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Sevilla, preparada para la Carrera Nocturna

Relatos de Epifanía

Calle Rioja

Un misterio con marionetas del teatro de Praga. un epistolario de cartas a los Reyes con portada de un tabernero y maquetación de un carbonero.

Amanda Álvarez, junto al misterio que ha diseñado con figuras del teatro de Praga.

04 de enero 2011 - 05:03

FERIA, Relator, Parras. El itinerario de los armaos de la Macarena da pie a estos relatos de Epifanía. Una combinación de expresiones artísticas se pone al servicio del sueño más hermoso. Cómplices al azar para recibir a los Reyes que mañana llegan de Oriente.

Paz en la Tierra. La leyenda del escaparate de Marcelo Culasso, artista argentino de la marquetería, se colocó en los primeros días de diciembre, en plena guerra en el cielo tras el plante de los controladores. Los Reyes Magos perdieron el enlace con la alfombra mágica, pero allí estaba Amanda Álvarez para echarles una mano.

Amanda es la compañera profesional y sentimental de Marcelo, nombre de ídolo balompédico y del último cardenal andaluz que gobernó en la diócesis de Sevilla. Es ella la que cada mes cambia el escaparate de la tienda. El año pasado hizo un misterio con figuras de plastilina. Esta vez ha ido más lejos. "Elisa, la farmacéutica, me trajo unas marionetas del teatro de Praga". Una complicidad entre los marcos y la farmacia Burgos Nevado. Los Reyes Magos se han simplificado en un solo monarca. "No viene en camello. Viaja en un caballo que le regalé a Marcelo hace quince años".

Por exigencias del guión, algunas figuras del mítico teatro checo han cambiado de rol: el rey sí hace de rey (mago), pero la reina de Praga ha sido transformada en ángel con la ayuda de unas alas. "La bruja es la vieja que cuida de las gallinas. El teatro traía un demonio, pero no lo he puesto. La gente se ríe porque el San José parece Robin Hood". El parecido es bíblicamente impecable: el hijo del primero era partidario de honrar a los pobres a costa de los pudientes.

En la calle Relator hay un garaje que ha pintado Gaspar, ilustre dibujante del barrio. En la esquina con Parras se ha producido una síntesis artística. El resultado se llama Cartas a los Reyes Magos desde una taberna (La Oveja Negra). En ese tramo donde manda la centuria, este facsímil se ha leído más que El sueño del celta. La portada es del tabernero Gonzalo Molina, anfitrión además de las cartas a los Reyes que dejan los clientes de su taberna. De la maquetación y distribución se ha encargado Luis Aguilar Astola, el carbonero de la calle Parras. Las cartas se completan con un colofón de Rafael Arjona, letrista de Enrique Morente ("Y África era, / que África fue,/ la que al flamenco/ le habló de usted"). Un tabernero, un carbonero y este modesto cronista cuya pieza de hace un año glosando este insólito epistolario figura como prólogo del libro. Aguilar Astola le ha pedido "carbón, mucho carbón" a los Reyes de Oriente. De Oliva de la Frontera, en Badajoz, ha recibido casi 5.000 kilos de carbón en sacos azules que parecen sacas de correos. Para las barbacoas "y para clientes de las castañas. Lo suyo es usar carbón mineral, pero es muy difícil de encontrar". Este carbonero es uno de los personajes que retrató Atín Aya y que está en su exposición Paisanos.

En la taberna de Gonzalo ya no se puede fumar, pero han renovado las cartas a los Reyes. Uno de ellos les pide Fortuna, pero se refiere al yate de la Familia Real. "Me viene bien del 1 de julio al 31 de agosto".

Estas Cartas a los Reyes Magos desde una taberna se inscriben en un género literario del que forman parte La taberna fantástica de Alfonso Sastre que llevó al teatro Rafael Álvarez El Brujo, la Historia de una taberna de Antonio Díaz-Cañabate, el libro sobre la taberna del Traga de José Antonio Garmendia o el protagonismo que la taberna de Pica-Lagartos tiene en Luces de bohemia, la hiperbólica obra de Valle-Inclán.

Pasarán los Reyes y no tardarán en hacerlo los armaos de la Macarena. Dos cortejos coetáneos en su contexto histórico. Roma no paga traidores y Baltasar no cobra derechos. Paz en la tierra. La contraseña de Amanda y Marcelo es el justo colofón de una imagen de un mediodía de Viernes Santo: calle Parras atiborrada de gente, el palio navegando entre cuerpos y un periodista que fue corresponsal de muchas guerras, Ramón Lobo, preso de la emoción.

Relator-Parras es un territorio telúrico, cuna de Juanita Reina, donde el carbón es puro incienso y Robín de los Bosques le presta la madera al bueno de San José en ese viaje de una argentina consorte al teatro de Praga. Los Reyes Magos lo verán. Pasan por Feria.

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