Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Empresas disruptivas
Sus vídeos se viralizan en pocas horas. Detrás de un perro robot que reparte botellines de cerveza en las terrazas de los bares y ha dado la vuelta a las redes sociales hay una historia de emprendimiento y talento con sello sevillano. Robótica made in Sevilla con la que se abre paso una empresa que nació hace siete años como una startup y que hace sólo una semana acaba de cerrar una ronda de inversión de 12 millones de euros que la ayudará a seguir proyectando su potencial en el mundo, que espera una nueva revolución de la mano de la tecnología para salir de esta crisis global del coronavirus.
Macco Robotics tiene actualmente su sede en el Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja. Su historia se inicia a finales de 2013, hace justo ahora siete años. Un equipo liderado por Víctor Martín llevaba ya un tiempo desarrollando el primer robot llamado Macco, el particular camarero que le da nombre a la empresa y que fue presentado oficialmente en 2014 en Fiturtech, el foro de innovación y tecnología que acoge la Feria Internacional del Turismo (Fitur) de Madrid, ciudad en la que fijaron su sede durante un año, en una época en la que esta startup estuvo acelerada por Porsche, una de las empresas que han invertido en este proyecto junto a Cuatrecasas, Prio, Sanitas, Entrepreneurs Roundtable Accelerator, Nvidia y Telefónica.
Macco Robotics sigue instalada en Sevilla, donde fabrica sus robots, y tiene una delegación en Madrid, donde se pueden ver exhibiciones de sus distintas soluciones, y también en Nueva York, Coimbatore (India) y, a partir del próximo enero, en Singapur, según adelanta su CEO que hoy lidera a un equipo de unas 45 personas. Gracias a la inyección de capital que acaba de conseguir montará, “desde Andalucía para el mundo”, su propia factoría para la fabricación a escala de sus robots y podrá invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías para crecer y posicionarse como referentes en el sector de la robótica.
Ésta es la segunda empresa de Víctor Martín. La primera era una ingeniera especializada en robótica industrial que quebró en 2008 por la crisis. “Dependíamos de la solvencia de grandes empresas que lamentablemente se hundieron durante ese periodo y fue en ese momento cuando descubrí que podía extrapolar mis conocimientos en robótica para otro sector, el sector hospitality no estaba tecnológicamente muy avanzado y me di cuenta que había mucho por hacer”, explica.
Antes que abandonar, estos emprendedores se adentraron en otro mercado, el de los robots humanoides, e irrumpieron en Fitur con un androide coctelero que, en ese momento, no era más que un proyecto a medio plazo, dado su elevado coste y la escasa preparación que había en el mercado de la hostelería para absorber este tipo de tecnologías. Su precio oscilaba entre los 90.000 y 150.000 euros. Y entonces testaron otros sectores, como el sanitario, que les permitía poder desarrollar aplicaciones fácilmente integrables o comercializables, según explica el CEO de una empresa con enorme potencial.
En ese cometido de desarrollar otras líneas de negocio para rentabilizar la empresa surgen otros proyectos de integración de robots. Por ejemplo, de ahí nacen máquinas inteligentes como MEDi, el primer humanoide especializado en el ámbito sanitario, un robot creado por Macco que demostró en el Hospital Infantil Alberta de Canadá que podía entretener a los niños y reducir su ansiedad y dolor. Y otros humanoides con software muy avanzado creados por la empresa sevillana para interactuar con las personas en servicios educativos y de ocio. Así, han colaborado con empresas en China, Israel o Rusia para dar vida a robots con diversas funciones. El sistema es el siguiente: los socios ponen el hardware y Macco Robotics el software y obtiene el derecho a distribuir los androides.
“Hemos estado trabajando otros sectores, como el de los eventos, pero sólo de paso, para poder ir facturando, mantener la empresa y poder reinvertir en el desarrollo de tecnologías para nuestro objetivo principal”, comenta Víctor Martín.
¿Dónde está hoy su mercado? “Nuestros clientes son fabricantes de cerveza, franquicias de restauración, restaurantes, bares, gestores de eventos, hoteles, el sector hospitality en general”, explica. La empresa está enfocada hacia la exportación, siendo Estados Unidos su mercado principal y, aunque a partir de 2021, espera penetrar en Reino Unido y otros países europeos como Francia, Alemania y Holanda.
Macco Robotics aporta soluciones al mundo de la gastronomía y la hostelería básicamente y tiene una visión muy clara que va más allá del mero servicio al cliente: se trata de transformar la forma en la que nos alimentamos. “En el mundo occidental, o mal llamado primer mundo, obtenemos diariamente seis veces más nutrientes de los que realmente necesitamos; además, el sector restauración genera el 40% de los desperdicios que se desechan. Por tanto, tenemos que cambiar esto, ya que tiene un impacto directo primero en nuestra salud, y segundo en el planeta, ya que se produce una cantidad de alimentos que no necesitamos, y que a su vez, acaban en la basura”, explica Víctor Martín.
Su propuesta pasa por conocer el estado nutricional de las personas mejor que uno mismo, algo que sólo se puede hacer con tecnología. Para ello, Macco Robotics está desarrollando actualmente unos dispositivos que permiten conocer en tiempo real el estado nutricional de las personas: esa información sube a una app personal y los robots tienen la posibilidad de recomendar al usuario el plato que realmente necesita y, a su vez, prepararlo.
