológicos y sociales de la vida diaria del paciente, que pueden hacer que se aísle del resto de niños e incluso pueden provocar exclusión social. La evaluación y la rehabilitación precoz de dichos deterioros suponen un reto y es fundamental para la recuperación de las diferentes capacidades afectadas.
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