Suena a ciencia ficción pero es real y simplemente son dark kitchen totalmente robotizadas. Se trata de un nuevo concepto revolucionario por el cual los negocios de hostelería proveerán a las plataformas delivery a través de “restaurantes fantasmas” para acabar así con la saturación que sufren los establecimientos con el auge de los pedidos a domicilio.
Según explican en la empresa, como esto es un proyecto a largo plazo, desde 2014 hasta ahora, han detectado otros problemas dentro del sector menos complicados de resolver desde el punto de vista tecnológico, tanto en la cocina, como en la barra o en la sala de los negocios de hostelería. Y es ahí donde han desarrollado diferentes soluciones robóticas que ya están en el mercado. En concreto, hay cuatro: Kime, Cart y dos modelos de Dibo. Todos están a la venta.
Kime es un robot humanoide colocado dentro de un quiosco, que permite preparar y servir cualquier tipo de bebidas: cervezas, cócteles, vinos, refrescos, café, zumos....
Cart es un carrito que se puede desplazar fácilmente y de pequeñas dimensiones. La diferencia con Kime es que sólo trabaja con un solo producto, cualquier tipo de líquido y helados.
Y Dibo es una plataforma móvil que puede navegar de forma autónoma y esquivar objetos. Sobre ella Macco Robotics ha creado dos productos: Dibo delivery, que permite llevar los pedidos en sala, dentro del restaurante, desde la cocina o barra hasta las mesas de forma autónoma; y Dibo disinfection, un sistema que permite desinfectar de Covid-19 de forma autónoma dentro del local.
No es la única solución tecnológica que esta empresa sevillana ha aportado en la pandemia. Otra se llama Bibot V.4 y es un robot humanoide creado para comunicarse con las personas. Se mueve de forma autónoma y es capaz de conectarse con servicios de terceros y sistemas externos: desde bases de datos hasta aplicaciones. Y también se ha equipado para realizar un primer reconocimiento de los síntomas iniciales del Covid-19 y medir la temperatura corporal, según explican en la empresa. De hecho, otra de sus soluciones se denomina Therme Reader Station, un dispositivo non-contact para reconocer los síntomas iniciales y medir la temperatura corporal en sólo dos segundos sin interacción de persona a persona y enviar notificaciones en tiempo real.
¿Cómo está afectando la pandemia a esta empresa? En Macco Robotics distinguen entre dos impactos: el económico y el que ejerce sobre la percepción de la robótica, que ha cambiado de forma drástica en seis meses.
La empresa ha multiplicado por mil la generación de leads (contactos a través de internet) durante la pandemia. Algo que valoran como un signo significativo de que el sector necesita apostar por nuevas soluciones tecnológicas. No obstante, la incertidumbre actual hace que en España cueste convertir este interés en ventas. Las dudas por las nuevas restricciones horarias y de aforos paralizan las inversiones en mayor medida que en otros países igualmente afectados por la pandemia, según indica este empresario. Sin embargo, está satisfecho de que la robótica por fin ocupe el lugar que realmente se merece. “Ahora lo vemos como un aliado y no como el enemigo que destruye empleos, sino como una tecnología que ha llegado para quedarse y que realmente soluciona problemas aportando valor a la sociedad”, asegura Martín, que lamenta el enorme daño que ha hecho el cine en esta percepción.
"Hemos multiplicado por mil los contactos, signo de que el sector necesita soluciones”
En Macco Robotics confían en que en el cambio de época que se está experimentando las profesiones se reinventen, dejando las tareas repetitivas y que no aportan valor para las máquinas y que ello permita a las personas centrarse en otras tareas. “Las nuevas profesiones ya están aquí”, apunta Martín. Actualmente la empresa ofrece cursos donde los camareros, cocineros, chefs... aprenden a trabajar junto a los robots, a manejarlos, programarlos e incluso realizar las tareas de mantenimiento.
La empresa sevillana cuenta, entre sus socios, además de empresas tecnológicas como Promobot, Boston Dynamics e IBM, con la Escuela de Hostelería de Sevilla y la de Leioa en el País Vasco con las que mantienene intercambios de conocimientos.
El perro robot que se ha podido ver estos días en un bar de Sevilla no es una solución todavía real, según explica Víctor Martín, CEO de Macco Robotics. “Esta solución la estamos testando en Macco y la pretensión es testar la reacción de las personas, tanto los profesionales del sector como la de los usuarios”, explica. Y la respuesta ha sido de lo más variada. El temor a que la tecnología reste oportunidades laborales se acrecienta en tiempos de crisis, pero ésa no es la finalidad de esta “robolución”, término que gusta aplicar a Martín. En el inicio de la desescalada ya hubo otra demostración en este bar de la Cuesta del Rosario donde un robot camarero tiró cervezas. Y pronto habrá otra en el Aljarafe. El futuro es apasionante, asegura este empresario sevillano, que insiste en que la tecnología es la herramienta que trabaja por y para las personas, es el medio, no el fin. De momento, ha servido para captar la atención y abrir el debate.
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